"Ao mellor fixemos nós máis ca se fixo noutros anos de goberno"

La alcaldesa hace balance de un año, todavía no cumplido, de muchos sobresaltos y trabajo, "aínda que non todo se ve" ► La situación política, en minoría y con mucha oposición, y administrativa, con poco personal y mucho miedo, lastra la actividad
Lara Méndez hace balance del año con los periodistas, Paco Nieto, Xoán Carlos Vidal y Benigno Lázare en Telelugo.
photo_camera Lara Méndez hace balance del año con los periodistas, Paco Nieto, Xoán Carlos Vidal y Benigno Lázare en Telelugo.

¿CÓMO ES la regidora de Lugo? ¿Qué ha conseguido en este primer año escaso de mandato? ¿Qué retos tiene? Lara Méndez ha permitido a El Progreso pasar un día con ella y asomarse a las entrañas del gobierno y del entramado municipal. Este es el resultado. 

"Non ía para alcaldesa, pero sono de pleno dereito" 

Hace hoy un año, Lara Méndez seguía siendo la aspirante oficial a la presidencia de la Diputación, tal como contaba El Progreso. El PSOE nombraba negociadores con las fuerzas de izquierda porque mantenía la esperanza de que Orozco conservara la alcaldía. No pudo ser, pero Méndez no supo que iba ser regidora hasta 48 horas antes de la investidura, dice. "Tomei posesión o 13 de xuño pola mañá, pola tarde tivemos as Vísperas da Ofrenda do Antigo Reino de Galicia; ao día seguinte a Ofrenda e, a fin de semana seguinte, o Arde Lucus", recuerda. Inició su andadura a un ritmo frenético y sin tiempo a hacerse con el mando. Una especie de presagio de lo que iban a ser los meses siguientes. 

No hubo muchas acciones de calado, salvo la anulación de la Ora, pero lo vivido por Méndez en este primer año fue casi una carrera de obstáculos. Gobierno en minoría, renuncia de dos concejales, cortes de luz por el atasco que había en la tramitación de facturas y que tardó en solucionarse, imputación e inmediata dimisión del recién fichado secretario municipal... También hubo alegrías, como desatascos de algunos asuntos, ejecución de obras que llevaban mucho tiempo pendientes y aprobación del presupuesto. "Como estamos? Contentos, satisfeitos polo traballo feito, porque puxemos as bases. Son cousas que ao mellor non se ven, pero son importantes para ter máis axilidade. E sabendo que sempre se pode facer máis, unha sensación que é boa porque iso é que tes retos, proxectos", dice. 

Uno de los rasgos que enseguida se perciben en Méndez es su aplomo. Y que no le gustan las prisas. Se tomó el tiempo que consideró, o que necesitó, para organizar el gobierno y la estructura municipal, y no es ella la que suele poner fin a una conversación. Fue bailadora y conoce la importancia del ritmo, aunque a veces acaba cambiándoselo la oposición, de pura desesperación. Otras veces es ella la que se exaspera, cuando cree que los procesos podrían ir más rápido o cuando surgen contratiempos. 

En este primer año, Méndez ha ganado seguridad. Y no ha perdido la sonrisa, pese a las críticas y al sambenito de que no quería ser alcaldesa. ¿Terminará por sacárselo? "Como nunca me vin con el nas costas...", dice. "A ver –aclara–, son a primeira que asumo que non ía para alcaldesa, porque tiñamos un cabeza de lista. Agora, dende o minuto cero son alcaldesa de pleno dereito, con toda a responsabilidade, precaución e vértixe, pero con satisfacción e orgullo. Nunca me sentín cunha mochila nas costas", proclama. 

"É certo que ás veces non é fácil falar comigo" 

El día con la alcaldesa empieza a las nueve de la mañana. Recibe en un pequeño despacho de trabajo, al lado del oficial. Se prepara para presidir la junta de gobierno, pero la actualidad ha trastocado la agenda. Los periódicos cuentan que la Xunta anuncia que va a hacer una residencia de mayores en Lugo y la noticia, aunque positiva, recalca, la ha enfadado mucho por la forma en que ha sido comunicada: a través del diputado y portavoz del PP en el Concello, Jaime Castiñeira, a pesar de que es una demanda que ella había trasladado directamente al conselleiro en varias ocasiones "sen propaganda". Qué menos que una llamada, dice. Pero estamos en elecciones y aquí el que no corre vuela. Es la reacción al anuncio –que la propia Méndez había hecho al conselleiro por teléfono, asegura– de que el PSOE iba a llevar al pleno de esta semana una moción para solicitar a la Xunta esa infraestructura. 

