Los bomberos echan humo

La plantilla de Lugo mengua al mismo tiempo que aumenta la edad de sus integrantes, que exigen una convocatoria "urgente" de plazas

Varios bomberos. J.VÁZQUEZ
photo_camera Varios bomberos. J.VÁZQUEZ

Son pocos, pero no cobardes, sino todo lo contrario. Los bomberos lucenses desempeñan cada día su función sin bajar la guardia y asumiendo una carga de trabajo que va en aumento, ya que la plantilla mengua y los reemplazos brillan por su ausencia. "En el año 92 éramos 56 bomberos y actualmente somos 39, casi veinte menos. Y ahora se jubila otro compañero, así que nos quedaremos 38", explican.

Con esta plantilla, en cada turno trabajan 6 o 7 efectivos. "Uno se queda atendiendo al teléfono y los demás nos encargamos de las intervenciones. Si un día mientras apagamos un incendio se produce un accidente y es necesario excarcelar a alguien, no podríamos acudir. Esa es la triste realidad", lamentan.

Con este panorama, los bomberos lucenses aseguran que el servicio cojea y exigen la convocatoria "urgente" de plazas, ya que la última tuvo lugar hace ocho años. Actualmente, el Concello ya tiene abierto un proceso para que entren 12 efectivos, "pero hay un matiz, porque seis son los compañeros que ya están trabajando con carácter interino", explican. De este modo, aunque cualquier mejora es bien recibida, los bomberos consideran que la plantilla seguirá siendo insuficiente.

"Y además", añaden, "hay que tener en cuenta que a menudo la plantilla no está al completo, ya que cada año tenemos 4 o 5 bajas de larga duración, generalmente por problemas cardíacos". Y esa es precisamente una de las principales preocupaciones de los bomberos: la salud.

ENFERMEDADES. Según explican, cada vez son más los estudios que relacionan su trabajo con una serie de enfermedades graves. «Nosotros respiramos y nos exponemos a diario a muchas sustancias tóxicas, y eso pasa factura. En las últimas cuatro décadas», recuerdan, "fallecieron en Lugo 25 compañeros por cáncer y dolencias cardíacas".

La falta de reemplazo y los problemas de salud se suman además a otra característica de la plantilla lucense: la media de edad de sus miembros, que ronda los 55 años. "En otros parques de bomberos, a cierta edad se puede solicitar el paso a segunda actividad, pero aquí no. Está recogido en el reglamento, pero falta desarrollarlo. Y además, si los que tenemos 50 o 55 pasamos a segunda actividad, no queda nadie para trabajar".

Así, su única opción es seguir al pie del cañón hasta la jubilación. "Y la gente cree que cobramos mucho. Pero yo", concluye un bombero, "tras 40 años de trabajo gano 1.514 euros; con 13 trienios, peligrosidad, guardias y todo".