A la sombra de ► Lara, alcaldesa de Vancouver

La candidata del PSOE aspira a repetir mandato para poder terminar unos proyectos que tuvo que poner en marcha de rebote y con un equipo y unos problemas heredados

Lara Méndez, con madres y abuelas de Albeiros. SEBAS SENANDE
photo_camera Lara Méndez, con madres y abuelas de Albeiros. SEBAS SENANDE

Lara Méndez (Suiza, 1972) quiere convertirse en la primera alcaldesa de Lugo. Es verdad que lo ha sido los últimos cuatro años, pero eso fue porque no tuvo más remedio, porque entonces lo que quería ser era la primera presidenta de la Diputación. En eso le pasó un poco como a Manolita López Besteiro, la primera mujer que se presentó con opciones reales de convertirse en alcaldesa; Fraga había enviado a su conselleira de jubilados y saraos a reconquistar la ciudad para el PP, pero lo hizo con tanta desgana que lo más cerca que estuvo de lograrlo fue a través de aquella pintada coñera que se mantuvo tanto tiempo sin borrar en Rei Don García: Manolita, alcaldesa de Bagdad.

La diferencia, entonces, es que esta vez quiere ser alcaldesa de Lugo, aunque sea con la idea de convertir la ciudad en el Vancouver galaico, signifique eso lo que signifique. Lara Méndez ha empleado demasiado tiempo, esfuerzo y disgustos en sacudirse la herencia envenenada que recibió como para frenar ahora que lo tiene en la mano. Ahora lleva su propio equipo y su propio proyecto de ciudad y menos peso en la mochila. La contrapartida es que en unas elecciones se evalúan los proyectos de los aspirantes pero la gestión de la que manda, y hay quienes piensan que no se puso a mandar a tiempo.

9.00 horas: Desayuno de mujeres

Han quedado en la cafetería Los Soportales, a cuya puerta se van arremolinando las representantes de los colectivos de mujeres convocados. Sobre el vecino concello aún no ha levantado la niebla, Méndez llega tarde y las mujeres deciden que se espera mejor dentro.

La organizadora, Ana González Abelleira, encargada del área social en el gobierno y en la lista del PSOE, esperaba unas quince, pero se han presentado el doble, así que reorganizan las mesas. La alcaldesa da besos, ayuda con las mesas y se sienta en el centro. Los primeros minutos son de presentación de programa puro y duro, lo que unido a que desde los extremos apenas se oye y a que para repartir correctamente los 30 cafés en las mesas hubiera hecho falta un proyecto técnico previo, limita el interés de las presentes.

Lara Méndez reunida con representantes de colectivos femeninos. EPHay representantes de todo tipo de colectivos femeninos, desde asociaciones contra la violencia de género hasta de mujeres rurales, empresarias o colectivos feministas que reclaman el tiempo de pasar a la acción porque "queremos a metade de todo". El acto se anima e intensifica con el intercambio de opiniones y de peticiones y ella está más cómoda y menos envarada en los cara a cara, en los que es inevitable que salgan los asuntos que más se escuchan entre los ciudadanos, tengan la ideología o el género que tengan: el problema del aparcamiento, la falta de policías, el colapso en las licencias y permisos, el bus urbano...

La alcaldesa se brega bien, pero tampoco puede evitar recurrir a los mantras de plañidera en los que suele refugiarse, con mayor o menor razón según las ocasiones: la Xunta bloquea proyectos e inversiones y no hay personal suficiente en el Concello porque la Ley Montoro no dejaba contratar ni gastar. Un parapeto que, sin embargo, no ha terminado de convencer a una oposición que esgrime la parálisis de la actividad municipal por la incapacidad del equipo al frente.

11.00 horas: Debate a seis

Está citada en una radio con los otros cinco candidatos con representación municipal para el enésimo debate de la campaña. La repetición ha convertido estas citas casi en una liturgia, una especie de continuación de los plenos broncos, en los se hablan a tiempo tasado y se escuchan poco. Lara cree que esto de los debates se ha ido un poco de las manos, que deberían hacerse más durante el mandato y menos en campaña: "Quita mucho tiempo de calle, que es la campaña de verdad".

