Lidia Carballo, nutricionista: "Comer sano es más caro pero ayuda a prevenir enfermedades"

La especialista lucense no percibe cultura de alimentación saludable y cree que se promueven dietas erróneas también en colegios y hospitales
Lidia Carballo. AEP
photo_camera Lidia Carballo. AEP

La nutricionista lucense Lidia Carballo reconoce que la alimentación saludable resulta más cara, pero defiende que, a la larga, acaba ahorrando mucho dinero. "Es verdad que comer sano es más caro. Es un producto perecedero, que se estropea antes y que además exige de cierta gestión del tiempo. Y, para que te acabe gustando la fruta, conviene que sea fruta buena, que es cara. Pero, una buena alimentación ayuda a prevenir enfermedades", dice.

Admite que resulta más barato y fácil consumir productos que "están específicamente diseñados para que te gusten, llenos de sal, de azúcar y de potenciadores de sabor" y que no requieren ninguna preparación.

En general, percibe una muy escasa o nula cultura de la comida sana y encuentra que se promocionan dietas erróneas en lugares especialmente sensibles como colegios u hospitales. Carballo lleva años diseñando menús escolares y topándose con los mismos problemas una y otra vez: combinaciones erróneas, escasa presencia de verduras, exceso de proteína y, en general, resistencia al cambio. 2Muchas veces tengo oposición en la cocina porque el personal lleva muchos años sirviendo, por ejemplo, sopa de pasta y tortilla y no ve el sentido a introducir un plato de verdura", dice.

También le ocurre con los padres, que se quejan de que "solo haya patatas fritas un día a la semana" o que el primero sea una ensalada. "En general, lo que se quiere es que el niño coma, eso es lo que importa, no tanto que coma bien", apunta.

Dice que ha comprobado ella misma, tras un ingreso, que tampoco la dieta del hospital es nutricionalmente equilibrada y que también contiene ultraprocesados. Reclama un servicio de Nutrición que elabore todos los menús, algo que los servicios de salud de algunas comunidades ya están introduciendo.

Pero también hace autocrítica y no elude la responsabilidad de sus colegas. "Yo entiendo que un médico dude si derivar a un nutricionista a uno de sus pacientes. Cada año recibo a estudiantes que vienen a hacer sus prácticas de fin de carrera y me cuentan cómo hay otros que prescriben sistemáticamente dietas hiperproteícas, por ejemplo. Si el médico no conoce al nutricionista, ¿cómo va a hacerlo? Deberíamos tener unas líneas consensuadas claras", explica Carballo.

Tampoco todas las dietas que prescriben los médicos son equilibradas, ni siquiera las específicamente orientadas a pacientes con una patología. "A veces te encuentras que para alguien con el colesterol alto se recomienda una dieta adecuada para reducir los niveles de colesterol pero que incluye sal a puñados. Debería trabajarse en la prevención de todas las enfermedades y, en ese caso, no se hace con la hipertensión, por ejemplo", dice.

Lamenta que se equipare nutrición a dieta de adelgazamiento, que sea ese el único objetivo que moviliza a muchos para acercarse a estos profesionales. "En realidad, nuestra tarea es la prevención, enseñar a comer mejor y trabajar para que no aparezcan una serie de enfermedades asociadas a la mala alimentación", recuerda. Aún así, cada mes de junio sigue recibiendo en consulta a personas que quieren adelgazar diez kilos antes de las vacaciones. A ella ha acudido también gente sin problemas de sobrepeso ni enfermedad alguna con la intención de aprender a comer, veinteañeros a los que genuinamente solo les mueve la salud. "Son el 7% de mis pacientes", explica.

Carballo propone una medida inmediata para luchar contra la obesidad. "Prohibiría que se anunciaran dietas milagro en las revistas, igual que se hizo con el tabaco. Tienen efecto rebote y hay gente que después no logra perder paso aunque siga una dieta perfecta", apunta.

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