Los orines erosionan piedra y herrería del siglo XIII en la Catedral

El problema está ligado a la movida y en ocasiones el líquido entra por debajo de la puerta y llega al retablo de San Antonio. La diócesis estudia cerrar con reja
Pórtico norte de la Catedral
photo_camera Pórtico norte de la Catedral

La Catedral de Lugo acaba de ser declarada patrimonio de interés mundial por sus valores histórico, artístico y espiritual, pero no está exenta de amenazas. Una de las más llamativas e inconcebibles es la agresión que la piedra, la madera y la herrería de la puerta norte están sufriendo al recibir continuamente orines humanos. Durante las noches del jueves al domingo, el pórtico de Santa María se convierte en una letrina para muchas de las personas que están de fiesta por los locales de la zona o que van de paso. Es difícil contabilizar cuántos ciudadanos comparten tal práctica, pero a la fuerza tienen que ser muchos porque a menudo los orines entran por debajo de la puerta, bajan las escaleras y acaban formando charco a la altura del retablo de San Antonio, según denuncia el personal de la Catedral.

Al margen de las molestias que este comportamiento provoca, el daño que el líquido está provocando en el monumento es ya visible. En algunas esquinas, la piedra está manchada y erosionada y las herrería artística de la puerta ya manifiestan también síntomas de deterioro. «É unha das poucas portas medievais que hai na diócese, a de máis monumentalidade e a que máis sofre pola súa situación, no medio dunha zona de movida. O feito de estar á intemperie xa é un elemento de desgaste, por iso precisa un coidado extraordinario», explica la historiadora del arte Carolina Casal. Los otros monumentos con puertas de esa época son las iglesias de Meira, Vilar de Donas y San Salvador de Sarria.

La mezcla de orina y sudor tarda 300 años en salir en forma de sal que rompe el poro de la piedra y erosiona la cantería

Casal explica que la mezcla de orín y sudor tarda 300 años en salir. Lo hace en forma de sal, que rompe el poro de la piedra y provoca que la cantería se vaya deshaciendo.

La zona resulta especialmente cómoda como letrina para algunas personas porque el pórtico da cierta sensación de resguardo de las miradas, pero las consecuencias son tan graves que en la delegación de Patrimonio Artístico de la diócesis ya se están estudiando algunas medidas. Una de ellas sería el cierre de la zona con una reja artística, pero es una intervención que necesitaría ser consensuada con la Dirección Xeral de Patrimonio y que tendría un coste importante. La normativa no permite siquiera colocar un panel de metacrilato con información.

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