"Lo hice porque el día de mañana me gustaría tener hijos"

La mayoría de pacientes oncológicas del Hula rechaza la opción de congelar sus óvulos

Consideran prioritario empezar el tratamiento cuanto antes o temen los efectos de la estimulación ovárica. Los hombres, sin embargo, aceptan mayoritariamente la criopreservación de semen
Alejandro Gómez criopreservó semen a los 16 años
photo_camera Alejandro Gómez criopreservó semen a los 16 años

Cuando a un paciente joven se le diagnostica un cáncer, y muy especialmente si no tiene hijos, se le suele ofrecer la posibilidad de criopreservar sus óvulos o su semen. Aunque esa forma para asegurar su fertilidad futura (una vez ha terminado un tratamiento que muchas veces la amenaza seriamente si no acaba con ella directamente) se ofrece a enfermos de ambos sexos, la respuesta es muy distinta en uno y otro caso: las mujeres suelen rechazarla y los hombres, aceptarla.

El Hula remite unos cuatro hombres al año al banco del hospital coruñés (el de referencia para estos casos) para congelar su esperma. Son fundamentalmente pacientes con tumores de testículo, un tipo de cáncer que afecta a hombres jóvenes en mayor proporción que otros y que suele tener un buen pronóstico, según recuerda el jefe de Oncología, Sergio Vázquez. No es un cáncer frecuente, pero se da en muchos casos en hombres de entre 20 y 30 años y "es curable aunque sea metastásico", apunta el doctor Vázquez.

Si bien a otros pacientes jóvenes con otro tipo de tumor -como colon o pulmón- también se les llega a ofrecer esa opción, en el Hula solo está protocolizada esa medida en el de testículo. En el resto de tumores, depende del caso concreto.

De cualquier forma, el jefe de servicio de Oncología admite que la mayoría de hombres dice que sí. El proceso es muy sencillo y no implica retraso alguno en el tratamiento ni mayor molestia que acudir al hospital coruñés un día.

El caso de las mujeres es muy diferente. También se remitieron al Chuac cuatro pacientes de la unidad de mama para proceder a la criopreservación de sus óvulos, lo que supone una proporción mínima de todas las tratadas en el Hula a lo largo de un año por ese tumor, el más frecuente entre las mujeres. Si bien es cierto que es un cáncer que tiende a aparecer en mujeres mayores, también hay casos en jóvenes.

El ginecólogo de la unidad, Antón Castro, explica que las pacientes rechazan mayoritariamente la opción de congelar sus óvulos por varios motivos. "Consideran prioritario el inicio de tratamiento de su proceso, tienen miedo de los ‘hipotéticos’ riesgos de la estimulación ovárica con hormonas, en un cáncer que es, muchas veces, hormonodependiente; muchas de ellas ya tienen algún hijo y, en otros casos lo hacen por temor ante su futuro, a la evolución de la enfermedad...", cita el especialista.

El proceso para que una mujer esté en condiciones de proceder a la extirpación de óvulos se prolonga durante unas seis semanas. Lo que se refiere estrictamente a la estimulación ovárica se hace en dos, pero se necesita el resto del tiempo para programar el procedimiento y cumplir con las distintas citas. Así, una mujer recién diagnosticada de cáncer de mama -que, en otro caso, comenzaría su tratamiento de forma inmediata- debería esperar mes y medio para hacerlo.

Aunque ese retraso no afecte al pronóstico, los pacientes oncológicos quieren empezar el tratamiento cuanto antes. Además, tal y como recordaba el doctor Castro, tener que recibir hormonas para la estimulación ovárica llena de temor a las mujeres con cáncer hormonodependiente, como son algunos de los de mama. Las que se deciden a hacerlo sí pueden comenzar enseguida con la estimulación y limitar al mínimo la espera para tratarse del tumor.

En el centro coruñes se les extraen los ovocitos, que se criopreservan para poder ser fecundados en el futuro. También existe la criopreservación de embriones -el óvulo ya fecundado con el semen de la pareja- y, en algunos hospitales españoles, la de tejido ovárico. Esto ofrece esperanza a mujeres cuyas condiciones clínicas no permiten hacer ninguna de las anteriores e incluso a niñas que pueden ver, con posterioridad al cáncer, restablecido su equilibrio hormonal y llegar a ser madres de forma natural.

LÍMITES. En el Hula, al igual que en el resto de hospitales del Sergas, se ofrece la posibilidad de la criopreservación de óvulos a las mujeres hasta los 38 años. Pasada esa edad, una mujer como paciente de la sanidad pública no se podrá someter a ningún tratamiento de fertilidad con su propio óvulo. Se considera que las posibilidades reproductivas son, a partir de entonces, muy pobres.

El límite para que una paciente oncológica reciba la oferta de criopreservar sus óvulos es exactamente el mismo, de forma que no a todas las mujeres en edad fértil se les ofrece esa posibilidad.

Aunque la mayoría de las pacientes de la unidad de mama no aceptan la oferta de conservar sus ovocitos también se ha dado el caso contrario, el de una mujer que lo pidió expresamente y su demanda fue rechazada. Solo se dio un caso, según admite el doctor Castro, y se debió a que superaba la edad límite que marca el Sergas para esos procedimientos.

El jefe de servicio de Oncología recuerda que, por regla general, a cualquier paciente con cáncer que sea joven y que esté en condiciones de hacerlo se le informa de la posibilidad de preservar óvulos o semen para poder tener hijos en el futuro. También se da, admite, el caso de algún paciente en el que, deseando hacerlo, se prueba inútil proceder a ello porque, por ejemplo, el seminograma revela la imposibilidad de que pueda utilizarse para fecundar un óvulo más adelante.

Asimismo, explica que algún paciente que lo congeló no tuvo que recurrir a él pasada su enfermedad y tuvo hijos entonces de forma natural. 

Comentarios