Las obras para explotar la fábrica de la luz arrancan tras 7 años de concesión

Los trabajos comienzan después de que la Confederación autorizara a explotar un caudal de 18.000 metros por segundo a la empresa Inca
El perímetro de la fábrica de la luz se ha vallado para el inicio de las obras
photo_camera El perímetro de la fábrica de la luz se ha vallado para el inicio de las obras

Los lucenses se encontraron este viernes con todo el perímetro de la fábrica de la luz cerrado a cal y canto y con la puesta en marcha de las obras programadas hace siete años para empezar a explotar de nuevo la fábrica de la luz. Los trabajos, que fueron autorizados finalmente hace unos meses por la Confederación Hidrográfica del Miño Sil, van a suponer casi triplicar el caudal del río que se puede utilizar para generar electricidad en esa planta, que lleva décadas en desuso.

Así, la empresa podrá captar hasta 18.000 litros por segundo para volver a producir energía en la vieja planta lucense, que este sábado está en el centro del gran eje verde de la capital. Históricamente, en esa central se podía explotar un caudal de 7.000 libros por segundo. Pero el aumento de la capacidad fue una de las condiciones para poner en marcha de nuevo la fábrica, propiedad del Ayuntamiento y que se entregó en 2008 mediante una concesión a una firma asturiana, Inca. Se trata de una una compañía con la que el presunto testaferro de Francisco Fernández Liñares Miguel García Gesto, tendría firmado un acuerdo para conseguir el concurso de explotación ya un año antes de la adjudicación.

Después de años con el antiguo edificio en manos de una empresa privada y sin que se hiciera ni un solo trabajo de mantenimiento en la vieja fábrica de la luz, la empresa logró a principios del pasado mes de mayo la autorización de la Confederación Hidrográfica para aumentar el caudal de agua explotable.

La espera de siete años por ese permiso se sostenía en que solo se podría obtener rendimiento económico de la explotación hidroeléctrica con un aumento del agua aprovechada.

A esa licencia le siguió la concesión por parte del Ayuntamiento, a mediados del pasado mes de agosto, de un aval a la empresa para hipotecarse y poder comenzar las obras que arrancan ahora. El otorgamiento de ese aval, aseguró el Concello, no tendrá costes financieros para la ciudad.

El plazo de las obras que Inca proyecta llevar a cabo es de seis meses y consistirán en la instalación de una nueva turbina capas de aprovechar los 18.000 litros por segundo del caudal del Miño que la planta podrá explotar.

La empresa tenía como tope el 12 de noviembre de 2016 para acabar los trabajos con los que echar a andar la minicentral, ya que es ese el plazo límite fijado por la Confederación.

La explotación de la fábrica de la luz, que hace años llegó a estar en el epicentro de fuertes diferencias entre miembros del gobierno local, se entregó a Inca en el año 2008 por un periodo de 38 años y a cambio de la realización de una inversión de 1,7 millones.

Ese periodo de tiempo, en realidad, no ha empezado a contar y no lo hará hasta que la obra esté concluida y recibida por el Ayuntamiento. De esa forma, la empresa adjudicataria no ha sufrido ninguna pérdida por el hecho de que hayan transcurrido siete años desde que se dejó en sus manos la planta eléctrica.

Ese tiempo, sin embargo, sí ha pasado factura en el estado del edificio, que se ha ido deteriorando a pesar de que en la primera década del siglo se hicieron allí inversiones importantes con el teórico objetivo de lograr su recuperación, de cara a crear un museo que, en aquel entonces, se concebía como parte de la acción del Ayuntamiento.

Los trabajos para volver a poner en servicio la planta se han demorado desde 2008, cuando el Concello dio el control a la empresa

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