"O premio fai que vaiamos traballar máis"

El científico lucense David Fernández trabaja con MacMillan en su laboratorio de Princeton, donde aterrizó hace dos años como investigador posdoctoral

David Fernández y MacMillan. EP
photo_camera David Fernández y MacMillan. EP

De la Ronda de Fontiñas al laboratorio del recién ganador del premio Nobel de Química, David MacMillan, en la prestigiosa Universidad de Princeton. La fulgurante carrera del científico David Fernández (Lugo, 1991) solo está comenzando, pero sus inicios no pueden ser más prometedores. 

En 2019 conseguía su título de doctor en Química por la Universidade de Santiago de Compostela y, meses después, aterrizaba en Princeton (Nueva Jersey, Estados Unidos) por segunda vez para una estancia de dos años en el equipo del británico David MacMillan, al que define como "alguén fantástico, moi próximo". "Se non o fose non repitiría", reconoce entre risas el joven lucense al recordar su primer contacto con el reconocido químico, allá por 2017, cuando permaneció varios meses en su centro de investigación.

David Fernández, que no regresa a su ciudad desde su marcha a Estados Unidos y al que ya le pesa "a morriña", admite que el galardón de la Academia de Ciencias sueca pilló por sorpresa a los miembros del equipo. 

"Eu estaba convencido de que desta vez o Nobel iría para a vacina de Pfizer, pero sabiamos que algún ano tiña que tocar", dice David Fernández

"Eu estaba convencido de que este ano o premio sería para a vacina do RNA [la de Pfizer], pero quedamos moi sorprendidos, aínda que sabiamos que algún ano tiña que tocar", asegura David, a quien la gran noticia se la comunicaron sus compañeros del laboratorio de Santiago de Compostela cuando en la costa este aún no había salido el sol. 

Y preguntado sobre si va a haber cambios en el modo de trabajar en el laboratorio de MacMillan, ni lo duda: "Si, probablemente teñamos que traballar máis", dice el joven, al tiempo que añade que en su día a día "trabállase moito, ben, pero moito".

Más que satisfecho con su experiencia mano a mano con los mejores, la que se ganó a pulso, David recuerda que la química llamó a su puerta cuando era aún muy pequeño: "Gustábame a cociña e o máis parecido na ciencia á cociña é a química". Por eso hizo caso a su instinto y comenzó a construir una carrera que lo llevó a corroborar que había acertado en su decisión. 

De hecho, su tesis doctoral, bajo el título Transition Metal Catalyzed Annulations Based on The Activation of C–H Bonds, está centrada en el desarrollo de nuevas reacciones basadas en estrategias de activación de enlaces C-H catalizadas por complejos organometálicos de metales de transición, tal y como refleja el Centro Singular de Investigación en Química Biolóxico e Materiais Moleculares (CiQus), de la USC. Ese trabajo se enmarca en la investigación que hizo a MacMillan y al alemán Benjamin List merecedores de un Nobel tan sorprendente como agradecido.

El Nobel de Química premia a autores de una técnica para crear moléculas
El Nobel de Química premió este miércoles la invención de una nueva herramienta para construir moléculas, la organocatálisis, con gran impacto en la industria farmacéutica y que ha contribuido a hacer una química más ecológica. El alemán Benjamin List y el británico David MacMillan desarrollaron por separado hace dos décadas un nuevo tipo de catálisis, la organocatálisis asimétrica, basada en pequeñas moléculas orgánicas. 

"Este concepto de catálisis es tan simple como ingenioso; de hecho, muchos se preguntan por qué no se nos ocurrió antes", dijo el presidente del Comité del Nobel de Química, Johan Åqvist, para quien los premiados han llevado la construcción molecular "a otro nivel".

Gracias a esta herramienta es posible construir grandes volúmenes de moléculas asimétricas de forma más simple: las farmacéuticas pueden producir de forma artificial sustancias curativas y optimizar la producción de medicamentos ya existentes.