El otro lado del corazón

La profesora lucense Marian Fouce solicitó una excedencia para colaborar como voluntaria en un proyecto humanitario en Atenas
Marian Fouce sostiene a un alumno en el Enla Maternity School. EP
photo_camera Marian Fouce sostiene a un alumno en el Enla Maternity School. EP

En ocasiones durante la existencia, los hechos vividos en primera persona marcan la deriva de actuación del individuo. La factura que acumula después de una experiencia a la que nunca se había enfrentado con anterioridad impregna el resto de su trayectoria, y otorga un giro de 180 grados al prisma con el que se miden los acontecimientos posteriores.

La lucense Marian Fouce siguió la dirección que le marcaron sus sentimientos. Durante el confinamiento domiciliario, una época donde el tiempo transcurrió sigilosamente, decidió solicitar una excedencia por un año en su puesto de trabajo como profesora de música y responsable de la biblioteca en el Ceip Veleiro Docampo de Castro Riberas de Lea.

Tras 15 años como docente en la enseñanza pública, los últimos 9 en este centro educativo, dio el paso que definió su futuro inmediato. "Desde hacía un tiempo me rondaba la idea de dejar mi puesto de trabajo, y durante la cuarentena lo tuvo un poco más claro", cuenta esta funcionaria.

Así las cosas, cursó los trámites para solicitar una excedencia que comenzó el 1 de septiembre de 2020. La intención inmediata de Marian Fouce era viajar y colaborar con una ONG. Esta sería su primera experiencia en una organización humanitaria.

Tras recibir varias respuestas negativas, motivadas en su inmensa mayoría por la crisis sanitaria que aún sacude al mundo, por fin llegó el tan deseado sí. La Asociación Integral de Rescate en Emergencias (Aire), con sede en Galicia, la aceptó en uno de sus programas de voluntariado.

Grecia sería su destino. Concretamente como tutora de un grupo de 12 niños, de entre 2 y 5 años, en el Enla Maternity Center. Sus alumnos son todos hijos de migrantes llegados a la capital helena desde Afganistán, Siria o varias naciones del continente africano. En sus instalaciones atienden a personas refugiadas vulnerables y ofrecen una atención integral a familias con mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.

El proyecto Enla tiene como objetivo la atención integral; refugio, cuidado de las necesidades básicas, salud y educación, junto con el acompañamiento psicosocial a las familias.

ADAPTACIÓN. Marian llegó a Atenas el 17 de enero para una estadía que se prolongó hasta el 24 de abril. Tres meses que cambiaron su perspectiva vital para siempre.

El proceso de adaptación fue rápido. No cabía otra solución. Su jornada comenzaba por la mañana, con la formación educativa de los niños de una escuela convertida en un crisol de culturas. Por la tarde llegaba el tiempo para tutelar a las familias de sus alumnos. Conocer su experiencia sería crucial para ayudarles a encaminar sus pasos en el futuro, cuenta la profesora lucense.

Marian asegura que el proceso de adaptación a su labor llegaba con el acercamiento a las familias, pero desde un punto de vista lejano a la compasión, señala.

El perfil formativo de cada uno de los voluntarios determinaba su función dentro de este proyecto. Así las cosas, las personas acogidas bajo el manto de la ONG recibían formación en un abanico de actividades, que iban desde clases de baloncesto hasta clases de inglés para los refugiados que acudían a centros de enseñanza públicos griegos, donde el idioma de Shakespeare era la lengua vinculante.

Las circunstancias especiales que amparaban a este centro humanitario propiciaron que Marian Fouce no encontrase las trabas para desarrollar su trabajo, que sí son perceptibles en España. "Allí no existían las cargas administrativas ni burocráticas que rodean a la educación en muchos países. Por este motivo, disfruté mucho de mi primera experiencia como voluntaria en una ONG, relata.

Una parte de Marian se quedó para siempre en Atenas. Con sus niños. Esta experiencia le ayudó a entablar un nexo de unión entre el presente y el futuro. "No soy la misma persona que se fue de Lugo. Este voluntariado me cambió la perspectiva de la vida y lo privilegiados que somos".

Para que el mal triunfe, solo se necesita que las buenas personas no hagan nada. Con Marian que no cuenten.

Futuro

Descarta regresar a su antiguo destino
La experiencia como voluntaria de Marian Fouce no cerró un capítulo en la vida de esta docente, sino que le brindó la posibilidad de valorar otras alternativas en lo concerniente a sus trayectoria. Actualmente, la maestra lucense descarta regresar a su ya antiguo trabajo en el centro Veleiro Docampo en Castro Riberas de Lea y explora nuevas posibilidades humanitarias relacionadas con la educativas. Solicitará un año más de excedencia y ya le ronda la idea de otro voluntariado.

Viajar
La idea de Marian Fouce es volver a hacer las maletas y viajar de nuevo en busca de un horizonte profesional que pueda compatibilizar con la labor humanitaria. Atenas espera con las puertas abiertas su regreso.

Voluntarios
Los 15 voluntarios del proyecto de la ONG gallega Aire, llegados de España, compartieron vivienda con cooperantes ingleses y locales, así con otros llegados de Siria o Irán.

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