Un lucense paga 65.000 euros a tres personas que le extorsionaron con imágenes sexuales

La Guardia Civil detuvo en la operación Parrulo a una amiga de esta víctima de sextorsión que le hizo creer que le ayudaba
Un agente de la Guardia Civil analizando el contenido pornográfico incautado. EP
photo_camera Un agente de la Guardia Civil en una imagen de archivo. EP

Un lucense denunció que, tras intercambiar imágenes suyas de contenido sexual a través de las redes sociales, fue víctima de una doble extorsión por la que desembolsó más de 65.000 euros para que no se hiciesen públicas esas instantáneas íntimas, incluso le amenazaron con remitirlas por correo electrónico a su lugar de trabajo.

La Guardia Civil abrió entonces una investigación, que ha denominado operación Parrulo, en la que detuvo primero a un joven de Monforte de Lemos, de 24 años de edad, que presuntamente le estafó a la víctima 6.000 euros.

Tirando del hilo, los agentes del equipo @ de la Benemérita que investiga delitos telemáticos, descubrieron que esta no era la única extorsión de la que era víctima este lucense. Otras dos personas, entre ellas una amiga suya de 59 años, y un conocido de esta, que le hicieron creer que le estaban ayudando con los extorsionadores, le estafaron casi 60.000 euros con la misma amenaza de difundir sus fotografías y vídeos de índole sexual.

Esta víctima de sextorsión presa del miedo realiza varios envíos de dinero al extranjero a través de distintos locutorios de la capital lucense. Los ingresos eran recibidos por esa allegada suya, residente en Lugo y natural de la Republica Dominicana.

La amiga era detenida el pasado martes en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, tras regresar de la República Dominicana. Un amigo de esta figura en calidad de investigado en esta operación.

La Guardia Civil hace un llamamiento a los ciudadanos para que sean cautos con el contenido que comparten en redes sociales por si se aprovechan de ello delincuentes para hacerse con importantes sumas de dinero, aprovechándose además de que muchas veces las víctimas no denuncian por vergüenza o por miedo a represalias.