Lara Méndez aprovecha un desplazamiento para cumplir agenda. EPTambién cree que lo que se debe votar en estas elecciones es el proyecto de futuro para la ciudad, que ella exhibe con mucha más ilusión de la que emplea en defender lo conseguido en estos últimos cuatro años. Cuando quiere enfatizar algo mira a los ojos mientras ladea ligeramente la cabeza, en un gesto de muy madre poniendo el punto sobre la i. Su primer minuto en el debate lo emplea en eso, en presentar su propuesta de completar su proyecto de convertir Lugo en una referencia de la economía verde; para ello vuelve a recurrir al ejemplo de Vancouver, la ciudad canadiense que su campaña quiere convertir en señuelo, como si estuviera hablando de San Xoán do Alto.

12.30 horas: Mamá no va a comer

Sin tiempo para nada y arrastrando su retraso habitual, sale de la radio hacia la Praza da Milagrosa, donde el PSOE ha instalado una carpa informativa. Por el camino, mientras conduce su asesora de comunicación y escolta permanente María Val, aún graba por teléfono otra entrevista para otra emisora local.

Lara Méndez abraza a su hija en presencia de sus padres. SEBAS SENANDEEn la plaza, una sorpresa se le cuelga del cuello. Su hija no tiene hoy clase y se la han acercado hasta allí sus padres, que están pasando una temporada en Lugo para echar una mano. Es lo que peor lleva, ver poco a la niña. "Un día le expliqué lo que era ser alcaldesa y por qué me veía poco, y me dijo: Pues yo quiero votar para que no seas alcaldesa", recordaba Lara Méndez apenas una hora antes.

Ella también fue muchos años una niña un poco desilusionada. Es la menor de tres hermanos que nacieron mientras sus padres estaban en Suiza. Creció allí sus primeros cuatro años sin sus hermanos, que se criaban con sus abuelos en San Cibrao; luego también le toco regresar a ella, por lo que pasó otro buen tiempo sin sus padres. Interna con las monjas de Ribadeo desde los diez años, se trasladó con su hermana a Lugo, a casa de una tía, para acabar el instituto. Si en alguna ciudad le ha dado tiempo a echar raíces, ha sido en esta: "Estudié ingeniería agrícola porque elegí la carrera en función de lo que podía estudiar aquí, no me quería ir".

Odiaba la soledad durante el año que pasé de comercial de abonos por toda Galicia y Asturias

Cuando sus padres regresaron, tuvieron una tienda de pinturas y decoración en San Cibrao. "En casa siempre hemos sido del PSOE, hasta su abuela lo tenía", aclara la madre de la alcaldesa. Lara se parece mucho a ella. Tiene su nariz pequeña que acaba un poco en punta hacia arriba; junto a una mirada con la que parece estar siempre preguntando algo, curioseando, le da el aire despierto de un roedor. El rostro se le dulfica mucho cuando usa su sonrisa, hace que se le ilumine una cara que cuando está seria parece dura. '¿Y hoy sí vienes a comer, mamá?", le acaba de preguntar hace un momento su hija, para volver a desilusionarse.

14.30 horas: Andando a Albeiros

Han quedado en el Parque de Albeiros con un grupo de madres y abuelas afectadas por el cierre de un aula del colegio para este curso. Va caminando a buen paso. Descansando sobre un pequeño bolso de piel marrón que lleva demasiado lleno y en bandolera, una parka ligera rosa palo. Viste una americana tipo casaca también rosa, con detalles dorados y negros, sobre una camiseta blanca sin mangas, unos vaqueros y unas botas también de piel marrón con algo de tacón. Todo funcional, como el maquillaje, que usa más para ocultar el cansancio que para resaltar. Tampoco va surtida de chatarra: en una mano, un reloj con esfera de oro rosa y, en el mismo dedo, la alianza y un anillo de dos piezas, también regalo de su marido, el apoyo que le permite llevar esta la locura; en la otra, una pulsera también de oro rosa, un cordón de oro con una estrella y la pulsera blanca de tela con el "Vivamos Lugo" de su campaña.

Llega tarde, claro, pero a cambio está atenta y receptiva con las afectadas. Se nota que ha ganado muchas tablas en estos cuatro años, tanto en el conocimiento de la ciudad como en el contacto con la gente. No llega a los enfermizos niveles de Orozco, pero tampoco parece que sea su objetivo, todavía no he terminado de digerir algunos de los marrones que le dejó y que ahora reconoce que eran mucho más grandes de lo que suponía. Tuvo que hacerles frente con un equipo "corto, que no conocía y con poca experiencia de gestión". Esta vez, cree, será muy diferente si le dejan por fin ser la primera alcaldesa de Lugo. O de Vancouver.

