Los lucenses se resisten a dejar la mascarilla pese a que desde este miércoles ya no es obligatoria en muchos espacios interiores.
En los supermercados y los establecimientos de hostelería no solo los empleados llevan puestos el cubrebocas, también los clientes. Muchos locales aun no han retirado los carteles que advierten de la obligatoriedad de usar mascarilla.
La mayoría de las empresas tampoco han decidido si sus trabajadores tendrán que llevarla puesta. La incertidumbre prima ante esta nueva realidad.
Precisamente este miércoles, el BOE publicaba el decreto aprobado el martes en el Consejo de Ministros, que regula los lugares y las personas que todavía tendrán que llevar puesta la mascarilla.