Los porteros piden más "medios" y "autoridad" para atajar peleas en Lugo

Dicen que los conflictos en la calle aumentan y piden que se les permita reducir a los agresores si el altercado ocurre en el local. Un total de 69 lucenses están habilitados para trabajar como controladores de accesos. Los profesionales critican el intrusismo
Un lugar de ocio
photo_camera Un lugar de ocio

Las últimas peleas nocturnas registradas en las calles de la capital lucense son un claro indicador de una problemática social que no tiene visos de menguar. Los juzgados de lo Penal de Lugo celebran prácticamente a diario alguna vista por este tipo de agresiones y las intervenciones policiales por peleas en zonas de marcha son una constante. Con esta realidad, los porteros de locales de ocio alertan del "peligro" que se crea cuando la trifulca se produce en el interior de un establecimiento, "ya que tenemos las manos atadas a la hora de intervenir", lamentan.

Los porteros lucenses reclaman que la ley les otorgue "más autoridad" para poder atajar las peleas y el uso de armas en el interior de los locales de la provincia, una problemática que, según ellos perciben, "va en aumento". Además, solicitan que se les permita utilizar más medios para poder garantizar la seguridad dentro del recinto, como podrían ser los detectores de metales.

El lucense Marco Antonio Castrillón -que lleva años trabajando como portero en diferentes pubs y discotecas de Lugo, y de otras zonas de la comunidad- asegura que las peleas y los enfrentamientos nocturnos "son cada vez más frecuentes" y explica que no se producen únicamente entre jóvenes, sino entre personas de todas las edades.

"La sociedad ha cambiado mucho en los últimos años y cada vez hay menos respeto hacia la gente que está trabajando en los locales, e incluso hacía la Policía. Antes, cuando le llamabas la atención a alguien solía calmarse para no meterse en problemas. Ahora, sin embargo, es habitual que te insulten o que te escupan, e incluso hay mucha gente que se enfrenta con violencia a los agentes en cuanto los ve aparecer", comenta.

Los porteros consultados detectan también un incremento «considerable» de personas que acceden a los establecimientos con algún tipo de navaja o instrumento peligroso. "Ahora hay navajas tipo tarjeta y otras armas que se pueden colar con facilidad en los locales, sin que nosotros podamos hacer nada por evitarlo".

Para atajar este tipo de situaciones, el colectivo pide que se les permita utilizar detectores de metales, ya que actualmente no pueden usar este tipo de dispositivos y tampoco pueden cachear al cliente aunque sospechen que va armado. "Si no podemos controlar esto en la puerta", comenta Catrillón, «una vez dentro es imposible».

Otra de las limitaciones con las que se encuentran los porteros a la hora de velar por la seguridad de un local es que la legislación no les permite agarrar ni reducir a un cliente aunque esté participando en una pelea. Es decir, tienen la obligación de auxiliar a la víctima, pero no pueden sacarle de encima al agresor.

"Con este panorama", explica Marco Antonio Castrillón, "lo único que nos queda es recurrir al derecho de admisión. Es decir, cuando alguien conflictivo quiere acceder al local o si sospechamos que una persona va armada, le prohibimos la entrada". Sin embargo, esta medida no es la solución, ya que se trata de una barrera fácil de eludir para todo aquel que sale dispuesto a meterse en líos.

Según explican los porteros consultados, cuando se produce una pelea dentro de un establecimiento, lo que sí pueden hacer es avisar a la Policía y retener al agresor hasta la llegada de los agentes. "Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil se movilizan enseguida en cuanto los llamamos y hay que decir que siempre agradecen nuestra colaboración", comentan.

CARNÉ. Tal y como aseguran los profesionales del sector, velar por la seguridad dentro de un establecimiento de ocio no es una tarea exenta de responsabilidad, por lo que requiere una preparación. De hecho, los porteros llevaban años reclamando que se regulara el sector, "para poder garantizar el servicio", y hace tres años lo consiguieron.

Esta vieja demanda del colectivo se acabó materializando el 1 de enero de 2012, cuando entró en vigor -dos años después de su publicación en el Doga- el decreto que recoge los requisitos que tienen que cumplir los controladores de accesos para cumplir sus funciones.

