La Policía recibe una denuncia diaria por robos en coches al lado del Hula

Un taxista de A Montaña sufrió ayer el tercer saqueo con rotura de luna. El ataque fue en menos de media hora que estuvo aparcado a unos metros del hospital. La Policía Nacional dice que identifica a gorrillas prácticamente cada día
Coche en el que actuaron este lunes los delincuentes
photo_camera Coche en el que actuaron este lunes los delincuentes

La Policía Nacional recibe «últimamente» una denuncia «casi todos los días» por robo en coches aparcados en el entorno del Hula. «Hoy hemos tenido una. Otros días no hay ninguna, pero otros a lo mejor hay dos», informó ayer el cuerpo, después de registrar una denuncia de un taxista de la comarca de A Montaña que sufrió ya tres robos en el interior del vehículo, con los consecuentes daños en cristales y piezas interiores.

El conductor aparcó a las once de la mañana en el arcén del camino asfaltado que hay a la derecha de la calle principal, justo antes de llegar al Hula. Se ausentó media hora, el tiempo que pudo estar con su madre en la Uci, y al volver se encontró con la ventanilla de la puerta del conductor y la guantera rotas, aunque no faltaba nada. No podía faltar porque este es al menos el tercer robo que sufre en las mismas circunstancias y aprendió a no dejar nada de valor ni a la vista ni resguardado. «Xa non sei se esta é a terceira ou a cuarta vez que me rompen o cristal. Xa me dá que pensar», explicaba ayer con impotencia. La anterior vez fue hace mes y medio. En esa ocasión le sustrajeron un teléfono móvil y unos 50 o 60 euros en monedas, del cambio del taxi.

El conductor cuenta que una prima sufrió el mismo tipo de agresión recientemente y pide a la Policía Nacional y al Concello que tomen medidas.

Tanto la Policía Local como la Nacional hacen rondas, pero los datos apuntan a que la labor de vigilancia no es suficiente. Este, como otros conductores, cree que los agentes no ponen suficiente empeño en investigar y en detener a los delincuentes.

La Policía Nacional explicó que hace «pasadas periódicas» y que identifica a gorrillas «casi todos los días», aunque entre los conductores y los trabajadores de los párkings que hay en la zona no hay unanimidad a la hora de apuntar a los posibles autores de los robos. «Eu creo que os gorrillas se limitan a pedir propina, entre outras razóns, porque ao día seguinte teñen que volver por alí. Coméntase que ás veces si hai algunha represalia contra condutores que non acceden a pagarlles ou cos que discuten, pero, polo que din, é máis ben en forma de raiazos nos coches», explica Luis Soilán, del aparcamiento Cysem.

Este párking tiene espacio habilitado para 500 coches y actualmente recibe una media de 200 o 230 vehículos, aunque con un aumento paulatino. «Notamos que mes a mes sube a facturación porque temos uns prezos moi asequibles e a xente está moi sensibilizada con iso dos roubos nos coches», explica Soilán.

También en el aparcamiento La Perla, situado casi enfrente a la entrada de Urgencias, aprecian últimamente más comentarios entre sus usuarios sobre los robos que se están produciento en el entorno del hospital. La mayoría, en coches aparcados en el monte y los caminos que rodean el complejo. «Nós notamos máis ou menos o mesmo movemento, pero ultimamente a xente comenta moito máis o dos roubos», explica Antonio Cabanas.

A LA VISTA. La mayoría de las roturas de cristales y de robos se producen en coches aparcados en el monte y los caminos que rodean el Hula. La Policía Nacional detecta, además, que los delincuentes actúan en aquellos coches que tienen prendas u objetos a la vista.

Las quejas por la presencia y las coacciones de los aparcacoches ilegales también son constantes. La Policía Local llevó a cabo varias campañas de control y denuncias a lo largo del último año, pero una sorprendente sentencia judicial que anuló las denuncias a dos gorrillas hizo que estos empezaran a actuar aún con más desparpajo.

Los gorrillas interpretan que la sentencia prácticamente legaliza su actividad. El quid está en que la Policía formuló denuncia de desobediencia, lo que no acreditó, como tampoco el hecho de que los aparcacoches exigieran dinero a los conductores bajo coacción. Con independencia de esta sentencia, hay otras condenatorias.

Los robos se producen generalmente en coches aparcados en el monte o en caminos del entorno del hospital.

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