La Porta Miñá al desnudo

La Xunta terminó la rehabilitación de la muralla en este punto y ultima los datos obtenidos, que podrían dar una imagen bastante aproximada de su apariencia y funcionamiento original
La Porta Miñá, tras la última fase de rehabilitación
photo_camera La Porta Miñá, tras la última fase de rehabilitación

La Consellería de Cultura acaba de terminar una de las intervenciones más relevantes realizadas en la muralla de Lugo en los últimos años: la segunda y última fase de rehabilitación de la Porta Miñá, que permite hacer una lectura un poco más aproximada de cómo era el monumento defensivo en su origen.

En intervenciones interiores se hicieron excavaciones arqueológicas y se dejó al descubierto la parte derecha del cuerpo de guardia y la base de la contrapuerta interior de ese mismo lado. En esta última fase, el trabajo consistió fundamentalmente en suprimir los rastros de actuaciones modernas. Se retiró el muro que tapaba el arco que hay encima de la bóveda de la puerta, donde en el siglo XIX se construyó una capilla. De hecho, todavía se conserva el altillo por el que se caminaba hasta la entrada a ese lugar de culto.

Esa construcción y el acceso habilitado para llegar a ella implicó una modificación sustancial del monumento, de manera que se perdió el cuerpo de guardia en ese lado.

La intervención llevada a cabo ahora también incluyó la puesta en valor la contrapuerta del lado izquierdo. Se llegó a la cimentación y se reconstruyó con sillares de granito perfectamente diferenciables de la parte original, como marcan las normas de rehabilitación.

"Se eliminó todo lo superfluo y se intentó, sin añadir más arquitectura, explicar cómo era esa puerta", señala el arquitecto Ignacio López de Rego, director de la obra.

MÁS CONOCIMIENTO. Además de ‘desnudar’ la puerta, la intervención sirvió para avanzar en el conocimiento de la muralla y este aspecto es quizás el más relevante. López de Rego no quiere avanzar las conclusiones, ya que arqueólogos, historiadores y estudiosos de la muralla están terminando de consensuar "una hipótesis de cómo sería el conjunto monumental. Creo que vamos a tener una imagen muy sólida de cómo era el acceso y el sistema defensivo, con una aproximación que creemos que será bastante redonda sobre cómo era la circulación por el adarve, cómo funcionaba la maquinaria del rastrillo...", explica López de Rego.

Con las conclusiones se hará la cartelería definitiva (la de ahora es provisional). Se baraja que sea bastante básica, "para no apabullar" y que lleve un código para, a través de un dispositivo móvil, poder acceder a información más completa.

De la muralla ya se conocen algunos aspectos que hacen de ella un elemento defensivo singular dentro del mundo romano, como el hecho de que cada cubo (de los originales) tenía una escalera dentro para acceder al cuerpo de guardia. A día de hoy hay excavadas una veintena de cubos y se hallaron escaleras en todos. Están a unos cuatro metros de altura sobre el suelo original romano y la hipótesis es que se llegaría a ellas mediante escaleras móviles.

QUÉ SABEMOS. El conocimiento que se tiene sobre la fortificación aumentó mucho en las dos últimas décadas. Sirva de ejemplo que, en los años ochenta, se creía que el relleno era de tierra, cuando después se vio que era un macizo compacto formado por cantos rodados, mampostería... Se conocen también aspectos del sistema de drenaje, de los accesos... Sin embargo, todavía hay muchos datos por confirmar y uno de ellos es cuántas alturas tenía realmente la muralla, apunta el arquitecto responsable del plan director del monumento.

López de Rego afirma que, al margen del famoso grabado del Seminario Pintoresco Español (1850), que muestra la muralla en A Mosqueira con tres alturas, no hay ningún otro elemento que lo certifique y considera que es uno de los muchos aspectos sobre los que cabe profundizar.

Apenas hay información tampoco sobre las epigrafías encontradas en las escaleras de dos cubos. La últimas se descubrió no hace muchos años en el interior de un cubo situado cerca de la puerta de San Fernando. Ninguna de las dos está a la vista, porque, por el momento, poco se puede decir sobre ellas y también por razones de seguridad, tanto del monumento como de casas aledañas.

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