Esta normativa implica que todos los porteros que trabajen en la comunidad gallega tienen que disponer del carné profesional expedido por la Academia Galega de Seguridade Pública. Tal y como explican desde la Consellería de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza, en el registro de personal habilitado para el control de accesos a espectáculos públicos y actividades recreativas figuran inscritos actualmente 69 lucenses.

Estas personas tuvieron que pasar dos pruebas, una de conocimientos -sobre materias como la Constitución Española, primeros auxilios, la ley de armas o extinción de fuegos- y otra psicológica. Para presentarse a estos exámenes es necesario ser mayor de edad, tener nacionalidad española o de alguno de los países que integran la Unión Europea -o estar en posesión del permiso de residencia o trabajo correspondientes-, carecer de antecedentes penales y tener conocimientos básicos de las lenguas oficiales de Galicia para poder atender al público en cualquiera de ellas. Este permiso tiene una validez de cinco años y, pasado ese tiempo, es necesario volver a superar las pruebas.

Los profesionales lucenses son conscientes de que la imagen de los porteros se pone a menudo en tela de juicio por la desafortunada actuación de algunos compañeros, que tratan de tomarse la justicia por su mano. En su opinión, el hecho de que sea obligatorio disponer del carné profesional para poder trabajar contribuye a que se acabe de una vez por todas con la imagen generalizada del portero matón y agresivo. «Nosotros estamos para evitar que la gente tenga problemas en el interior de los locales, no para crearlos», apuntan.

Según explican los porteros consultados, los empresarios lucenses son cada vez más conscientes de la importancia que tiene garantizar la seguridad en el interior de sus locales, por lo que contratan a profesionales habilitados. «En Lugo», señala Castrillón, «suelen exigir el carné, aunque siempre hay excepciones. Normalmente, los porteros que no tienen carné cobran menos y los dueños de algunos locales prefieren ahorrar dinero, pero cada hay más empresarios que lo exigen».

CONTROL. Los profesionales del sector critican el "intrusismo" que todavía existe en la profesión y se quejan de la falta de control al respecto.

Tal y como explican, el decreto que regula la actividad de los porteros enumera entre sus funciones la de controlar la entrada de personas al establecimiento, comprobar su edad, controlar la adquisición de entradas, supervisar que no se exceda del aforo autorizado, vigilar que no se saquen bebidas del local, prohibir la entrada después del horario de cierre, e incluso auxiliar a personas heridas y llamar a Emergencias. «Para hacer bien este trabajo hay que tener unos conocimientos y no cualquier persona está capacitada para vigilar la puerta de un local», afirman.

Desde el sector critican además la "falta de control" al respecto. Marco Antonio Castrillón afirma que, desde que es obligatorio tener el carné profesional, tan solo se lo ha pedido en una ocasión la Policía Autonómica. De hecho, desde la Consellería de Presidencia reconocen que en toda la provincia de Lugo no se abrió nunca ningún expediente sancionador por carecer de habilitación para ejercer la actividad de control de acceso, "ya que no se formuló ninguna denuncia por tal motivo", matizan.

"Los encargados de controlar que los porteros tengan la habilitación correspondiente son los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad -Policía Local, Nacional y Guardia Civil-, que son los que deben formular las denuncias por incumplimiento de la normativa sobre espectáculos públicos y actividades recreativas", señalan.

Según explican desde la Xunta de Galicia, si los agentes llegan a sorprender a un portero trabajando sin el correspondiente carné, el responsable es el dueño del establecimiento. "Se considera que el responsable de la comisión de la infracción -que se tipifica como grave- es el titular del establecimiento, bajo cuya dependencia se encuentra el personal de control de acceso que esté ejerciendo la actividad sin disponer de la preceptiva habilitación", concluyen.

Los porteros dicen que si las últimas peleas registradas en la capital ocurrieran en un local, las consecuencias serían «mucho más graves» La Xunta no abrió ningún expediente sancionador en Lugo por trabajar de portero sin carné y los profesionales ven falta de control.

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