Algunos contagios se atribuyen a la práctica de sexo oral

Las infecciones sexuales, cada vez menos pero más difíciles de tratar

Más del 20% son ya resistentes a algunos antibióticos que, pese a todo, siguen prescribiéndose

Pocas variables hay que den tanta información de una sociedad como las enfermedades de transmisión sexual. Explotaron de forma clara en los 60 y 70, con la aparición de la contracepción oral, y bajaron en picado en los 90 por la generalización del uso del preservativo ante el miedo al sida. En un nuevo vaivén, y ya entrados en el siglo XXI volvieron a subir: ya no se temía al VIH, una enfermedad que la Medicina logró cronificar, y la utilización del condón se redujo. Ahora, al menos en Galicia, la incidencia vuelve a disminuir, pero se encuentran nuevos problemas: la imposibilidad o una gran dificultad para tratar o prevenir algunas de ellas.

Xurxo Hervada, director xeral de la Innovación e Xestión da Saúde Pública, contempla esa bajada con prevención. Existe, pero es moderada y todavía es demasiado pronto para saber si se consolidará en el tiempo. En cuanto a la provincia de Lugo, las cifras son tan pequeñas que las oscilaciones son aún menos concluyentes, en ocasiones variando en un solo caso. Ocurre, por ejemplo, con la gonorrea, que había crecido sustancialmente en el 2014 —pasando de 9 casos en 2013 a 17 ese año en Lugo— y baja ligerísimamente en 2015, cuando hubo 16 nuevos casos.

En Galicia hubo el año pasado 178 nuevos afectados por infección gonocócica, lo que supone una incidencia baja. Sin embargo, hay otro aspecto de la enfermedad que sí inquieta a los especialista de salud pública y mucho: su asombrosa capacidad para crear resistencias. Se trata de una bacteria ya convertida en superbacteria, que va superando cada nuevo tratamiento de forma que ya hay casos que no tienen terapia alguna.

Hace tres años, en el informe sobre infección gonocócica del Sergas se reconocía que la situación era "moi preocupante dende o punto de vista do control da resistencia a antimicrobianos". Entonces, solo el 3% de casos recibían como primer tratamiento el que se estaba recomendando en Europa y a la práctica totalidad de los pacientes se les administraba, sin embargo, una combinación de penicilinas que les obligaba a tener que volver a tratarse porque no les hacía efecto alguno.

Hervada señala que, a estas alturas, más del 20% de las infecciones gonocócicas son resistentes a esa terapia. Desde Salud Pública se hizo que la recomendada estuviese accesible en los centros de salud, además de hacer una labor informativa. La situación mejoró y el año pasado más del 52% de los primeros tratamientos fueron el recomendado. Sin embargo, y pese a las directrices, sigue prescribiéndose la combinación de penicilinas que se han probado inútiles en tantos casos.

El problema radica en que no dar el tratamiento antibiótico específico para una bacteria concreta contribuye a favorecer la resistencia, algo a lo que también ayuda tomarlo erróneamente, tanto cuando no hace falta (antibióticos ante una gripe, por ejemplo) como cuando se acorta el tiempo de administración o la dosis recomendada.

Desde el 2009 existen bacterias de la gonorrea resistentes también al último de los tratamientos recomendados. El primer caso se detectó en Japón en enero de ese año y en mayo de 2012, el primero en España. Se trata de pacientes que no tienen posibilidad de terapia alguna para una enfermedad frecuentemente dolorosa (aunque también puede cursar sin síntomas), con consecuencias que pueden ir desde ninguna hasta la infertilidad. La Organización Mundial de la Salud alertó hace un mes de la necesidad de tratar esa infección con los antibióticos adecuados y extendió esa misma petición para la sífilis y clamidia, enfermedades que también parecen estar disminuyendo en Lugo.

La que tiene un crecimiento sustancial es el virus del papiloma humano (VPH). Es la más común de las infecciones de transmisión sexual y se estima que la mayoría de las mujeres entrarán en contacto a lo largo de su vida con el virus, generalmente sin notar síntoma alguno. Si provoca lesiones estas se consideran precursoras del cáncer de cérvix.

No hay datos actualizados de incidencia de VPH aunque sí de sus consecuencias —7 nuevos casos de tumores de cuello de útero, pene y orofaríngeos cada año en Lugo— y estimaciones de los sanitarios. "Es algo que más que crecido ha explotado. Vemos muchísimos casos", explica Olga López Racamonde, enfermera, profesora de Enfermería y coordinadora de una investigación sobre hábitos sexuales de los adolescentes lucenses. En el estudio detectó que los jóvenes asocian el uso del preservativo con la prevención del VIH, pero gran parte de las otras enfermedades les son desconocidas. La mayoría no sabe que el condón no protege del todo contra el VPH porque el virus puede está presente en toda el área genital y se puede transmitir por contacto de piel con piel.

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