El Concello de Lugo ya analiza, a través de su potabilizadora, la presencia de virus y de sustancias químicas contaminantes en el agua que bebe la ciudad. En concreto, la empresa Gestagua, que es quien gestiona la planta y el suministro hasta los depósitos, busca colífagos somáticos, que son virus que se alimentan de la bacteria E.coli y que resultan inocuos para el ser humano pero son indicadores de contaminación fecal. Asimismo, analiza la presencia de PFAs (sustancias perfluoroalquildas) y de bisfenol A (BPA), presentes en muchos objetos cotidianos, desde productos textiles hasta botellas y recipientes de almacenamiento, y que se pueden acumular en el organismo.
El análisis de estos parámetros se deriva de la entrada en vigor de nueva normativa sobre los criterios de calidad que debe tener el agua de consumo humano. Desde el año pasado se buscan colífagos somáticos, acrilamida, cloruro de vinilo y epiclorhidrina, contaminantes que no han sido detectados. Y desde enero de este año se rastrea bisfenol A, clorito, clorato, ácidos haloaceticos, PFAs y Uranio, que todavía están en estudio, explica el responsable de la potabilizadora Jacobo Iglesias.

La planta de Meilán dispone de dos laboratorios (microbiológico y físico-químico) donde se hacen unas 9.000 determinaciones al año. Las instalaciones producen 25.000 metros cúbicos de agua potable al día y se almacena el doble, por lo que la ciudad podría aguantar dos días sin producir. La Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamientos recomienda una capacidad de 1,5 veces la demanda diaria.
Actualmente se están usando los dos depósitos de Penarrubia (25.000 metros cúbicos cada uno), y el de O Ceao (10.000), además del de la planta (9.600). Está disponible también el de A Piringalla (15.000), pero no se emplea porque no es necesario y el tiempo de resistencia del agua en buenas condiciones es limitado, ya que el cloro, obligatorio en grifo por ley, recalca Iglesias, se evapora.
La planta comenzó a funcionar en 2010, tiene cuatro grupos de bombeo (uno siempre de repuesto), puede tratar desde 850 a 2.340 metros cúbicos por hora y su funcionamiento se ajusta a los periodos tarifarios más baratos. Actualmente está operativa 14 horas al día, con 16 trabajadores en turnos y siempre dos de guardia.
Pionera
La planta fue pionera en su día por su avanzado sistema de tratamiento y sigue siendo de las mejores de Galicia, asegura el delegado de Gestagua en la comunidad, José Rey. Fue diseñada con filosofía de vertido cero, de forma que el agua auxiliar que se emplea para los procesos vuelve a la cabecera para ser tratada de nuevo.
El proceso comienza con la captación del agua, que ya pasa por un primer tamiz. A continuación se mide y se remineraliza, porque es muy ácida y tiene pocas sales. Después se preoxida, para eliminar materia orgánica y aluminio y hierro. Se hace con ozono, que es uno de los aspectos que distingue a esta planta. En la vieja se usaba cloro, pero cuando este reacciona con residuos orgánicos genera trihalometanos, que son cancerígenos. El cloro se emplea ahora en la fase final, a la salida de planta, como obliga la ley para mayor garantía. El ozono se fabrica en la propia planta, a partir de oxígeno medicinal que se almacena y se gasifica.
A continuación se realiza el proceso de decantación de elementos sólidos y coloides, que se agregan con reactivos, y por último el agua pasa por filtros de arena.
El tratamiento convencional terminaría aquí, pero en la planta de Lugo se lleva a cabo un proceso más que mejora las cualidades organolépticas del agua. Esta se pasa por filtros de carbón activo, sobre los que llegó a haber polémica por la falta de renovación.
La planta funciona todavía con el contrato de puesta en marcha firmado en 2010, lo que condiciona algunas inversiones grandes, como cambiar el carbón de estos filtros. El carbón puede sustituirse o bien regenerarse en altos hornos, una medida también cara por el coste del transporte y del proceso en sí y para el que ya no hay muchas instalaciones en España. Sin embargo, el responsable de la planta recalca que todavía no se ha detectado que el carbón haya perdido capacidad de absorción. En la degradación de este influyen l a s c ondiciones en las que llega el agua y estas son "excelentes" por todo el tratamiento previo, asegura Iglesias, que, no obstante, admite que hay que ir pensando en afrontar ese gasto en el futuro.
Lo mismo sucede con los filtros de arena. El metro de espesor que tenía el lecho de arena por el que pasa el agua cuando se abrió la planta no se ha reducido porque se hace un buen uso y mantenimiento, asegura Iglesias. La arena se lava periódicamente con aire y agua para eliminar los sólidos que quedan atrapados en ella. Se hace en función de las condiciones que trae el río y como mínimo una vez al día.
El único residuo que genera la planta son los fangos resultantes de todo el proceso de tratamiento, que se deshidratan, son retirados por la empresa Agroamb y se usan para tecnosuelos, que son aquellos que se hacen para restaurar superficies degradadas. Como los de una mina, por ejemplo. No tienen uso agrícola porque no son ricos en nutrientes.
