Las visitas a la Catedral se regulan al afectar al culto

Se pide no circular por la girola de la capilla mayor durante la misa capitular y se estudian otras medidas para organizar los recorridos
Visita de un grupo a la catedral, este verano
photo_camera Visita de un grupo a la catedral, este verano

El número de visitantes de la catedral de Lugo se triplicó, «como poco», este verano, según asegura su personal, razón por la que este ya se ha visto obligado a adoptar alguna norma para tratar de conciliar esa parte de la vida de la basílica con la más propia, el culto. Para los próximos meses, el cabildo prepara algún cambio más, según explicó el canónigo César Carnero.

Una de las normas introducidas ya es la de no circular por la girola que rodea el altar mayor durante la celebración de las misas capitulares, que se celebran a las diez y cuarto de la mañana y a las ocho de la tarde.

La capilla mayor tiene cristal casi todo alrededor, por lo que es habitual que la gente se acerque a ver los detalles de la misma y a tomar fotos mientras los sacerdotes están oficiando la misa. Pero, a mayores, el aumento de visitantes que la basílica experimentó este verano hacía que, por momentos, hubiera un auténtico trasiego alrededor del altar, razón por la que ahora el personal pide a los visitantes que se abstengan de hacer ese recorrido mientras dure la oración. «Siempre se cuela alguno, pero procuramos que ese espacio esté libre de gente», explica la sacristana, Francisca Jiménez. Ella es una de las personas que más en contacto está con los visitantes y que, por tanto, más ha apreciado el aumento de la afluencia en estos meses. «Hay días en que casi es un colapso. Cuando los sacerdotes se dirigen a la capilla de la Virgen para oficiar la misa, a veces hay que hacerles paso», explica.

Se dan situaciones tan fuera de lugar como la de algún grupo grande que recorrió el coro mientras se celebraba misa

Jiménez aprecia un aumento tanto de peregrinos como de turistas, que acuden ya sea por interés religioso o cultural. «Este verano he pedido a Santiago 600 credenciales, muchas más que el pasado», explica la sacristana. Los documentos son tanto para personas que inician el camino en la ciudad como para las que ya vienen de atrás y se les ha agotado el espacio para sellar.

Para intentar ordenar la actividad en la catedral, el cabildo está barajando establecer algún otro tipo de norma, que probablemente fijará cuando consiga reabrir el museo diocesano. «Está habendo unha presión bastante grande, e os grupos ás veces non son conscientes de que interfiren nas celebracións», explica Carnero. No es raro ver a gente haciendo fotos con flash durante la misa y a veces se dan situaciones tan fuera de lugar como que un grupo numeroso acceda al coro y lo recorra justo en medio de una celebración. Ya sucedió.

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