Llenar de pintadas el casco histórico se paga con cuatro días en casa

Dos jóvenes que pintaron con spray en multitud de edificios, negocios y contenedores del centro de Lugo son condenados a una pequeña pena de localización. La falta de deslucimiento de bienes desaparecerá en tres meses, con la reforma del Código Penal, y estos actos vandálicos podrán ser delito
Pintadas en un edificio de Lugo.
photo_camera Pintadas en un edificio de Lugo.

LLENAR LA CIUDAD DE pintadas y contribuir al feísmo urbano a golpe de garabato no acarrea actualmente graves consecuencias. Una sentencia que acaba de condenar a dos jóvenes lucenses lo pone de manifiesto, ya que únicamente les obliga a pasar cuatro días en su domicilio por emborronar con espray multitud de paredes del casco histórico.

La vista contra los dos chicos se celebró en el juzgado de instrucción número 2 de Lugo y la magistrada llegó a la conclusión de que eran culpables de una falta de deslucimiento de bienes, tipificada en el artículo 626 del Código Penal.

Los hechos que la jueza consideró probados se remontan al 8 de junio de 2013. Ese día, sobre la una de la madrugada, los acusados, ''con ánimo de atentar contra el patrimonio ajeno'', realizaron pintadas con esrpay en al menos cuatro edificios de viviendas del casco urbano de Lugo. Los jóvenes también dejaron su huella en un bajo de la Rúa Xoán Montes, propiedad de una empresa de decoración y construcción; en una juguetería de la Rúa Progreso; en una sucursal bancaria de la misma calle y en un contenedor de recogida de pilas.

Los vándalos plagaron el casco urbano de sus pintarrajos hasta que una patrulla de Policía que hacía labores de vigilancia los sorprendió por casualidad en plena faena. Los chicos -conscientes de que su obra no era precisamente de arte- se dieron a la fuga en cuanto vieron a los agentes.

Sin embargo, no llegaron muy lejos, ya que los policías les dieron alcance y enseguida comprobaron que tenían las manos manchadas de pintura de colores, justo la misma que contenían los botes que habían encontrado cerca de las pintadas.

Los dos jóvenes fueron acusados de un falta de deslucimiento de bienes y la jueza les impuso a cada uno una pena de cuatro días de localización permanente. Además, la sentencia les obligaba a rascarse el bolsillo para pagar las costas del juicio e indemnizar al propietario de la juguetería en la cantidad de 150 euros, ya que eso fue lo que le costó eliminar el borrón de su fachada. Por suerte para los acusados, los demás afectados no les reclamaron los gastos de limpieza.

A pesar de que cuatro días en casa no parece a priori un castigo excesivo para un acto vandálico de este tipo, tras conocer la sentencia condenatoria, uno de los chicos presentó un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Lugo. El joven alegaba que, aunque estaba allí, él en concreto no había realizado ninguna pintada en las paredes.

La Sala provincial, sin embargo, concluye que debe ser condenado como responsable de las pintadas, independientemente de que pulsara o no el espray. ''Sin perjuicio de la cooperación en el acto que estaban realizando, debe incardinarse el recurrente dentro del concepto de autor'', apunta la sentencia. Esta resolución puso punto y final a una gamberrada que tardó casi dos años en resolverse.

CAMBIOS. Actualmente, el artículo 626 del Código Penal recoge textualmente que ''los que deslucieren bienes muebles o inmuebles de dominio público o privado, sin la debida autorización de la Administración o de sus propietarios, serán castigados con la pena de localización permanente de dos a seis días, o de tres a nueve días de trabajos en beneficio de la comunidad''.

Este precepto tiene los días contados, ya que con la entrada en vigor de la reforma del Código Penal -prevista para el próximo día 1 de julio- se eliminarán las faltas, que en su mayoría pasarán a constituir un delito leve.

Tal y como se recoge en la exposición de motivos de la reforma, las faltas de deslucimiento de bienes muebles e inmuebles podrán reconducirse al delito de daños u otras figuras delictivas cuando revistan cierta entidad.

El texto no concreta mucho más, por lo que al final tendrán que ser los jueces y los tribunales los que interpreten la ley y los que determinen si una pintada o un grafiti puede considerarse o no delito. Eso sí, cuando limpiar el garabato cueste más de mil euros, así como en los casos de ''habitualidad, profesionalidad o actuación de banda organizada'', siempre será delito.

Estos cambios implican que los actos vandálicos cometidos a golpe de espray, penados ahora con localización permanente o trabajos sociales, pasarán a castigarse con una multa, cuya cuantía dependerá del daño ocasionado.

De este modo, a los autores de las pintadas les saldrá bastante más caro dar rienda suelta a su imaginación. Es más, al pasar a considerarse delito, serán detenidos e incluso podrán pasar una noche en los calabozos de la comisaría, hasta que pasen a disposición judicial.

Otra consecuencia importante es que, si finalmente son condenados, pasarán a tener antecedentes penales -lo que no ocurre actualmente con los autores de una falta- y además la gamberrada tardará mucho más en prescribir, hasta cinco años en los casos más relevantes.

Para los supuestos en los que la pintada o el grafiti en cuestión no se considere delito, la reforma del Código Penal plantea dos posibilidades, que no difieren de lo que ya sucede en la actualidad. Si el pintarrajo se hace en una propiedad privada, el propietario puede reclamar civilmente la reparación del daño, mientras que si se trata de bienes de dominio público, se puede imponer una sanción administrativa.

ORDENANZA. En el municipio lucense, el artículo 308 de la ordenanza municipal de Medio Ambiente prohibe expresamente las pintadas en la vía pública sobre elementos estructurales, calzadas, aceras, mobiliario urbano, muros y paredes. Matiza, eso sí, que serán ''excepciones'' todos aquellos grafitis de carácter artístico que se realicen con autorización municipal.

El año pasado, los gamberros estuvieron muy activos y dejaron su impronta por toda la ciudad, sobre todo al lado de bancos y tiendas del grupo Inditex. Bajo la firma de Los Educadores fueron apareciendo frases reivindicativas de lo más variado, criticando el fascismo, el consumismo y el maltrato animal, o defendiendo el aborto, el incorformismo o la educación. También la zona de parque de Rosalía de Castro sufrió los ataques de los abanderados del mal gusto.

Pero a pesar de esta actividad tan intensa, desde la Policía Local señalan que los agentes de la Patrulla Verde -que es la encargada de perseguir estos actos vandálicos- impuso ''muy pocas'' sanciones por pintadas a lo largo de 2014.