La vida de 3.500 lucenses se apoya en un marcapasos y el Hula coloca 200 cada año

La provincia fue la primera de Galicia en contar con un programa de monitorización remota, que envía los datos del dispositivo al servicio de Cardiología del hospital para seguir la evolución del paciente
Lector de monitorización remota de marcapasos en Vilalba
photo_camera Lector de monitorización remota de marcapasos en Vilalba

Unos 3.500 lucenses viven gracias a un marcapasos. El hospital de Lugo empezó a implantar este tipo de dispositivo, que permite solventar los bloqueos y problemas eléctricos del corazón, a principios de los 90 y, en la actualidad, lo hace a un ritmo de 200 anuales.

No es una cantidad desdeñable, pero, según recuerda el jefe de Cardiología del Hula, Carlos González Juanatey, es lo que corresponde a una población tan envejecida como la de la provincia porque los problemas eléctricos son más comunes en las edades avanzadas. Explica también que la prescripción poco restrictiva favorece esa cifra. "Si un paciente de 90 años necesita un marcapasos, se le pone. Se le implanta el dispositivo a todo el que lo necesite", señala.

Además de las revisiones en Cardiología, muchos de los enfermos disponen de un programa de monitorización remota, que permite recoger todos los datos que recopila el dispositivo a diario y remitirlo al servicio para que sean examinados por los especialistas. Lugo fue la primera provincia gallega, y una de las primeras de España, en contar con este seguimiento a distancia.

Algunos pacientes del programa cuentan ellos mismos con la tecnología en casa, una especie de lector que se encarga de extraer los datos y enviarlos al hospital. Otros pueden acudir a un centro próximo a hacerlo, sin necesidad de viajar al Hula. Hay dos dispositivos colocados en el centro de salud de Vilalba y en el hospital de Monforte.

Son precisamente esas lecturas las que permiten decidir si el marcapasos necesita algún ajuste o la sustitución de la batería, para lo que el paciente tiene que volver a ser intervenido.

La vida de una batería de marcapasos depende mucho de la función del corazón y, por tanto, del uso que se haga del dispositivo. En aquellos pacientes con arritmias acusadas y constantes, en cuyo caso el marcapasos estimula constantemente el corazón, el uso es más continuado y la duración de la batería, más breve. A los cinco años de su implante pueden tener que pasar de nuevo por la mesa de operaciones.

Como los algoritmos de los dispositivos detectan la actividad propia del corazón los marcapasos se detienen cuando el órgano no necesita ser estimulado y su actividad se reinicia cuando sí lo precisa. En los casos en los que el uso del marcapasos se limita mucho, el paciente no tendrá que volver a ser intervenido hasta pasar diez años.

DESFIBRILADORES. Los desfibriladores son el tipo de dispositivo que precisan los pacientes con arritmias ventriculares graves, ya que son capaces de detectarlas y tratarlas, dando una descarga eléctrica. Estos implantes impiden la llamada muerte súbita, un accidente cardíaco que requiere de intervención muy urgente. Solo el ocho por ciento de los pacientes que sufren un episodio así y son atendidos por los servicios de Urgencias, con un desfibrilador externo, sobreviven.

En este caso, la intervención es inmediata porque el enfermo lleva incorporado el desfibrilador. Se les coloca a ese escaso número de supervivientes de una parada masiva causada por fibrilación auricular, pero también preventivamente a pacientes a los que se les diagnostica sin que hayan tenido que pasar por ese trance. En algunos casos se diagnostica porque sufren síncopes, una pérdida repentina de conocimiento. En otros, porque se detecta su riesgo en una consulta de cardiopatías familiares o en las de insuficiencia cardíaca avanzada, como las que tiene el Hula.

Mientras que los marcapasos son más comunes en gente mayor, la media de edad de pacientes con desfibriladores implantables es menor, ya que las arritmias que hacen necesaria su colocación son propias de gente joven, señala el especialista.

Los casos más sonados de estas patologías son los de deportistas cuando sufren una parada durante alguna competición, sin que conociesen su condición.

Comentarios