Aseguran que no se han topado con grandes trabas a su carrera científica por ser mujeres, pese a lo cual reconocen que hay escalones más difíciles de subir que otros. La catedrática de Genética de la USC Laura Sánchez Piñón y la coordinadora del laboratorio de Nanoproteómica del Hula, Cristina Núñez González, son de generaciones diferentes pero coinciden en cuál es el momento de mayor vulnerabilidad en la carrera de una investigadora.
"Creo que sería preciso dar más apoyo y empuje a las mujeres en el período postdoctoral", explica Sánchez Piñón, que aclara que la dificultad para conciliar y los horarios no fijos y muchas veces poco ortodoxos pueden resultar clave para explicar por qué muchas abandonan una prometedora actividad investigadora precisamente en ese momento. Apunta que es especialmente visible en las carreras experimentales. "Un experimento puede necesitar que estés en el laboratorio a las diez de la noche o que vayas el fin de semana. Como ocurre en otras profesiones, es un trabajo que no entiende de horarios", dice.
Ella, que fue la primera mujer en el departamento de Genética y que tiene experiencia de trabajo en equipos de diferentes países, dice que nunca notó cortapisa alguna por ser mujer, aunque sí percibió problemas en otras.
Por su parte, la experiencia de González coincide totalmente con la catedrática. "En los equipos en los que he trabajado la mayoría eran mujeres e incluso se priorizan los liderados por mujeres dando más puntos para algunas ayudas. Yo no estoy a favor de la discriminación positiva, aunque nos beneficie preferiría que se nos valorase exclusivamente por el currículum", apunta. Ahora le toca a ella contratar a un biólogo molecular para el laboratorio del Hula y la experiencia es lo único por lo que se interesará.
Sin embargo, sí reconoce una circunstancia que supone un antes y un después en la carrera de las mujeres: la maternidad, que obliga a ralentizar una investigación que es imparable para una profesional que es insustituible en ese momento. Acaba de volver de una baja maternal que no ha sido tal. Cada día hablaba con una persona del laboratorio, se sentaba ante el ordenador todas las tardes y mantenía lecturas de artículos al día. No hay otra forma de hacerlo.
Con un contrato de investigación del Instituto de Salud Carlos III en vigor se reconoce en deuda con María de la Fuente, directora de la unidad de Nanooncología de Oncomet, que logró que las bajas maternales se descontaran del período a computar para sus evaluaciones para que las mujeres que habían sido madres pudieran optar a renovar esos contratos en igualdad de condiciones y no fueran penalizadas por tener una menor producción científica.
Por su parte, Laura Fachal, veterinaria que investiga en el Wellcome Sanger Institute de Cambridge sobre riesgo genético en enfermedades autoinmunes, asegura que, mientras estudiaba la carrera escuchó "en un par de ocasiones que Veterinaria no era una carrera para mujeres, aunque yo tenía muy claro lo que quería hacer". Aboga por promover la realidad de las mujeres en tareas investigadoras. "Esa idea preconcebida que asocia la figura de un científico a un hombre blanco de mediana edad tiene que desaparecer, y esto implica concienciar a niños y niñas de que las mujeres pueden hacer ciencia, y hacer ciencia al mismo nivel que cualquier hombre científico".
EMPRENDIMIENTO. El campus lucense celebró ayer el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia con una jornada sobre emprendimiento femenino con base científico-tecnológico. La sesión fue moderada por la periodista y presidenta de Ejecutivas de Galicia, Carla Reyes Uschinsky, y contó con la directora de la empresa de tecnología en análisis sensorial TasteLab, Maruxa García; Tamara Arango López, promotora de la firma de certificación de bienestar animal BeWell, y la consultora de dietética Ángeles Novo Martínez.
Por otra parte, una veintena de profesoras e investigadoras de la USC desarrollarán este miércoles, en el Ceip Paradai, talleres científicos para sus 300 escolares.