Méndez es alcaldesa nueva, pero lleva años en política y algo sabe, así que ha reaccionado rápido y su equipo hierve alrededor preparando un dossier con la oferta de siete parcelas. A lo largo de la mañana acudirá personalmente a registrarlo a la Xunta.

Queja interna: "Non é normal que a cen metros se poidan facer procesos de contratación e aquí non"

En el área de gobierno la actividad es frenética y, además del personal, anda por allí un pedáneo y el alcalde de Pol, compañero de filas, de visita. La mayoría de la oposición todavía no ha llegado al Concello, aunque el portavoz de Lugonovo, Santiago Fernández Rocha, ya va en busca de un funcionario para tratar su propuesta de consejo municipal de cultura. Aprovecha la presencia del medio de comunicación para manderle recado a la alcaldesa. "Dálle recordos", dice. La interlocución con la regidora no es tan directa ni tan frecuente como debería de ser dadas las circunstancias, opina el concejal. "Non é certo. El ten o meu teléfono", responde Méndez cuando se le pregunta unas horas después, en un receso entre acto y acto. Aunque reconoce que puede haber algo de cierto en eso que a veces se escucha, no solo a la oposición, de que no es fácil hablar con la alcaldesa. "É certo que ás veces non é fácil, porque sempre tes algo, surxe unha cousa, tes que saír… A veces falamos con interlocutor, por operatividade, para que non estea esperando, se se lle pode solucionar dende a alcaldía...", explica sobre Rocha. 

Coalición en la sombra, ¿o más? 

Lugonovo acordó no entrar en el gobierno, pero en la práctica hay quien ve al portavoz Lugonovo, Santiago Fernández Rocha, como un miembro más. No es raro verle entrar y salir del área de alcaldía, para informar de que la plaza de abastos está sucia o para registrar una propuesta para reestructurar el trasporte urbano. Es habitual que algunos concejales de gobierno se asomen al despacho de Rocha para comentar algún tema o que, en el pasillo, le informen de cómo va determinado asunto. Le rinden cuentas, y no es para menos. Gracias a Lugonovo –y al BNG–, Mendez es alcaldesa. La actitud de la formación es crítica, pero también colaboradora, y, con el beneplácito de su asamblea, acaba de permitir al gobierno la aprobación del presupuesto. Lugo ha sido de la primeras urbes en minoría en pasar un trámite crucial para la ciudad. 

Lugonovo ayuda, pero también presiona, con continuas propuestas de acción y petición de resultados. "Cando un cobra para pensar simplemente é moi fácil parir ideas. É certo que é unha oposición construtiva, pero unha cousa é comunicar que está mal unha cousa e outra, tratar de buscarlle solución", se queja la alcaldesa. Para eso, Lugonovo tendría que estar en el gobierno, se le hace ver. "Nunca cerramos a porta", responde. ¿Pero se plantean explorar esa posibilidad? ¿Iniciar una negociación? "Eu creo que de forma indirecta ao final..., cando un empeza a ter sintonía, a ter acordos, puntos en común... Todo facilita un posible acordo". "É unha opción real que está aí, é cuestión de materializalo..."; "estamos no camiño"; "imos deixar pasar a primavera...", afirma Méndez, con ambigüedad calculada. ¿El PSOE se ofrece? 

Mucho despacho, poca calle 

El miércoles es uno de esos días en que no resulta fácil pillar a la alcaldesa. No es lo habitual en este tipo de encuentros con políticos, pero sus asesores han dejado absoluta libertad para acompañarla y charlar con ella, con la excepción de los actos en que no es posible por imperativo legal, como la junta de gobierno. Eso sí, con toda la intención han elegido una jornada con la agenda pública bien cargadita. A la alcaldesa se le reprocha que se le ve poco en la calle, con los ciudadanos. Se la compara continuamente con su antecesor, que presumía de conocer todas las esquinas de Lugo y a los ciudadanos por su nombre y siempre tenía gente a las puertas del despacho, pero Méndez ve injusta esa comparación. "Non é o mesmo o ano un de goberno que o oito. Cando levas dez anos podes resolver por teléfono e sen mirar", afirma. 