"Me gusta mucho mirar a la gente e inventarle historias"
¿Usted es más de series o de pelis? ¿A cuál está enganchada? 
Soy más de pelis, aunque ahora estoy enganchada a Juego de tronos. Veré esta noche el último capítulo. Me enganché cuando me rompí la pierna en agosto; por la mañana iba al Concello, pero como por la tarde estaba cerrado aprovechaba para leer documentos y adelantar cosas, pero toda la tarde sin poder levantarte del sofá aburre, así que empecé a verla y me enganché. 

¿Cuál es su manera favorita de pasmar, qué hace cuando puede permitirse no hacer nada? 
Me gusta mucho observar a la gente. Estar en una terracita o en un banco y observar. Incluso les invento historias: se le ve contento, se le ve con problemas, será algo personal, será algo laboral... Me gusta mirar el comportamiento de la gente. 

¿Cuál es el mejor concierto al que ha asistido? 
Sabina en A Coruña. 

¿Qué canta en la ducha o en el coche, cuando nadie la escucha? 
Yo tengo sentido del ritmo, pero no la virtud del canto. Y canto si estoy escuchando música y me gusta la canción, pero no soy de cantar. 

¿Cuál es su barrio o lugar favorito de Lugo? 
A Milagrosa, es un barrio que engancha. 

¿Qué aborrece de su profesión (ingeniera agrícola)? 
La soledad durante el año que pasé de comercial de abonos y haciendo asesoramiento técnico por toda Galicia y parte de Asturias. Comer sola, dormir sola, cenar sola... Una vez me desperté en una habitación de hotel y no sabía dónde estaba, tardé como diez minutos en situarme, y me di cuenta de que no quería eso. Yo necesitaba hablar con gente, tomar una caña con los amigos... 

¿Con qué otro candidato/a le apetecería tomar unas copas? 
Me los llevaría a todos y haría una terapia de grupo, que nos vendría estupendamente, seguro que a algún acuerdo llegaríamos. Nos falta altura de miras desde el punto de vista político.

La última vez que ha sentido vergüenza ajena en política...
Estamos en un momento de crispación y la gente está cansada. Me avergüenzan las actitudes más que un hecho o una palabra puntual, un mal día lo podemos tener cualquiera. 

¿En qué ocasión recuerda haber hecho más el ridículo? 
Eso depende de dónde esté el umbral. Y ahora, con el paso de los años, empiezas a relativizar todo. 

Es una profesional jugando a... 
Al mus. Hace mucho que no juego, pero me gusta. 

¿Farolera? 
Lo justo. 

¿A qué personaje público no soporta? 
A aquellos políticos que defienden recortes de derechos y libertades, y son muchos. 

¿Cuál es el principal problema del Concello? 
Es que reducirlo a un solo problema sería faltar a la realidad. Tenemos un problema estructural de personal en todos los servicios; tenemos un problema de envejecimiento de plantilla, con una media de 55 años, lo que hace que nos cueste adaptarnos a las nuevas demandas... Tienen que afrontarse todos en paralelo. 

¿Qué sector debe tirar de Lugo hacia su futuro? 
Ahora mismo la apuesta tiene que ser clara hacia una economía verde. Primero, porque tenemos todo el potencial y la materia prima; segundo, porque es una directriz europea; y, sobre todo, porque mañana va a ser una obligación y todo lo que tengamos evolucionado será una ventaja. Por ejemplo, no nos puede pasar con la madera lo que nos pasó con la leche, que el valor añadido se genere fuera de la comunidad. Y el turismo sostenible. 

Si tuviera tiempo y dinero, ¿qué viaje le gustaría hacer? 
Muchos sitios, desde los fiordos noruegos, que los quise visitar en la luna de miel pero como me casé en octubre me dijeron que no podía, hasta Nueva York. 

¿Cuál es su vocación frustrada? 
El baile. 

¿Cuáles eran su asignatura favorita y la más odiada? 
Matemáticas. Y odiaba las de letras, pero yo creo que porque no nos enseñaban a estudiar, era solo chapar.

 

Comentarios