Los litigios, el minifundismo y la crisis lastraron el desarrollo de O Carme

El Concello dice que se aprovecharán los fondos del plan Muramiñae para actuar en los espacios que quedarán como públicos. Alega que algunas órdenes de limpieza de fincas o arreglo de casas no se ejecutan al no haber propietarios

Vista aérea del barrio de O Carme. XESÚS PONTE (AEP)
photo_camera Vista aérea del barrio de O Carme. XESÚS PONTE (AEP)

O Carme, un barrio que hace décadas era considerado por constructores y propietarios como una milla de oro urbanística, quedó con el paso de los años convertida en una zona degradada debido al minifundismo, a los litigios de los propietarios con el Concello, porque no se les permitía construir en el entorno de la Ronda da Carme, y más tarde por la crisis del ladrillo.

Sin embargo, el hecho de que el barrio sea todavía una zona casi virgen a unos metros del centro de la ciudad ofrece la oportunidad para diseñar un plan de actuaciones consensuado, como ya demandan grupos políticos como el BNG. El gobierno local también lo cree así y, aunque dispone de 12,5 millones de euros del plan Muramiñae para acondicionar la zona y acercarla al río, el concejal de desarrollo sostenible, Daniel Piñeiro, se muestra cauto a la hora de apuntar proyectos, aunque aclara que con ellos tratarán de facilitar que se desarrolle el barrio.

CUATRO PROYECTOS. Explica que de momento se han diseñado cuatro actuaciones que afectarán al barrio: la musealización de la cloaca romana hallada junto a la sala Porta Miñá, la excavación arqueológica de varias parcelas del entorno, el saneamiento de la Rúa do Vicedo para evitar los vertidos de aguas residuales y la creación de un carril bici que una el centro de la ciudad con el Miño.

El arreglo del resto del barrio considera Piñeiro que le corresponde a los propietarios de los terrenos, que dice que son quienes están obligados a desarrollar las unidades de actuación afectadas y construir los viales. Sin embargo, el edil admite que a día de hoy resulta muy difícil que avance esta urbanización por dos motivos. Primero, por el gran número de propietarios que hay que poner de acuerdo, a lo que se añade el problema de que incluso haya fincas y casas sin dueño afectadas por órdenes de ejecución del Concello que no se ejecutan porque nadie se hace cargo.

En segundo lugar, Piñeiro admite que la urbanización de este barrio se topa con el hándicap de que durante las obras podrían aparecer en cualquier momento restos arqueológicos y de que haya bolsas de suelo ya listas para levantar edificios en otras zonas como Abella o Sanfiz.

Un plan especial consensuado por constructores y propietarios a principios de este siglo podría haber sido la oportunidad para O Carme, aunque acabó tumbado por la Xunta debido al impacto visual de los bloques de pisos previstos. Finalmente, se aprobó una alternativa que concentra la edificabilidad tapando las traseras de la Rúa Santiago y en la Rúa Noriega Varela, dejando un pasillo verde hasta el Miño.

Piñeiro asegura que el gobierno impulsará proyectos para actuar en esa parte que quedará como suelo público cuando se urbanice el barrio y que ahora son huertas o fincas llenas de maleza y basura.

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