Méndez venía de una administración, pero muy distinta, y la mayoría de su equipo era nuevo, por lo que tuvo que dedicar semanas a conocer el entramado municipal, el estado de los asuntos y al personal con el que contaba. Todavía se acalora cuando recuerda el momento en que el interventor le comunicó que había una docena de contratos caducados. Al principio, los papeles se acumulaban en su mesa porque Méndez miraba con ojos de lupa absolutamente todo. Y preguntaba y repreguntaba. No lo cuenta ella, pero gracias a esa supervisión, el gobierno paró algún asunto delicado. Hay que recordar, además, que la mariñana estuvo imputada durante cinco años -–y hasta en el calabozo– por un error judicial y que tomos y tomos de documentación municipal están en los juzgados por procedimientos abiertos hace años. El miedo era razonable. 

Ese "proceso de adaptación", a la nueva administración y a la nueva situación política, en minoría y con cinco grupos de la oposición, fue "o peor" del primer año, asegura. Dicen que todavía le cuesta confiar, y hay quien atribuye el exceso de despacho a inseguridad. Sin embargo, ha ido aumentado su actividad pública y el resultado no es malo.

Exposición y críticas: "Hai que ir curtíndose; ás veces dán moita rabia, porque son certas, pero outras son inxustas e producen impotencia"

Se reúne con los vecinos en los barrios y parroquias con la excusa de recabar ideas para mejorar el bus. Esta semana, un vecino de A Ponte le pedía "dúas táboas" que faltaban en un banco y, al día siguiente, Méndez presumía de banco arreglado con la foto en el móbil. "O bo disto é que dá rendibilidade e satisfacións moi pronto, e que lle pos cara a quen lle solucionas o problema", afirma orgullosa. La parte mala, una de ellas, es la familiar. Tiene una niña de cuatro años y, algunos días, lo más que comparte con ella es un beso por la mañana. Como otros padres de otras profesiones, hay que decir. 

Méndez también habla de la pérdida de intimidad, sin que resulte fácil discernir si como queja o lo contrario. "Nos oito anos como vicepresidenta da Deputación, poucas veces me teñen parado pola rúa. Aquí na primeira semana xa me paraban", cuenta. El miércoles, la jornada incluyó café en un establecimiento de la Praza Maior y recorrido a pie por el centro. Sin muchas paradas. Es opinión unánime que gana en las distancias cortas y quizás debería explotarlo más. 

Gobierno limitado y, ¿falta de impulso político y definición? 

Uno de los condicionantes del gobierno es que solo son ocho concejales, dos sin dedicación y la mayoría nuevos. Son dedicados y responsables, pero tienen macroáreas y alguno no sabía ni qué era una junta de gobierno. En la del miércoles, faltan los dos ediles sin dedicación, además de Ana González, por lo que solo están cinco y dos funcionarios. El gobierno de Lugo sobre las espaldas de media docena de personas. Esas limitaciones hacen que, a veces, se perciba falta de impulso político –que Méndez niega– y de definición de los proyectos. Por ejemplo, el gobierno lleva meses anunciando un plan de empleo, pero todavía no se sabe en qué consistirá. Pese a no ser muchos, pocas veces coinciden todos. "Vexo e falo máis cos concelleiros polas tardes, e moitas veces, de ti a ti", cuenta, justo después de que González la haya puesto al día. Es por la tarde, pero por el Concello andan también Miguel Fernández, Manuel Núñez y Rosana Rielo. Estaba anunciada la presencia de un periodista, pero hay que decir que esa es la estampa habitual casi cualquier día. 

"Entre os funcionarios hai un medo ao erro tremendo" 

La alcaldesa asegura que en estos primeros meses han llevado a cabo un intensísimo trabajo. "O que pasa é que, cando hai cambios, xéranse expectativas. Pero se comparamos con outros anos de goberno, xa non digo desta administración, por non comparar, ao mellor non se fixo nin a metade do que fixemos nós, e aínda non cumprimos o ano", dice la alcaldesa. Recuerda las obras por 1,7 millones de euros en zona urbana y por 1,5 millones en rural; las nueve candidaturas para captar 33 millones de la UE; la ejecución de un taller de empleo y la solicitud de otros dos; la organización interna; la revisión y aprobación de 17 ordenanzas fiscales y de los presupuestos; el portal de transparencia y la contratación del trabajo para aprobar el 5% del PXOM. El Concello también ha devuelto el dinero del recibo de la basura por la huelga de 2014, pero tiene atascados proyectos como el remate de la cárcel y ni el anterior gobierno ni el actual han planificado con la Xunta la dotación del auditorio. 

