Lugonovo avisa de que el cierre está roto quién vigila el edificio

La remodelada cárcel ya sufre vandalismo, por lo que tendrá seguridad

Cultura detectó daños en el edificio y en material de las exposiciones y comportamientos inadecuados, por lo que contrató un guarda
Interior del centro cultural Vello Cárcere
photo_camera Interior del centro cultural Vello Cárcere

La antigua cárcel de Lugo, recién rehabilitada, lleva poco más de dos meses funcionando como centro cultural, pero ya ha sufrido actos vandálicos, por lo que el Concello acaba de contratar el servicio de un guarda de seguridad. Lo aportará la empresa Astra Sistemas, con un contrato desde el 1 de junio hasta el 31 de diciembre, por 13.689 euros. El Concello recurrió a un contrato menor, cuya tramitación es más rápida y sencilla, ya que solo exige pedir presupuesto a un mínimo de tres empresas.

Aunque el interventor municipal recuerda la pertinencia de sacar a concurso público el servicio, considera que el gasto está justificado, en función del informe presentado por el servicio de cultura. «Desafortunadamente, aconteceron unha serie de comportamentos que se poden calificar de vandálicos, contrarios á urbanidade, ao sentido común e á convivencia social harmónica e que supoñen un grave dano a nivel físico -destrozos de distintos materiais do propio edificio e das exposicións- e a nivel metafísico, pois supoñen un insulto ao que simboliza este centro», informa el servicio de cultura.

El gobierno local indicó que hubo roturas de cerraduras y manillas «e un par de desperfectos» y que se detectó la entrada de chavales que hacían un uso inadecuado de las instalaciones.

El servicio de cultura señala que se han producido «destrozos de distintos materiais do edificio e das exposicións»

El centro dispone de una persona para las funciones de recepción a través de la empresa Alenti, que también se ocupa de las visitas guiadas y de aportar un técnico cuando se celebran en el centro eventos que precisan de equipos audiovisuales. Habitualmente solo hay una persona en el edificio y las particularidades de este, muy grande, con muchas celdas y espacios muy compartimentados y un patio exterior hacen difícil el control de todo el recinto.

Por otro lado, algunos de los materiales de las exposiciones son delicados, ya que son piezas y documentos antiguos, algunos cedidos por familias de represaliados del franquismo que estuvieron recluidos en esta cárcel. Se constató, además, que no solo entran personas con intenciones distintas a las de visitar un centro cultural, sino que algunos visitantes tampoco hacen un uso adecuado del mismo. Algunos de los ventanales que hay entre las celdas están llenos de pisadas. Lo que se busca dotando al edificio de un guarda es que la presencia de este disuada de comportamientos inadecuados y que el centro esté más seguro.

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