De Lara procesa al proxeneta del Eros, que trataba a mujeres como "vacas"

Once años después de iniciada la Carioca, sobresee la acusación contra cinco de los ocho imputados

El Eros estaba en Garabolos y sufrió varios incendio una vez clausurado. EP
photo_camera El Eros estaba en Garabolos y sufrió varios incendio una vez clausurado. EP

En su maratón por cerrar parte de los macrosumarios abiertos, la jueza Pilar de Lara acaba de emitir auto de transformación en procedimiento abreviado en una de las piezas de la operación Carioca, la que se centra en las actividades del burdel Eros. En dicho auto, la magistrada propone el procesamiento —por delitos de prostitución, tráfico clandestino de personas, contra los derechos de los trabajadores y tenencia de armas— del propietario del prostíbulo, Marcos Grandío Ascariz, que en las conversaciones interceptadas se refería al mismo como "granja" y a las mujeres, como "vacas", "ganado" o "rebaño".

En esta pieza de la operación Carioca, cuya instrucción comenzó en diciembre de 2008, permanecían investigadas siete personas además del proxeneta. Se trata de la pareja de este, del encargado del burdel y de otras cinco personas que habrían colaborado de diversos modos en la trama de prostitución. Para cinco de ellas, la jueza dicta directamente el sobreseimiento, tras no haberse hallado pruebas de delitos.

Pero es que lo más probable es que finalmente solo acabe en el banquillo de los acusados el propio Marcos Grandío, ya que Pilar de Lara insiste en mantener la acusaciones contra la pareja del proxeneta y el encargado del burdel pese a que, según reconoce, la Fiscalía ya ha comunicado su criterio de que también se debe archivar el caso respecto de ambos. Dado que la acusación pública final depende de la Fiscalía, ninguno de los dos llegará al banquillo salvo que una acusación privada lo solicite.

La magistrada de instrucción 1, sin embargo, cree que tanto el encargado como la pareja de Grandío eran parte importante de la trama y que actuaban con el mismo desprecio por la ley y la dignidad humana que este. De hecho, es en conversaciones con ellos en las que el proxeneta habla del Eros como "la granja", de los salones en los que trabajaban las prostitutas como "establos" y de estas, como "vacas".

EXPLOTACIÓN. Y lo cierto es que la situación laboral que la jueza describe en su auto no dista mucho de esos conceptos: las mujeres eran en su práctica totalidad extranjeras en situación irregular en España, muchas de las cuales habían sido captadas por esta red en sus países de origen; mujeres que no eran forzadas a ejercer la prostitución pero cuyo consentimiento, según razona De Lara, estaba totalmente anulado por la situación de necesidad y de pobreza que arrastraba a la mayoría; de ello se aprovechaba el dueño del prostíbulo para imponer unas condiciones de trabajo inhumanas, con jornadas de diez u once horas, control hasta el extremo de que se llevaban anotaciones con los días que cada una tenía el periodo y multas coercitivas cada vez que alguna faltaba por enfermedad o se retrasaba.

El auto también recuerda que Grandío contaría para sus actividades con la ayuda y protección de algunos agentes de Policía y de la Guardia Civil de Lugo, que tampoco son procesados en este procedimiento. Fruto de sus negocios, el principal acusado habría obtenido ingentes beneficios con los que, entre otras inversiones, había comprado inmuebles y vehículos en Colombia.

Por todo ello, Pilar de Lara propone que se juzgue a Marcos Grandío por "uno o varios" delitos continuados de prostitución, en concurso con delitos contra los derechos de los trabajadores; de ellos también considera coautores, en contra del criterio de la Fiscalía, a su pareja y al encargado. Además, añade para el proxeneta tres delitos de tráfico clandestino de personas con fines de explotación sexual, cuatro contra los derechos de los trabajadores extranjeros y otro más de tenencia ilícita de armas, ya que tenía una pistola detonante modificada.

El delito de abuso sexual, prescrito
El delito más grave de los que se investigaban en esta pieza era el abuso sexual que habría cometido Grandío contra una de las prostitutas. Esta, de hecho, pasó a ser testigo protegida del caso y obtuvo por ello todos los papeles para permanecer en España.

El problema es que la mujer no dijo nada cuando prestó la primera vez declaración, sino varios años después; había abandonado España y regresó amparada por el juzgado para presentar la denuncia. Pero dado que el supuesto abuso se habría cometido en 2009, este estaba ya prescrito cuando se recogió la denuncia. Ahora ha sido sobreseído.