Méndez reconoce lentitud en muchos procesos y lo atribuye a la situación interna del Concello. Por un lado, a la falta de personal, debido a las limitaciones a la contratación de los últimos años y a que ni siquiera se repusieron las plazas que permitía la ley. Esta se ha flexibilizado, pero aun así, el gobierno encuentra dificultades para contratar. "O que non é normal é que a cen metros [en alusión a otros concellos] se poidan facer procesos de contratación e aquí non", afirma, en alusión directa al área de Personal. El miércoles es el director de la banda quien aborda a la alcaldesa en los soportales para plantearle que se necesitan músicos. Es el pan de cada día. 

A las dificultades anteriores hay que añadir la "tarea acumulada" que el nuevo gobierno se encontró y la "desmotivación" y el "medo" de muchos funcionarios, "secuelas" de años de descuidada política de personal y de las investigaciones judiciales. "Hai un medo á equivocación tremendo, a tomar decisións. E iso é terrible, porque equivocarse forma parte do día a día, non é nada penal". Y luego están las malas relaciones entre funcionarios, en algunos casos motivadas por esa judicialización, porque algunos se sienten perjudicados por las declaraciones de otros. Por otro lado, Méndez asegura que los trabajadores se han visto sobrecargados aún más por la legítima pero incesante petición de información y de realización de propuestas de la oposición. 

"Volvería suspender a Ora" 

No llevaba ni un mes como alcaldesa y Méndez suspendió la Ora, una decisión que puso patas arriba la ciudad –aunque no tanto como se llegó a prever– y provocó su primera crisis con la oposición. Hizo el anuncio sin informar a los portavoces de los grupos municipales, con los que acababa de estar, y empezó el trabajo para elaborar una nueva ordenanza sin contar con ellos, dando preferencia a colectivos vecinales y profesionales. Méndez reconoce que fue un error, aunque dice que es obvio que no pretendía prescindir de la oposición porque la necesitaba. "Con ese proceso creo que aprendemos todos. Nós como goberno e tamén a oposición, a reflexionar máis as súas iniciativas", afirma. 

Y es que el PP acabó capitaneando al resto de la oposición en una iniciativa para municipalizar el servicio cuyo único resultado de momento es que, diez meses después, no hay señales de que la ciudad pueda tener un sistema de reglamento del aparcamiento a corto plazo. Sin embargo, Méndez dice que no se arrepiente de la suspensión. "Había un contrato nulo de pleno dereito, que estaba no punto de mira por moitas razóns, e co agravante de que estaba a punto de finalizar. Prorrogalo sería incidir na sospeita", explica. 

Municipalizar, una quimera 

Fuerzas de izquierda y conservadoras apuestan por municipalizar servicios y ya hay acuerdos plenarios en ese sentido tanto para la Ora como para la grúa, que funciona sin contrato. Sin embargo, en opinión de la alcaldesa, son procesos difíciles de cumplir "de maneira inmediata". "Cando non somos capaces de dotar servizos esenciais, cando menos parece incongruente", pregunta. 

Cintura para las críticas 

Lara Méndez es alcaldesa con toda la legitimidad, pero hay quien no le perdona que fuera a costa de la renuncia de Orozco y en este primer año ha sido blanco de muchas críticas. Sin embargo, tiene una gran capacidad de encaje y, de puertas para afuera, por el momento no pierde el gesto amable. "Hai que ir curtíndose. Ás veces dá moita rabia porque dis, é certo, isto está mal e hai que solucionalo. Pero outras veces sintes moita impotencia porque non son xustas", afirma. Manuela Carmena reconoció hace unos días que los primeros días como alcaldesa se despertaba sin ganas de ir al Concello. "Eu ao mellor espertaba ás tres da mañá e non volvía a durmir", zanja Méndez. Con toda seguridad habrá tenido algún día de esos. ¡Quién no!

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