Historias de Lugo

Le llamaban "el débil García"

La vida del segundo rey de Galicia está llena de zancadillas puestas por sus hermanos Alfonso VI y Sancho II, que ambicionaban el territorio gallegoportugués. Don García murió en un castillo, con los pies encadenados, tal y como vivió durante diecisiete años

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photo_camera Representación del asesinato de Sancho II. EP

Los reyes de Galicia jugaron un importante papel en la historia de España y Portugal, pero sus vidas siguen siendo bastante desconocidas. Don García o García II de Galicia, conocido popularmente como "el débil García", solo vivió 48 años pero desde que accedió al trono, a los 23 (en 1065), su vida fue un continuo enfrentamiento con dos de sus hermanos, Alfonso VI de León y Sancho II de Castilla, con quienes mantuvo varias batallas hasta que, al final, Alfonso VI lo hizo preso en el castillo de Luna, en León, donde vivió con los pies encadenados durante diecisiete años hasta su muerte.

La etapa de Don García como rey de Galicia fue el inicio de la ruptura del territorio portugués con el reino gallego y castellanoleonés que daría lugar a la formación de España y Portugal como dos estados diferenciados

"El débil García" nació para ser rey de Galicia, territorio que le tenía encomendado su padre, Fernando I, que repartió su herencia en vida entre sus cinco hijos: Urraca, Sancho, Elvira, Alfonso y García, el más pequeño.

Con tal fin, García es trasladado a Galicia desde su corte natal en León, cursando estudios en la Escuela Catedralicia de Santiago, dirigido por el obispo Cresconio, en la época en la que los prelados tenían también poder militar y no solo religioso. De hecho, Cresconio ordenó fortificar las torres del Oeste, en Catoira, para contener los ataques de los normandos (viquingos) e impedirles el paso a Iria y a Compostela.

Cresconio, el obispo tutor de Don García, llegó a ser excomulgado por el papa León IX tras autoproclamar Compostela como sede apostólica desoyendo la prohibición de la Santa Sede. Otra medida polémica de este obispo en el año 1060 fue la prohibición a los clérigos del uso de armas y la obligación de que se separasen de sus mujeres. Pese a estas decisiones, su autoridad fue reconocida por los obispos de Lugo, Oviedo, Oporto y Dumio (Braga).

A Don García le llamaban "El Débil" por su carácter apocado, derivado quizás de sus relaciones familiares, poco afectivas desde niño.

Aunque le llamaban "El Débil", Don García tenía su carácter. Con 14 años, acompañaba al obispo a recibir a los peregrinos nobles en Santiago. En una ocasión, se enfrentó a su tutor tras ceder a las pretensiones de una comitiva que venía de Lieja, Bélgica, que le pedían una reliquia del apóstol. "Don García se la dio de su propia capilla, en donde guardaba varias, junto con otras de San Bartolomé y de San Sebastián y San Pancracio", explica Emilio Quiñones.

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Otra muestra de la fortaleza de su carácter fue un pleito que mantuvo con el obispo de Mondoñedo, don Suero, por el monasterio de Lourenzá con solo 22 años. El litigio versaba sobre la forma en la que se procedió a repartir la herencia de la condesa doña Elvira, con la que el obispo no estaba de acuerdo. Doña Elvira, patrona del monasterio de Lourenzá, amadrinó a Don García. Los bienes eran cuantiosos y estaban repartidos por todo Mondoñedo. En concreto, se trataba de tres monasterios con sus tierras y hombres incluidos (feudos y vasallos) y dos villas, una de ellas con diez hombres. Se pretendía que Don García cediese a su padre una parte de la herencia, a lo que se opuso yendo a pleito. Finalmente, Don García fue compensado, lo que fue reconocido por el rey y los obispos de Lugo y Astorga.

Desde el mismo día de su coronación como rey de Galicia, Don García fue objeto de la primera traición de su hermano Alfonso VI, quien ese mismo día se reúne con el frontero de la Lusitania Sisnando Davidiz para que sus tierras pasasen a depender de León y dejasen Galicia. Lo logró en parte sumándose Viseu y Lamego, pero Don García reaccionó y logró controlar la fuga de territorio.

Sin embargo, Don García no supo elegir a su valido, lo que le trajo bastantes problemas con el pueblo, que lo culpaba de dejarse llevar por las decisiones de estos. De ahí, el apelativo de "El Débil". Su valido Vernula se mostró siempre muy agresivo con la nobleza portugalense, a la que humillaba con grandes tributos. Fue el principio de una ruptura con los feudos portugueses sobre la que ya no habría marcha atrás.
 

Muerto al hacer sus necesidades
Sancho II se hizo con Galicia y León, territorio de sus hermanos García y Alfonso, pero murió cuando hacía sus necesidades, apuñalado por un soldado que le iba a enseñar un portillo para entrar en Zamora.

Conquista. En 1072, Sancho había arrebatado a García y a Alfonso sus territorios. Solo le quedaba Toro y Zamora, de sus hermanas Elvira y Urraca.

 

Lo enterraron con grilletes en los pies como vivió durante diecisiete años
Don García fue víctima de su hermano Sancho pero también de Alfonso. Muerto Sancho, Alfonso se hace con el reino gallego y convoca a una reunión a García, que acude desconociendo que de allí saldría preso y con los pies encadenados hacia el castillo de Luna, en León, donde pasaría los diecisiete últimos años de su vida, de los 31 a los 48. Alfonso lo quería preso y encadenado, aunque lo cuidase con esmero dado que, a falta de herederos, esperaba que fuese algún día su sucesor.

No ocurrió así. García enfermó y hubo que sangrarlo. Alfonso mandó que le retirasen los hierros de los pies, pero García se negó y dijo: "Ya que Dios no quiso que fuese liberado cuando estaba sano, me niego a serlo ahora que voy a morir, pero suplico a mis hermanas que me entierren en León con las cadenas que ahora atan mis pies", según recoge la Primera Crónica General de España.

Su cadáver fue sepultado en la iglesia de San Isidoro de León y tuvo un funeral de rey. Sin embargo, su epitafio lo dice todo: "Aquí yace el rey García de Portugal y Galicia, hijo del gran rey Fernando, que fu capturado por su hermano con engaño. Murió preso el 22 de marzo de 1090".

Cid. El Cid Campeador fue uno de los grandes enemigos de Don García, dado que el caballero burgalés apoyaba a su hermano Sancho. En la batalla de Santarem, en Portugal, El Cid hizo prisionero a Don García y lo envió a presencia de Sancho, que lo mandó encadenar y llevarlo a la prisión de Burgos. Finalmente, intercedieron por él las infantas Urraca y Elvira y lograron que Sancho liberase a su hermano a cambio de que jurase ser su vasallo, quien acaba exiliado en Sevilla hasta su definitivo encarcelamiento en el castillo de Luna, ya muerto Sancho y a manos de su otro hermano, Alfonso.

 

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