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Las estufas de leña y las calefacciones de pellets bajan la calidad del aire

Los niveles de benzopireno en el aire son más elevados de lo previsto, en parte debido al aumento de las instalaciones de pellets ► No obstante, la calidad del aire es buena puesto que ninguno de los contaminantes que se miden, cada cinco minutos, supera los límites
El aumento del uso de pellets en calefacción se nota en el aire
photo_camera El aumento del uso de pellets en calefacción se nota en el aire

La calidad del aire en Lugo y en el resto de Galicia es buena, según los análisis que hace de forma constante la Xunta a través de su red de estaciones, pero hay un contaminante que está teniendo más presencia de lo que se esperaba. Es el benzopireno y la fuente más importante de producción son las calefacciones de biomasa, tanto las tradicionales estufas y cocinas de leña como algunas de las nuevas instalaciones de biomasa, como las de pellets. "É un compoñente que está tendo moita importancia porque se medía pouco e os niveis están resultando máis elevados do que se esperaba", explica la jefa de la sección de Calidade do Aire, la lucense Nuria Gallego.

Los incendios forestales y las quemas controladas, ambos fenómenos muy abundantes en Galicia, también son focos de producción de esta sustancia contaminante, aunque, como el resto de las emisiones que la Xunta controla de forma continua, no supera el umbral de evaluación.

El último Informe de Calidade do Aire de Galicia publicado, correspondiente al periodo 2008-2014, muestra que el benzopireno se encuentra en todo el territorio gallego por debajo del umbral inferior de evaluación, salvo A Mariña, que está entre los umbrales inferior y superior. Así, durante los 76 días del año 2014 que se midió este contaminante en la estación de Xove, se obtuvo una media de 0,39 nanogramos por metro cúbico, frente a un máximo de 14 y un mínimo de 0,05. En la capital lucense, los datos registrados en el periodo 2008-2010 aportaron una media de 0,507 nanogramos por metro cúbico, frente a un mínimo de 0,001 y un máximo de 3,06.

Las cocinas de leña siguen estando muy presentes en el ámbito rural y en las ciudades las estufas de carbón también son un recurso para muchas personas que no tienen acceso a otro tipo de calefacción. A eso se suma el gran aumento que se produjo en los últimos años de las calefacciones de biomasa. Para reducir este tipo de emisiones se debe tender a instalaciones eficientes y combustibles de calidad. El problema es que a veces no se selecciona el material que se destina a pellets y se acaban quemando, por ejemplo, restos de fábricas de muebles con barnizados y colas.

La Xunta tiene una red de estaciones de medición fijas repartidas por el territorio gallego, que tiene dividido por zonas, en función de las mayores concentraciones de población y de los principales focos industriales. Así, las zonas de estudio son las siete grandes ciudades, Arteixo, A Mariña, Oural y una zona denominada rural, aunque no toda lo es estrictamente, que abarca el territorio restante.

LA CAPITAL. En la ciudad de Lugo, la estación está en la Ronda de Fingoi, donde el principal contaminante es el óxido de nitrógeno, que emiten fundamentalmente los coches. Sin embargo, los niveles que registra están muy por debajo de los límites. En lo que va de año, la media fue de 11 microgramos por metro cúbico, cuando el límite está en 40. Además, no se superó nunca el límite por hora (200 microcramos) ni hubo ninguna alerta. También los valores de monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono, partículas y dióxido de azufre estuvieron muy por debajo de los umbrales.

En la calidad del aire lucense influyen muchos factores, desde la inexistencia de grandes industrias al hecho de que tiene un casco histórico en su mayoría peatonal y es una ciudad pequeña, de manera que muchos desplazamientos pueden hacerse a pie. Su situación, en un alto, también ayuda a que los vientos diluyan la contaminación. Es justo lo contrario a lo que sucede en Ourense. "Sendo cidades parecidas, os datos dunha e doutra no verán non teñen nada que ver, aínda que tampouco en Ourense se chega aos valores límite", explica Gallego.

La climatología influye y los valores suelen ser más altos en verano por la falta de lluvia. Se perciben variaciones también en función de si los inviernos son muy lluviosos o secos. Es frecuente, por ejemplo, que los valores suban en meses como febrero o marzo, cuando las precipicitaciones cesan y llegan las heladas. Porque, además, el frío hace que se use más el coche y se enciendan más las calefacciones.

En la provincia de Lugo, la Xunta también tiene dos estaciones de medición en el centro-sur y otras dos en la costa, por la presencia de potenciales focos de contaminación. En Oural están Cementos Cosmos y Magnesitas de Rubián y en A Mariña, Alcoa. En lo que va de año, los gases emitidos no superaron nunca los valores límite y no se dieron situaciones de riesgo. Es difícil que suceda, apunta Gallego, porque la Xunta recibe datos de cada una de las estaciones cada cinco minutos y dispone de un sistema de alertas que advierte de cualquier posible incidencia.

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