Las urnas castigan a Castiñeira y Orozco y dan entrada en el Ayuntamiento a tres nuevas fuerzas

El PP pierde casi 8.000 votos y el PSOE, 6.000. Lugonovo adelanta al BNG y logra entrar con Ciudadanos y Ace

El bipartidismo de PSOE y PP, con un BNG de árbitro del juego, ya es historia en el Concello de Lugo. Los votantes han querido situar en la corporación a tres nuevas fuerzas para que la cultura del pacto sea una constante en el próximo mandato y, a la vez, han castigado a los dos protagonistas de la vida municipal en los últimos cuatro años, el alcalde José López Orozco y el jefe de la oposición, Jaime Castiñeira.

Los populares, que en 2011 se quedaron a 450 sufragios de lograr la mayoría absoluta, se dejaron ayer en 7.878 votos y tres concejales en el camino y, aunque fueron el partido más votado (14.975 sufragios, un 32% del total), los nueve ediles logrados harán muy difícil que les otorguen la alcaldía, ya que la izquierda y las mareas ciudadanas suman entre ellos más de 13 concejales. Ni siquiera la irrupción en el Concello de una fuerza como Ciudadanos, que llegó a ser calificada por el PSOE como la ‘marca blanca’ del PP, podría aupar con sus dos ediles a Castiñeira como alcalde, cuya única esperanza es que las negociaciones entre la izquierda no fructifiquen.

Pero si el candidato popular tiene difícil conseguir el bastón de mando municipal, tampoco tendrá fácil retenerlo el socialista José López Orozco, a quien sus imputaciones judiciales en la operación Pokemon y el desgaste tras 16 años como alcalde le han pasado factura en las urnas. El PSOE perdió ayer 6.000 votos con respecto a 2011, al obtener 13.798 y un 29,5% del total, pero aunque se queda a 2,5 puntos del PP y se consolida como la fuerza de izquierda más votada del municipio, los posibles socios de un gobierno de coalición se mostraron contrarios a apoyar a Orozco como alcalde debido al proceso judicial en el que está inmerso.

Esta premisa para pactar con el PSOE fue ayer repetida por el cabeza de lista de Lugonovo, Santiago Fernández Rocha, una fuerza surgida del manifiesto ciudadano Somos Maioría y que, tras contar con el apoyo de fuerzas como Podemos, Espazo Ecosocialista o Compromiso por Galicia, logró ayer tres concejales y colocarse como la tercera fuerza de la corporación, adelantando al BNG. En total, Lugonovo consiguió 5.279 votos y el 11,3% del total.

Sin embargo, esta marea ciudadana podría incluso haberle diputado la segunda posición al PSOE si, como ocurrió en ciudades como A Coruña, hubiese concurrido con Esquerda Unida. Pese a todo, Lugonovo consiguió el objetivo de ser una de las llaves de la gobernabilidad del Concello y pasar por delante del BNG, la fuerza de la que provienen algunos de sus candidatos, como los exconcejales Xosé Anxo Lage, Xoán Carlos Carreira o Neves Núñez, que ocuparon posiciones de relleno en la lista.

Aun así, los nacionalistas, a pesar de perder 620 votos y quedarse como la cuarta fuerza, evitaron el retroceso que registraron en otras ciudades y mantuvieron los dos concejales. El BNG, que logró 4.043 votos y un 8,6% del total, no será tan decisivo como hace cuatro años, cuando sus votos le dieron la alcaldía a Orozco, con quien compartió gobierno hasta que saltó el caso Pokemon y decidieron dejarlo solo. Sin embargo, consigue mantener casi intactas sus bases electorales a pesar de la aparición de unas candidaturas ciudadanas en las que decidió no integrarse para no perder sus señas de identidad nacionalistas.

La quinta fuerza más votada en Lugo fue otro fenómeno emergente de la política nacional, Ciudadanos, que logró conformar en el municipio lucense en tiempo récord una de las 19 candidaturas con las que concurrió a las municipales en Galicia. Con una mujer como cabeza de lista, la única de las nueve opciones que se presentaban en el municipio, y una discreta campaña electoral en la que según sus organizadores apenas contaron con unos cientos de euros, Ciudadanos logró rentabilizar la imagen de su líder Albert Rivera y captar 3.445 votos, el 7,3% de total, lo que le reporta dos concejales. No serán decisivos para elegir a un alcalde como seguramente pretendían, pero consiguen irrumpir en la política lucense con el objetivo de asentar una nueva opción de cara a futuros procesos electorales.

La sexta fuerza que logra entrar en la corporación es Esquerda Unida, que se presentaba con las siglas Ace, en un intento de aprovechar la marca Age con la que logró colocar en 2012 a Ramón Vázquez en el Parlamento gallego. Carlos Portomeñe, que lideraba esta lista, consigue después de varios intentos entrar en el Concello, gracias a que obtuvo in extremis el 5% de los votos que dan derecho a tener un concejal. Las 2.341 papeletas obtenidas superan en 693 a las que se anotó en 2011, cuando EU apenas obtuvo el 3,1% del total.

Fuera de esta corporación multicolor se quedaron las otras tres opciones que concurrían a las elecciones en Lugo y de las cuales, curiosamente, obtuvo mejores resultados la formación que menos se visualizó en la campaña electoral, el Partido Animalista, con un total 696 sufragios. En cambio, Foro Lugo, liderado por el exmilitante del PP Ildefonso Saavedra, recabó 604 apoyos, mientras UPyD se quedó con 530, eso sí, casi 200 más que hace cuatro años.

MESAS. Los resultados registrados en las 124 mesas electorales tampoco difieren mucho de la media de votos, aunque la mayor caída de apoyos registrada por el PP provocó que el PSOE ganase en más de medio centenar de urnas, muchas más que cuatro años antes. Los populares al menos consiguieron mantener su hegemonía en la zona rural, aunque en algunas parroquias los socialistas consiguieron recortar distancias. El PSOE registró victorias en barrios como Fontiñas o Acea de Olga, así como en O Castiñeiro, mientras que el PP ganó en la zona centro, A Milagrosa o A Ponte.

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