De Lara cierra el caso de la perra Katalina sin poder demostrar si alguien la tiró por la ventana

La jueza propone procesar a los dueños por un delito de maltrato animal por llevársela del Rof Codina sin operar
Los dueños de la perra Katalina reclamaron ante el juzgado que les devolvieran el animal. XESÚS PONTE
photo_camera Los dueños de la perra Katalina reclamaron ante el juzgado que les devolvieran el animal. XESÚS PONTE

La jueza Pilar de Lara ha dado por concluida, dos años después, la investigación sobre la caída al vacío de la perra Katalina. Lo ha hecho convencida de alguien lanzó al animal por la ventana de la casa ocupada en la que vivía con sus dueños en A Milagrosa, pero reconociendo que no se ha podido demostrar que así fuera ni quién habría sido. Por ello, en su auto de cierre de instrucción propone que los dueños de la perra sean procesados solo por un delito de maltrato animal, por haberse llevado a Katalina del Rof Codina sin dejar que fuera operada de la rotura de dos patas que presentaba.

Una opinión, sin embargo, que no comparte la Fiscalía, que ha recurrido el auto al considerar que como mucho se les puede acusar de un delito leve. La diferencia es que la propuesta de Pilar de Lara puede implicar penas de tres meses a un año de prisión, mientras que la acusación del ministerio público solo contempla como pena una multa de uno a seis meses.

La magistrada abrió esta investigación en noviembre de 2017, tras tener conocimiento por las redes sociales y los periódicos de que una perra había resultado herida tras caer al vació por una ventana. Resultó ser un edificio en semi ruina en el que el animal vivía con sus dueños okupas. Pilar de Lara decidió de inmediato imputar a la pareja como sospechosa de haber tirado al animal, pese a que ellos aseguraban que no estaban en casa en ese momento.

La jueza reconoce que no puede acusar a los dueños "aun considerando que la perra tuvo que ser lanzada por un ser humano"

Además, en un extensísimo auto en el que dejaba patente su contrariedad porque en España no existiera una ley más dura que protegiera a los animales, decidía aplicar en este caso medidas absolutamente novedosas, como la retirada de la "patria potestad" a los dueños, órdenes de alejamiento o la entrega en adopción del animal. Un auto que fue contestado por la Fiscalía resaltando su estupor por las medidas adoptadas, que en España solo se contemplan para las personas. Fue un auto tan comentado a nivel nacional que algunos imputados en otros asuntos que dirigía la jueza incluso reclamaron con ironía para sí mismos la misma atención que prestaba a la perra Katalina.

Dos años después, Pilar de Lara escribe de nuevo otro extenso auto (35 páginas) en el que insiste en sus reproches a los legisladores españoles por la falta de normas más claras y estrictas de protección a los animales. También repasa todos los testimonios recabados y pruebas periciales encargadas, para concluir que "aun considerando que la perra tuvo que ser lanzada, arrojada o precipitada por un ser humano, no podemos afirmar la participación en tales hechos de los investigados, como tampoco podemos excluir la de una tercera persona".

Lo que sí considera probado es que los dueños acudieron unas horas después de la caída al hospital Rof Codina, donde estaba ingresada la perra, y se la llevaron pese a que los veterinarios les dijeron los daños y el dolor que podría sufrir el animal. De Lara entiende que la carencia de medios para hacer frente al precio de la operación no justifica ese comportamiento.

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