Historias de Lugo

Los dineros de las mujeres

A principios del XX, todavía eran pocas las mujeres que trabajaban fuera de casa. Aunque el feminismo ya afloraba, resultaba extraño que las mujeres ganasen un sueldo y tuviesen ahorros en el banco. No pasaba así en Estados Unidos, según La Comarca del Eo

Manifestación de mujeres en la Segunda República. EP
photo_camera Manifestación de mujeres en la Segunda República. EP

La primera piedra de la construcción del feminismo se puso en la Revolución Industrial. Aunque en deplorables condiciones, el acceso de la mujer al trabajo fuera de casa y a un salario propio acabaron por despertar y avivar la idea de que ellas también podían tener una vida propia e independiente de sus maridos y padres.

Estas ideas tardarían décadas en tomar forma legal pero, aun así, la vida para las mujeres estaba comenzando a cambiar ya desde principios del siglo XX, especialmente en países donde hubo más industrialización y ellas se abrían camino.

No ocurría así en Lugo, donde muy pocos contemplaban a la mujer en otros quehaceres distintos a los domésticos. Sin embargo, en la prensa local comenzaba a hablarse ya de los derechos que las mujeres alcanzaban en el extranjero. Algunos tan sorprendentes como, por ejemplo, el manejo de las cuentas bancarias en Estados Unidos.

Un artículo publicado en el semanario ribadense La Comarca del Eo, a principios de la década de los 20, dejaba bien claro, desde el principio, lo revolucionario que era entonces que una mujer fuese dueña de su propio dinero. De hecho, comenzaba así: "A la mujer que, hace medio siglo, le daban una asignación para alfileres padres y maridos la sucedió ahora la mujer que tiene cuenta corriente en el banco".

El primer banco que abrió cuentas de ahorro para mujeres fue el Bank for Savings, de Nueva York, en 1819, apuntaba el mismo artículo, que añadía: "Desde entonces, aquellos depósitos han llegado a adquirir tanta importancia que en algunos bancos norteamericanos se han creado departamentos especiales para mujeres, con salas para escritorio y descanso, donde estas clientas pueden discutir sus negocios y pasar un rato de charla. Además, disponen de un cuarto-tocador en dichos establecimientos".

El financiero americano Henry Hasler tenía la teoría de que las casadas ahorraban más que las solteras y viudas y la edad en la que las mujeres más ahorraban era entre los 20 y 30 años, "en cambio, el número de imposiciones decrece cuando la mujer llega a los 40"

Por profesiones, la mayoría de las ahorradoras -50- eran encargadas de restaurante, les seguían las encajeras (que hacían encajes) (47), las profesoras (30), las confeccionadoras de cajas de cartón, agentes de comercio y amas de gobierno (20) y, por detrás, las taquígrafas, fabricantes de gorras, cocineras, oficialas modistas de taller, vendedoras ambulantes, músicas, enfermeras, médicas, fotógrafas, confeccionadoras de carteras de bolsillo, lavanderas, artistas de teatro y solo una dueña de casa de huéspedes, institutriz y costurera.

A los directores de los bancos, les llamaba especialmente la atención la capacidad para dirigir las finanzas que tenían las mujeres. En el artículo publicado en La Comarca del Eo, se difundían unas palabras del director del Banco Bowery, Mister Wood, que decía que "las mujeres se fijan mucho hasta en el menor detalle de sus cuenta y descubren antes que los hombres más versados en matemáticas cualquier error que pueda registrarse en el cómputo de los intereses".

En el banco North River, el 45 por ciento de sus clientes eran mujeres, predominando las irlandesas y después las alemanas, italianas, suizas y noruegas. También había bastantes chinas. "La razón de que sean tantas las alemanas con cuentas en los bancos es que, regularmente, la madre es la tesorera en la familia el padre y los hijos le confían todo el dinero que ganan y ella lo coloca en el banco. Esta es una vieja costumbre alemana".

Un Gobierno con mujeres anularía la prostitución y reglamentaría las amas de cría
La Comarca del Eo publicaba en 1921 —diez años antes de la aprobación del sufragio universal femenino— un artículo firmado con el seudónimo Un Labrador Gallego sobre los derechos pendientes de las mujeres, como el de poder elegir y ser elegidas para cargos políticos. "Tan luego como las mujeres intervengan en el gobierno y administración de los municipios y la nación desaparecerá la prostitución, reglamentarase la industria de las amas de cría, los bailes y demás espectáculos obscenos. También cesará la explotación del niño y de la mujer en fábricas, talleres y trabajos particulares y públicos", decía el articulista.

Otra de las reivindicaciones del Labrador Gallego era el acceso al mundo laboral en condiciones dignas y casi igualitarias al hombre. "Yo no quiero ni pido que la mujer ejerza profesiones incompatibles con su sexo y que la naturaleza reservó solamente al hombre. Yo pido que se le concedan los mismos derechos que tenemos los hombres y para cada sexo los deberes que impuso la naturaleza porque sería inhumano, cruel y absurdo que la mujer subiese a los árboles o fuese marino, soldado, aviador, albañil o carpintero. Estas profesiones deben ejercerlas solamente los hombres".

La administración de los bienes propios y el mantenimiento de la patria potestad sobre los hijos en caso de segundas nupcias eran otras de las reivindicaciones feministas que ya emergían a principios del siglo XX en Lugo. "¿Por qué la mujer no ha de comparecer en juicio, adquirir y vender bienes raíces, administrar sus bienes propios y trasladar su residencia sin el consentimiento del marido? ¿Por qué la mujer ha de perder la patria potestad sobre sus hijos menores al contraer segundas nupcias y el hombre conservar dicho derecho aunque se case veinte veces?", se preguntaba el articulista.

 

Dignidad por encima de todo
En 1892, Concepción Arenal defendía, en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, la dignidad de la mujer con estas palabras: "Lo primero que necesita es persuadirse de que soltera, casada o viuda tiene deberes que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie, un trabajo que realizar e idea de que es una cosa seria la vida y que si la toma como juego, será juguete".