Las podas, no a gusto de todos

El tratamiento de árboles que ornamentan calles, zonas verdes o jardines particulares abre un debate sobre cómo se deben realizar

Santiago Lamosa. XESÚS PONTE
photo_camera Santiago Lamosa. XESÚS PONTE

Operarios de una empresa de jardinería, contratada por el Concello de Lugo, han llevado a cabo en los últimos meses las labores de poda de los 900 árboles que están repartidos por las calles de la capital lucense y de otros 650 plantados en parques y otras zonas verdes.

El corte de ramas, que se recomienda que se lleve a cabo en esta época del año con el fin de que los árboles pierdan menos savia porque es cuando se encuentran en reposo vegetativo, abre un debate público sobre cómo se debe llevar a cabo, tanto en las especies que están plantadas en espacios públicos como en propiedades particulares.

Hay quienes defienden una poda casi imperceptible, de las ramas secas y punto, para no correr el riesgo de que estas le puedan caer en la cabeza a algún transeúnte o puedan abollar la carrocería de algún vehículo.

Y hay quienes optan por una poda más visible, en la que los árboles quedan prácticamente desnudos, con solo el tronco y alguna rama despistada.

En la mayoría de los casos el volumen de la corta va en función del entorno de la planta. Si esta tiene cerca tendido eléctrico o fachadas de edificios, suele ser más pronunciada que si su crecimiento no estorba a ninguna construcción o mobiliario urbano.

Hay razones más domésticas. Propietarios que sesgan la copa porque en invierno el árbol da sombra de más y entonces facilita que se formen placas de hielo en la acera, lo que entrañan un riesgo para los que pasen por la zona.

Recientemente una profesora de Paisajismo de la USC, María Isabel Iglesias, se preguntaba por qué se llevó a cabo la poda "brutal" de tres árboles que se encuentran en el recinto de la Biblioteca Nodal de la Avenida de Ramón Ferreiro, ya que, según criticó, fue "un descabezado en toda regla; de la copa ya no queda casi nada, solo las bases de las ramas estructurales recortadas a ras". Es lo que se denominan podas "inadmisibles", que están "totalmente desaconsejadas", ya que "afectan directamente al vigor, a la salud y a la seguridad del arbolado".

"Las podas drásticas reducen a la mitad la vida útil de un árbol"
El profesor de la USC del Departamento de Producción Vegetal Santiago Lamosa advierte de que si se eligiese la especie adecuada para cada emplazamiento, los ayuntamientos se ahorrarían mucho dinero porque no sería preciso que llevasen a cabo tantas podas de árboles.

¿Qué podas ornamentales hay?
Hay tres tipos. La primera es de formación, cuando los árboles son jóvenes. Su gran ventaja es que se eliminan las ramas que pueden llegar a dar problemas. Como son muy pequeñitas cicatrizan perfectamente. Hay otra de mantenimiento, que se debería realizar prácticamente en todos los árboles adultos, en la que se elimina todo aquello que le sobra (ramas secas, enfermas, mal emplazadas...). Esta nunca debería afectar a la forma natural del árbol. La tercera, que es inadmisible, se podría llamar excepcional, para casos muy determinados. En general, elimina una gran parte del árbol, lo que provoca que pierda vitalidad. La vida útil del árbol desciende mucho. Si podría durar 100 o 200 años, con esta poda su longevidad se puede reducir a la mitad.

¿Por qué se llevan a cabo las podas excepcionales?
Creo que es porque está extendida la idea de que si a un árbol no se le sesga la copa o se le eliminan grandes ramas parece como si no fuese podado. Es un grave error. De hecho una buena poda de mantenimiento puede que no sea detectada por una persona que no sea experta porque no afecta a ramas estructurales, pero ha eliminado muchas secas, enfermas, mal emplazadas, etc. Muy a menudo se ven árboles con la copa sesgada, sin gran parte de sus ramas, y normalmente no hay ninguna razón para hacerlo porque aunque crezcan no estorban, no existen fachadas cercanas, ni líneas eléctricas aéreas... Incluso hay árboles tan podados que le dejan solo el tronco, como si fuera una especie de lápiz. Es por ignorancia. Es una barbaridad. No se dan cuenta de que es un organismo vivo. Es ahí cuando empieza su degeneración vital. Los árboles tienen la energía en la madera, en las raíces, etc. Cuando llegue la primavera, por ejemplo, los caducos van a echar poca hoja. Si al año siguiente se vuelve a hacer una poda drástica, pasará lo mismo. Entrarán en un bucle de debilitamiento y son muy susceptibles a enfermedades, plagas...

¿Son adecuadas en espacios públicos?
Depende. La mejor poda es la no poda o en todo caso aplicar una de mantenimiento o saneamiento para eliminar esas ramas secas que en un momento dado puedan caer sobre un peatón o un coche.

¿Y por qué se hacen entonces?
En primer lugar, porque están mal seleccionados los árboles. A lo mejor se elige plantar uno en un sitio en el que hay una fachada, una farola o una línea eléctrica a cinco metros. Lo que no se puede elegir nunca es un árbol que vaya a superar esas dimensiones porque, tarde o temprano, va a tener que ser podado.

¿Es un error muy común?
El error más común es seleccionar árboles en lugares donde no son viables o en un futuro van a tener problemas. Por ejemplo, cómo se pone en una acera que tiene tres metros de ancho un árbol que va a crecer toda la vida. Hoy en día existen clones y variedades de árboles que prácticamente se pueden adaptar a cualquier espacio. Si tenemos una acera de tres metros, se podría elegir una especie con una copa alargada, que no ensanchara mucho, que no cogiera mucha envergadura, para que no afectara a las construcciones que hay alrededor. Pero esto es algo que pocas veces se hace. En la mayoría de los casos si se elige el árbol adecuado, no se debería prácticamente realizar una poda, a no ser la de saneamiento cuando es adulto. Se ahorraría muchísimo dinero en poda. En un ayuntamiento, en el que prácticamente todos los árboles se podan, supone un coste para el erario público brutal.

 

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