Un río bueno
Lugo se encuentra en la parte alta de la cuenca del Miño y aunque antes de llegar a la ciudad el río pasa por una zona de mucha actividad ganadera y suele aludirse a la carga contaminante de esta, la realidad es que el agua que se capta en Meilán es "muy buena", asegura el responsable de la planta. "La principal contaminación que tiene es orgánica, de hojas, tierra… No se detecta contaminación antropogénica, que es la derivada de la actividad humana", explica Iglesias. Es, además, un río con mucha capacidad de recuperación y que avisa, señala. "Cuando empieza a llover sabemos que tenemos 24 horas para ajustar la planta".
La planta tiene certificaciones de calidad, de medio ambiente, de seguridad, de políticas antisoborno y este año aspira a obtener la de eficiencia energética. Su coste de funcionamiento actual supera algo los 1,2 millones de euros al año, sin contar la energía eléctrica, que paga directamente el Concello.
Se depura 2,6 veces más agua que se potabiliza y tarda 24 horas
La base del proceso son microorganismos que se ‘comen’ la basura y al ser Lugo una ciudad conpoca industria a veces hay falta de carga orgánica
Lugo estrenó potabilizadora y depuradora el mismo año, en 2010. La segunda está en San Xoán de Pena y por ella pasan 2,6 veces más del agua potable que entre en la red porque a esta llega también la de lluvia a través del alcantillado. Depura unos 24 millones de metros cúbicos al año, entre 30.000 y 140.000 al día, en función de la lluvia.
La gestión de la planta está contratada también a Gestagua, que ya se ocupaba de la anterior. Tiene 22 trabajadores (siempre dos de guardia) y es, como la potabilizadora, una planta muy instrumentalizada. La instalación dispone de tres centros de control de motores, de una galería subterránea de 900 metros de largo que comunica la sala de control, los laboratorios y las oficinas con la zona de recepción del agua y de inicio de tratamiento. Además, aloja tuberías y maquinaria, lo que permite acceder a ellas muy fácilmente.
Se trata de una planta con unos estándares de calidad de construcción muy altos, señala el responable de Gestagua en Galicia, y tecnológicamente avanzada, pero donde es igual de determinante la experimentación y la dedicación de la plantilla, asegura su responsable, Araceli Iglesias. Mantenimiento, calibración, verificación de procesos y analíticas son algunas de los trabajos que lleva a cabo el personal, que desde hace un tiempo ya no maneja papel sino que lo hace todo con tabletas y un programa propio de Gestagua.

Bichos que ‘comen’
El aspecto que más suele llamar la atención del funcionamiento de la depuradora a escolares y personas que visitan la planta —algo que Gestagua y el Concello potencian para que los ciudadanos conozcan la importancia de hacer un buen uso del agua— es que la base de la depuración es biológica. Se utiliza el sistema UCT, desarrollado por la Universidad de Ciudad del Cabo. Consiste, en esencia, en crear las condiciones adecuadas para que los microorganismos que trae el agua se desarrollen y se ‘coman’ la materia orgánica y reduzcan el nitrógeno y el fósforo del agua. Las exigencias de calidad para devolver el agua al cauce son altas porque esta zona del río tiene la consideración de sensible.
Mantener vivo el reactor biológico exige atención y el hecho de que Lugo no tenga mucha industria y no se generen tantas aguas sucias como en otras ciudades es una ventaja y a la vez una dificultad porque se necesita un mínimo de carga orgánica para que el sistema funcione. "Temos máis problema por falta de carga que por exceso, por iso dos seis decantadores primarios só temos en funcionamento catro", explica la responsable de la planta.
Antes de llegar al reactor biológico, el agua pasa por varios procesos para retirar elementos sólidos que llegan con ella, desde comida a las problemáticas toallitas, grasas y arena. Tras la fase biológica, el agua pasa por otra decantación para volver después al reactor. De ahí, los fangos siguen su línea y el agua clarificada vuelve al río, aunque no es raro ver a patos nadando ya sobre ella en los últimos tanques en los que permanece.
El proceso completo de depuración requiere en torno a 24 horas. Es en las zonas de pretratamiento donde salta a la vista la contaminación con la que llega el agua, con grasa en superficie y tamices que retienen toneladas de toallitas y otros residuos, como colillas. "O peor que fai a xente é o uso do inodoro como unha papeleira", afirma tajante Iglesias
Algunos datos: 240 toneladas de toallitas al año
En la depuradora se retiran al al año unas 240 toneladas de basura asimilable a residuos sólidos urbanos, de las cuales la mayor parte son toallitas.
Arena y grasas
Se separan 360 toneladas de arenas y 48 de grasas.
Fangos para el campo
Se generan unas 6.000 toneladas de fango (240 camiones bañera) que retira un gestor autorizado y que van a suelos agrícolas con un estricto control de la Xunta. Se sabe a dónde va el fango que lleva cada camión y el depósito del mismo en el suelo depende de las características de este y de los valores del propio fango.
Contaminación diaria
Los microorganismos del reactor biológico se ‘comen’ unos 10.000 kilos al día de contaminación.
200.000 habitantes
Es a los que podría dar servicio la depuradora de residuales, 120.000 reales y 80.000 equivalentes a la industria. Depuradora y potabilizadora fueron obras del exalcalde José López Orozco que recibieron presupuesto de la UE.