"La laringectomía me dejó sin poder distinguir olores, buenos o malos"

Jaime López es uno de asistentes al taller de olfato de Somos Unidos por el Cáncer

Jaime López Arias. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Jaime López Arias. VICTORIA RODRÍGUEZ

Jaime López Arias llega a la entrevista con un papel manuscrito en el que explica su caso por si acaso la voz no le resulta suficiente. Pero lo hace y, con ella, repasa los últimos años y cómo ha acabado siendo uno de los asistentes al taller que organiza este jueves Somos Unidos por el Cáncer de recuperación de olfato para pacientes langirectomizados.

Fumador empedernido desde los 16 y conversador entregado desde siempre, Jaime trabajaba por las mañanas como facultativo de obras de la Xunta y, por las tardes, como arquitecto de interiores en Lestyle, su negocio familiar. Ya jubilado, a principios de 2012, empezó a tener una afonía que un especialista de la sanidad privada atribuyó a un pólipo sin importancia. Como pasaban los meses y persistía, Jaime acabó en la consulta de un otorrinolaringólogo en Madrid, que le diagnosticó un cáncer de laringe. "Fue quien me aconsejó que me operara en el Hula", dice.

Los doctores Zubizarreta y Rubio le hicieron una laringectomía total y le colocaron una prótesis fonatoria. Jaime los califica de "fenómenos de la Medicina" y alaba el funcionamiento del servicio de Otorrinolaringología del Hula.

La prótesis permite a los pacientes hablar con normalidad presionando el estoma del cuello para que el aire, en vez de salir por ahí, efectivamente lo haga por la boca. Durante siete años "funcionó a la perfección", explica, aunque reconoce que con el tiempo se hacía preciso cambiarla más a menudo. En abril de este año, le aconsejaron prescindir de ella porque colocar una nueva exigiría otra cirugía. Jaime perdió entonces la capacidad de hablar.

Ahora lleva 20 días en terapia con la logopeda María José Pérez Fernández, que trabaja con Somos Unidos por el Cáncer, y ha sorprendido a todos arrancándose a hablar, con ritmo pausado y a un volumen muy bajo, pero haciéndose entender. El trabajo se centra en conseguir proyectar el aire a través de la boca de forma que sea capaz de articular sonidos. Sin la prótesis ya no sirve de nada tapar el estoma para hablar. "Es muy complicado, la verdad, pero me han dicho que si sigo así en unos meses hablaré", cuenta.

La prótesis fonatoria que recibió hace siete años ha empezado a fallar y ahora acude a una logopeda para recuperar el habla

Se confiesa perseverante y repite en casa religiosamente los ejercicios que le propone la logopeda. "Me encierro en el despacho y allí practico", dice. Hasta que consiguió hacerse entender se comunicaba con su familia y amigos con un cuadernito que lleva encima, pero ya no tiene que tirar de él.

Se ha apuntado al taller de Somos porque lleva siete años sin distinguir olor alguno. "Lo prioritario es poder hablar, pero oler también es importante", reconoce. No distingue ni los buenos ni los malos olores. "A veces voy en el coche y mi mujer dice que hay que subir la ventanilla porque huele a purín, por ejemplo. Yo no noto nada", cuenta. Se pierde el olor del café por la mañana y el de los perfumes. "Siempre me he echado alguno y ahora llevo años sin hacerlo porque no me entero", reconoce.

Quizás el único olor que sigue notando es el del tabaco, aunque no cree que sea por el olor en si mismo sino por cierta sensación de asco que ahora le produce. Lo nota en los ojos y en la boca, percibe más el humo que otra cosa. Después de años a dos y tres cajetillas diarias, su expresión facial dice todo de la opinión que le merece ese hábito.

Sin embargo, para su alivio conserva el gusto. Dice su mujer, Marisol, riéndose que sigue distinguiendo un vino bueno de uno malo y Jaime lo confirma.

"Espero que en el taller nos ayuden a empezar a recuperarlo", dice, consciente de que todos los pacientes que, como él, han recibido una langirectomía total lo pierden casi por completo, así como muchos a los que le retiran parcialmente la laringe. "Tenemos mucha suerte en Lugo con Somos Unidos por el Cáncer, que realiza una labor encomiable ofreciéndonos ayuda", dice.

Práctica del bostezo educado
La logopeda Noelia Velasco, de Atos Medical, será la encargada de impartir el taller sobre recuperación del olfato que organiza la asociación de pacientes Somos Unidos por el Cáncer. Explica que una de las técnicas que se practicarán será la del bostezo educado, una maniobra destinada específicamente a la rehabilitación olfativa.

Presión negativa
"Se hace bostezando sin despegar los labios, de la misma forma que se haría si se quisiera disimular un bostezo en público. Semeja una cámara de presión negativa y las moléculas del olor quedan dentro", apunta.

 

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