La hostelería estrenó este sábado nuevos horarios de desescalada, y con ellos los lucenses recuperaron parte de sus viejas costumbres. El fin del estado de alarma, del toque de queda y la temperatura cálida de mayo confluyeron para que se animasen a disfrutar de bares, hasta las 23 horas, y de restaurantes, hasta la una.
La apertura horaria estuvo acompañada en la capital lucense de un amplio dispositivo policial centrado en disuadir botellones, lo que no impidió que tuviesen que asistir a un joven en el parque de Rosalía por exceso de alcohol. En este sentido, la Confederación Gallega de Empresarios de Hostelería y Turismo reiteró el viernes la seguridad de los encuentros en la hostelería frente a las reuniones sociales en otros lugares.
Las terrazas se llenaron de personas que celebraron reencuentros en un ambiente más relajado y sin mirar tanto la hora
En la capital lucense, Antonio Rodríguez, del restaurante La Oca, notaba que los comensales habían retrasado ya una hora la reserva con respecto a los últimos meses. Lo que no sabía era cómo se iban a comportar, si alargarían la estancia en el restaurante al no estar abiertos todavía los establecimientos de ocio nocturno. Por su parte, Armando Méndez, de Os Cachivaches, indicó que el horario era la principal diferencia, pues durante los pasados meses el aforo del restaurante —ahora del 50% de su capacidad— siempre se había llenado. Ambos viven con optimismo este tiempo que dará respiro al sector.
También en Monforte, Roberto Eireos, propietario del bar Awa, hacía una valoración muy positiva, y reconocía que la gente se mostraba más animada. "A ver se imos recuperando a normalidade logo de momentos moi duros, sobre todo na nosa zona, onde hai unha maioría que se adica ao sector servizos", indicó el hostelero. Roberto Iglesias, dueño en Chantada del restaurante Os Pendellos, prefiere esperar unos días para hacer una valoración, y también puso la cautela en la balanza, consciente de que "segue habendo risco e non podemos entrar de novo en alerta vermella".
En A Mariña registraron una actividad que llevaban meses sin disfrutar, pero muy alejada todavía de una jornada similar en 2019. A nivel de restauración, comenzó a notarse cierto movimiento con cenas con encargo previo, sobre todo en las localidades de Ribadeo —que celebra estos días la Quincena del Mar y espera atraer a vecinos asturianos en los próximos días—, Foz y Viveiro. Los restaurantes que decidieron abrir tuvieron algo de clientela, pero con cierta timidez. Lo que sí se notó fue un incremento de gente paseando hasta más tarde.
El paseo del Malecón o el bulevar de Calvo Sotelo tuvieron en Sarria más ambiente y las cafeterías Santiago o Central constataban un mayor número de clientes, entre los que también se percibía el optimismo. Restaurantes como el Mesón Pontenova de Samos percibieron el retraso en el horario de las cenas y creen que la ampliación repercutirá en que puedan acudir vecinos de otras localidades.