La velocidad, en el punto de mira

Destaca la última operación especial realizada por la Policía Local y que terminó con la denuncia de 212 conductores por infringir los límites establecidos

Radar fijo instalado en el corredor de Monforte. LUCÍA PORTO
photo_camera Radar fijo instalado en el corredor de Monforte. LUCÍA PORTO

Mejorar la seguridad de los tramos más peligrosos de las carreteras de doble sentido, que según las estadísticas son en las que se producen la mayoría de los accidentes más graves, es el argumento esgrimido por la DGT para explicar el incremento de su red de radares. De los once nuevos dispositivos fijos que tiene previsto instalar en Galicia, dos estarán en la provincia de Lugo, concretamente, a la altura del punto kilométrico 35,6 del corredor a Monforte (C.G.2.2) y en el kilómetro 35 de la carretera de Lugo a Viveiro (LU-540), a su paso por la parroquia xermadesa de Roupar.

Para eliminar cualquier sospecha sobre el afán recaudatorio, la DGT insiste en que los tramos en los que se instalan estos radares son considerados peligrosos por el riesgo de accidente y asegura que los nuevos equipos son incluso más visibles para los conductores. Pero este hecho contrasta con la inminente entrada en funcionamiento de los nuevos dispositivos móviles con tecnología láser (Velolaser), que pueden ser instalados sobre prácticamente cualquier base, incluso ocultos en el guardarraíl o en una motocicleta.

Pero ya sea por los beneficios que aportan a la seguridad vial de las carreteras o para no renunciar a los más de 1,7 millones de euros que la Jefatura de Tráfico de Lugo ha recaudado el pasado año por sanciones relacionadas con infracciones de velocidad, lo cierto es que los conductores que circulen por la provincia se sentirán cada vez más vigilados y presionados para no superar los límites.

Cuando los nuevos dispositivos instalados en la C.G.2.2 y en la LU-540 entren en funcionamiento, la provincia pasará a tener operativos un total de catorce radares fijos, a los que hay que añadir los dos de tramo, uno en cada sentido de la circulación, que hay en la A-8 en O Fiouco. Los otros radares fijos están situados en la A-6 (kilómetros 435, 470 y 519, en dirección A Coruña, y en 452 y 529, dirección Madrid), en la A-8 (kilómetros 528 y 579, dirección Baamonde, y 555 y 580, dirección Oviedo), la LU-541 (punto kilométrico 14,7), N-VI (P.K. 503,1) y N-120 (P.K.542).

A todo este despliegue tecnológico para cazar al infractor hay que añadir los diferentes dispositivos móviles que instalados sobre vehículos o trípodes sirven para controlar la mayor parte de la red viaria de la provincia de titularidad estatal o autonómica, además de la inminente llegada de los Velolaser, cuyas reducidas dimensiones lo hacen prácticamente indetectable para el ojo del conductor y cuya tecnología permite controlar al mismo tiempo los dos carriles de circulación.

En cuanto a los nuevos dispositivos fijos instalados en el corredor a Monforte y en la LU-540, estos ofrecen una serie de particularidades que los hacen diferentes a los demás postes de radar instalados en otras vías de la provincia.

Más visibles. Como ocurre hasta ahora, una señal informativa advertirá a los conductores de la presencia en ese tramo de un radar fijo. Además, los nuevos equipos se distinguen por una base cuadrangular sobre la que se levanta una columna metálica de entre uno y dos metros de altura que sirve de soporte para la caja del radar, que, además, resulta más visible.

Para la velosidad muy velosLa particularidad es que las cajas no siempre dispondrán de radar. De hecho, la DGT ha anunciado que para toda Galicia solo habrá dos o tres dispositivos, que se irán intercambiando entre las diferentes cajas instaladas. De este modo, los conductores que pasen por ese punto nunca llegarán a saber si el radar está o no operativo en ese momento. Además, la situación de las columnas no es definitiva, ya que la estructura de las bases permite que puedan ser trasladadas de un punto a otro con relativa facilidad.

La polémica no es, en todo caso, ajena a estos nuevos dispositivos. Por ejemplo, llama la atención la situación del instalado en la LU-540, en Roupar. El aparato está situado en un tramo limitado a 80 kilómetros hora pero justo antes de otra limitación a 60, por lo que el conductor apenas dispondrá de espacio para reducir la velocidad.

También circunscribe Tráfico a motivos de seguridad los radares de tramo de la A-8. El primero en entrar en funcionamiento fue el que controlaba la velocidad de los vehículos que iban dirección a Oviedo, mientras que hace unas semanas empezó a estar operativo el del tramo dirección a Vilalba. En ambos casos, controlan entre los kilómetros 550 al 545, donde la velocidad está limitada a 100.

Los conductores critican el afán recaudatorio de la DGT en este caso. Argumentan que cuando las condiciones climatológicas son buenas, circular a 120 por esa zona no supone ningún problema, mientras que cuando hay viento o niebla —los dos problemas habituales de ese tramo— llegar a los 100 por hora puede resultar temerario. Es por ello, que la mayoría de ellos abogan por un límite variable de velocidad, en función de las condiciones climatológicas.

Operación especial
La Policía Local denunció a 212 conductores en una operación especial de control de velocidad realizada entre los días 16 y 20 de abril.

Entre los casos destacó el de un denunciado que fue detenido en dos ocasiones. La primera a 104 kilómetros por hora, y la otra, a 105, todo ello en plena ciudad de Lugo.