Los vendedores ambulantes no ceden pese a la presión policial

Los agentes controlaron los mercadillos de Frigsa y Quiroga Ballesteros y levantaron seis actas que conllevan 600 euros de multa
Vendedores ambulantes, en la praza de abastos
photo_camera Vendedores ambulantes, en la praza de abastos

La presión policial contra la venta ambulante en la capital lucense no cesa y el empeño de los vendedores en continuar con su actividad, tampoco. El pulso que mantienen agentes e ilegales sumó este sábado un nuevo capítulo, ya que la Policía intervino una vez más en los mercadillos de Frigsa y Quiroga Ballesteros.

En el Parque de A Milagrosa, la presión fue intensa y los agentes establecieron varios filtros de seguridad vial en las calles anexas al recinto para inspeccionar la documentación de los vehículos y de los conductores. El resultado due la localización de varios conductores que no le habían pasado la ITV a su turismo.

La grúa también trasladó un vehículo al depósito municipal, donde quedó inmovilizado por carecer de seguro obligatorio. El coche no podrá ser retirado por su propietario hasta que presente una póliza en vigor. A estas denuncias se sumaron otras muchas por estacionar en las paradas de transporte público, en las zonas de carga y descarga, y sobre los pasos de peatones.


Los agentes sancionaron días antes  a un hombre que vendía comida rápida en las inmediaciones de una discoteca en O Ceao


Los agentes también ordenaron a los vendedores ilegales que levantaran sus puestos. Estas personas sacaron sus pertenencias del recinto y las amontonaron en las calles próximas, a la espera de que se marchara la Policía. Uno de los afectados, de origen rumano, se quejó públicamente de la actuación policial. "Nos amenazan con quitarnos todo y llamar a Urbaser para que se lo lleven. No hay derecho a que nos traten así". Este joven, que es el propietario del coche que retiró la grúa, asegura que se encuentra en una situación desesperada. "Que ya hagan de mí lo que quieran. ¿De qué voy a vivir?", repetía. Según un testigo, la mercancía de ese vendedor sin licencia se incautó.

Casi al mismo tiempo, otro dispositivo policial controlaba las inmediaciones del mercado de Quiroga Ballesteros y de la Plaza, donde también se congregan todas las semanas los vendedores ilegales. Los agentes les ordenaron retirar los puestos y levantaron seis actas de infracción a la Ley de Seguridad Ciudadana, que conllevan una multa de 600 euros.

Muchos viandantes que observaron la estampa aplaudieron la actuación policial, ya que consideran que este mercadillo callejero ofrece una imagen lamentable de la ciudad. "Da vergüenza que se haya gastado tanto dinero en renovar la Plaza y que ahora se rodee de estos puestos. Incluso se utilizan las instalaciones para colgar la ropa, como si fuera un comercio. Es tan llamativo", comentaban, "que pasó una excursión de gente de fuera y se pararon todos a sacar fotografías. Es muy triste que se lleven esta imagen de Lugo".

La presión policial contra la venta ambulante ilegal no se limita solo a los mercadillos. De hecho, los agentes sancionaron días antes a una mujer por vender complementos en la Praza Maior y a un hombre que vendía comida rápida en las inmediaciones de una discoteca en O Ceao.