El agresor sexual en serie que fue encarcelado en Lugo acechó a varias mujeres durante diez años

Las entrevistas al sospechoso encarcelado revelan que comenzó a acechar a mujeres en Lugo diez años antes de su detención. Los médicos describen su escalada desde una "conducta masturbatoria ritualizada y atípica" hasta los ataques a sus víctimas
Retrato robot del investigado elaborado por una de las víctimas
photo_camera Retrato robot del investigado elaborado por una de las víctimas

Los médicos forenses que han examinado a Pablo G.A., encarcelado como supuesto autor de once agresiones sexuales en Lugo a lo largo de más de dos años, consideran que puede ser considerado responsable de sus actos y, por tanto, penalmente imputable. Es la conclusión de un informe en el que se recogen los resultados de las entrevistas mantenidas con él y las pruebas que se le realizaron, en el que se pone de manifiesto que el joven, que ahora tiene 33 años, comenzó a acechar a mujeres en Lugo y a masturbarse mientras lo hacía diez años antes de ser detenido, desde que tenía 22.

Los dos médicos forenses y el psiquiatra que lo examinaron describen, tras sus entrevistas con él, "una conducta masturbatoria ritualizada y atípica", que habría comenzado muy pronto pero en su casa. Sin embargo, a los 22 años dio un salto cualitativo: "Cambió a masturbarse a escondidas viendo a una chica. Los fines de semana iba en coche, sin salir, una chica paseaba y él se masturbaba mientras la veía. Observaba a mujeres en sitios solitarios masturbándose en el interior del vehículo".

El joven, según su propio relato, comenzó a repetir esta conducta, dejándose llevar por "obsesiones o impulsos" todos los fines de semana, lo que le provocaba una liberación que disfrutaba incluso más que con el sexo en pareja. El siguiente paso fue salir del coche y seguir a las mujeres elegidas, "hasta que llega la etapa en que las aborda para conseguir una gratificación sexual, hasta culminar con un episodio de agresión consumada", explican los médicos.

Los forenses ven "una mínima atenuación de imputabilidad" en base a su limitación intelectual y la falta de control de sus actos

Sin embargo, los forenses consideran que esta "escalada" es "atípica" en los trastornos parafílicos. Según razonan, "en el caso informado, sus rasgos parafílicos no son trascendentes a efectos de considerar disminuida su capacidad de autocontrol, ya que, según sus propias manifestaciones, sus tendencias no le impidieron atender a sus obligaciones personales ni le han impedido mantener relaciones con otras parejas, aun a pesar de presentar visibles rasgos de inmadurez personal y en sus relaciones afectivo-sexuales, además de pocas habilidades sociales".

EN EL LÍMITE. El informe presentado ante el juzgado de Instrucción 3 relaciona estos comportamientos con "una capacidad intelectual límite, con dudas de si existe alguna discapacidad intelectual leve". Esto, sin embargo, no le impidió actuar "con cierta capacidad de raciocinio en la propia secuencia agresiva y en el hecho de que adoptara medidas para disminuir riesgos", como abordar a las víctimas en lugares apartados, casi siempre solas, a altas horas de la madrugada y escondiéndose.

De este modo, los forenses determinan que "tampoco su deficiencia intelectual le impide comprender las consecuencias negativas de sus actos", si bien dicha limitación, unida a la falta de capacidad de control sobre esos actos, "podría considerarse una mínima atenuación de la imputabilidad en base a su rendimiento intelectual deficitario y características de la personalidad".

Este informe sobre la imputabilidad fue encargado por el juzgado a petición de la defensa del sospechoso, que permanece en prisión desde noviembre de 2015, justo después de la última agresión que se le imputa, una violación, y tras haber pasado casi tres años realizando sus ataques a mujeres en Lugo.

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