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La enfermedad mental afecta a la mitad de los sin techo en Lugo

Entre 30 y 40 personas sin hogar residen permanentemente en Lugo, de los cuales entre 15 y 20 son pacientes psiquiátricos ► La población itinerante supera ampliamente las 200 personas al año y la mayoría solo pasa unos días en la ciudad
Atención a un sin techo
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Entre 30 y 40 personas sin hogar residen en Lugo de forma permanente, mientras que la población itinerante de sin techo -gente que pasa unos días en la ciudad, aunque puede visitarla más de una vez al año- es mucho mayor y supera ampliamente los 200.

La mitad de las personas sin hogar padece algún tipo de enfermedad mental. El programa de la Asociación Lucense de Enfermedad Mental (Alume), en colaboración con Cruz Roja, hace seguimiento a entre 15 y 20 personas. El presidente de Alume, Manuel Fernández Prado, explica que el objetivo último del proyecto es la rehabilitación "sanitaria y social" de esas personas, pero el mínimo es que esas personas estén diagnosticadas, sigan el tratamiento prescrito y puedan acceder a recursos que ya existen y de los que no hacen uso precisamente por su enfermedad.

La enfermedad mental actúa como freno para que las personas sin hogar accedan a recursos que tienen disponibles


Muchos de ellos, por ejemplo, han tenido en algún momento que abandonar un albergue o un hostal en el que vivían porque, en pleno brote, no eran capaces de atender a ninguna norma de convivencia. Algunos tenían un psiquiatra asignado pero no acudían a las consultas. "Nos encontramos con algún caso en el que hubo que solicitar la tarjeta sanitaria, por ejemplo, porque no tenía", explica Fernández Prado, que recuerda que tampoco accedían a recursos que la Cruz Roja facilita para personas sin hogar.

CRUZ ROJA. Los educadores sociales del programa Sen Teito de Cruz Roja atendieron en 2016 a un total de 257 personas, a las que prestaron servicios muy variados, desde acompañamiento para ir al médico hasta ayuda para gestión de recursos sociales o facilitándoles servicios de lavandería o ducha. Son ellos los que realizan la valoración para que las tres noches a las que se tiene derecho a pernoctar en el Fogar do Traseunte se puedan extender a más, algo que solicitan si la persona les indica su deseo de realizar un cambio, y, en ocasiones, también buscan algún alquiler de habitación en un hostal. De cualquier forma, explican que la mayoría de las personas sin hogar pernoctan en casas abandonadas y no en la calle. "Pueden pasar una temporada durmiendo en la calle porque hayan tenido algún problema en la casa que ocupan o, si es una persona itinerante, antes de reunir dinero para irse a otro sitio, pero no suele darse de forma permanente", explica la educadora social Patricia Castiñeira.

El frío, la verdadera bajada de las temperaturas como la de la última semana, tampoco cambia los hábitos. Cruz Roja intenta estar aún más pendiente de los habituales e interesarse por ellos si pasa tiempo sin verlos y reparte más packs de pernocta. Los pequeños equipos con saco de dormir térmico, esterilla, gorro y bufanda -de los que en las últimas semanas ha entregado 30- son muy solicitados porque, aunque no sea para dormir al raso, se les da mucho uso.

Los principales usuarios del albergue municipal están de paso, aunque algunos de los que residen en Lugo hacen uso de él


La concejala de bienestar social, Ana González Abelleira, explica que, con independencia de las temperaturas, si hay espacio las tres noches del albergue se pueden extender. Y suele haber vacantes. La media de ocupación a lo largo del año es de 15 de los 22 espacios disponibles y ni siquiera cuando el frío aprieta se suele completar aforo.

Castiñeira explica que algunos de los usuarios del programa Sen Teito que ocupan casas abandonadas también hacen uso de sus tres noches mensuales en el albergue; a veces haciéndolo coincidir con el momento en el que tienen que hacer la colada pero el grueso de los que acuden allí es gente de paso, los llamados carrilanos, que es como se conoce a las personas que viven de forma transeunte, de ciudad en ciudad. Como Cruz Roja registra a sus usuarios, la entidad es capaz de saber el itinerario que hacen.

Suelen ser personas que conocen bien los recursos de cada ciudad y que acuden a ellos. De alguna forma, son éstos los que determinan el tiempo que se quedan en cada sitio.

Aunque la mayoría de personas sin hogar no pasen las noches de invierno a la intemperie, los días sí suelen pasarse casi enteros en la calle. "Generalmente, de recurso en recurso", dice Castiñeira, en alusión a que muchos acuden a desayunar a Cruz Roja y permanecen allí justo hasta las doce y media, cuando abre el comedor de San Froilán. Después deben hacer tiempo hasta las cuatro y media, si quieren pedir el pase para el hogar del transeunte, donde se accede para la cena a las siete y media.

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