El transporte metropolitano de Lugo no gana usuarios debido a la dispersión poblacional

Se enfrenta al hándicap de las deficientes conexiones en autobús por la ausencia de grandes núcleos urbanos en torno a la capital, a diferencia de otras áreas gallegas. Sumó el año pasado 149.325 viajes, un 2% menos que en 2013
Pasajeros subiéndose a un autobús en Lugo
photo_camera Pasajeros subiéndose a un autobús en Lugo

En el área de transporte metropolitano de Lugo se registraron el año pasado 149.325 viajes, de los que 95.807 (un 64%) se pagaron con la tarjeta del servicio, con importantes descuentos. Esas cifras, facilitadas por la Xunta, suponen una ligera caída, del 2%, en relación al 2013, año en el que hubo 152.271, lo que constata una dificultad para ganar usuarios en la que tiene mucho que ver la dispersión poblacional.

Esos guarismos se sitúan a mucha distancia de los de las restantes áreas metropolitanas gallegas con ese servicio. En la de A Coruña se rozaron los seis millones de viajes, en Santiago y Ferrol rondaron los dos millones y medio y no será muy diferente la comparativa con Vigo, en donde el transporte metropolitano arrancó en abril. Pese a ese impacto inferior, los concellos lucenses adheridos (Castro de Rei, Castroverde, O Corgo, Friol, Guntín, Lugo, Outeiro de Rei y Rábade) ven necesario el servicio, que se puso en marcha en la provincia a finales de 2012 y se acaba de blindar hasta finales del 2016.

Esa brecha estadística se explica por la idiosincrasia del entorno de Lugo, cuya naturaleza rural, con poca población y muy dispersa, en nada se parece al perfil urbano e industrializado de los concellos próximos a A Coruña, Santiago y Ferrol. En esas zonas no solo hay más usuarios potenciales, sino que cuentan históricamente con conexiones en bus mucho mejores (más rutas y más frecuencias). Eso facilita que se use para unos desplazamientos diarios al trabajo que en el área de Lugo son anecdóticos, ya que los usuarios habituales son estudiantes y ancianos.

Al margen de esas peores conexiones, la gente también es reacia a coger el bus en el área de Lugo porque acercarse a una parada ya implica casi siempre tener que coger un coche desde uno de los muchos núcleos rurales de los concellos que rodean la capital. Es revelador de esa diferente realidad demográfica el hecho de que los ayuntamientos lucenses incluidos en el plan, excluyendo la capital, sumen un total de 25.362 vecinos, menos que los 39.574 empadronados en Narón (uno de los 11 concellos del área de Ferrol), los 34.563 de Oleiros (uno de los 14 de A Coruña) o los 29.975 de Ames (uno de los 13 de Santiago).

Pese a todo, los ocho ayuntamientos del área de Lugo hacen un balance positivo de la implantación del transporte metropolitano, que implica una simplificación y abaratamiento de las tarifas, que cambian en función de si se paga o no con la tarjeta y de las zonas de salida y llegada. Aunque admiten que desde que entró en servicio el aumento de usuarios del bus ha sido muy moderado, por esos lastres estructurales, recalcan que las frías estadísticas no reflejan el impacto real de esta medida, que, además de abaratar el transporte, ayuda a vertebrar un territorio en el que el tren no pinta nada ni en concellos como Rábade, pese a su esplendor pasado.

Hay el convencimiento de que, si bien con esta iniciativa no se crearon nuevas rutas -los descuentos se aplican en las ya existentes a su paso por el área metropolitana-, garantiza que se mantengan las actuales, que cada vez llevaban menos viajeros y, por tanto, peligraban.

Además, el coste del servicio, que cofinancian Xunta y concellos, se ve asumible. En el convenio que firmaron hace semanas para la continuidad del plan en 2016 se cifra la inversión necesaria en cerca de 200.000 euros, un esfuerzo importante pero pequeño en comparación con otras zonas, en las que se dispara el coste. Así, prorrogar ese servicio en todas las áreas gallegas costará de forma global nueve millones de euros.

Prueba de que en Lugo se valora ese sistema es la reciente incorporación del concello de Baleira, que se materializará en verano.

BONIFICACIONES. En virtud de este convenio, la Xunta contribuye con el 80% de la bonificación en el trayecto principal y los concellos, con el 20% restante. Además, el Gobierno gallego asume la bonificación del 100% de los transbordos y rebajas adicionales a los usuarios habituales (del 15%) y a familias numerosas (del 20 al 50%). En general, la Administración autonómica estima que los descuentos medios para los viajeros rondan el 50% del precio del billete si se usa la tarjeta metropolitana, disponible en oficinas de Abanca.

Ponen como ejemplo un trayecto desde Guntín a Lugo. El coste del billete es de 1,50 euros, que baja a 0,85, casi la mitad, si se usa la tarjeta del servicio. Además, si ese usuario realiza un transbordo -pillar un bus urbano en la capital- dentro de los 60 minutos posteriores a su salida desde Guntín, le saldrá gratis si pagó con la tarjeta.

margen de mejora. Pese a ese balance positivo, desde los concellos creen que hay cosas mejorables y piden, entre otras medidas, que se cumplan los horarios de las paradas y alguna conexión más.

Eso último lo sugiere, entre otros, el alcalde de Outeiro de Rei, José Pardo Lombao, Explica que en ese concello las paradas están a lo largo de la N-VI, una de las vías del área de Lugo con más trasiego de autobuses, y no hay ninguna cerca en la parroquia de Guillar, cuyas urbanizaciones de reciente construcción han sido claves para que Outeiro de Rei haya superado la barrera de los 5.000 vecinos.

Llegó a perfilar un plan para crear dos líneas de bus desde las parroquias a la capital municipal, una desde Guillar y otra desde Vicinte, para facilitar así la conexión con Lugo. «Estudámolo, pero non puidemos poñelo en marcha polo seu custo», recuerda. Según recalca, los vecinos de urbanizaciones como Os Alargos y O Salete no usan el bus «porque a parada está lonxe», y pide que se lleve el transporte público porque allí viven «uns 500 ou 600 veciños», el 10% de la población del concello.

El alcalde de Rábade, Francisco Fernández Montes, aboga también por ajustar los horarios: «Xa propuxen hai tempo que cando un bus chegue á área metropolitana cumpra un horario fixo, porque os veciños din que hai días nos que chegan a tempo á parada, pero o bus xa pasou 15 ou 20 minutos antes». Dice que eso obliga a ir con bastante antelación a la parada, lo que tiene un efecto disuasorio. «Os buses urbanos esperan se chegan adiantados», aduce. De todos modos, resalta que es un «bo servizo» que se le saca partido en el concello por su perfil urbano.

También funciona bien en Castro de Rei, según el regidor, Francisco Balado, quien cree necesario «concienciar máis» para que gane usuarios, ya que la gente aún es reacia a prescindir del coche. «O problema é que, ata nunha zona urbana, para desprazarse 200 metros cóllese o coche, e en cada casa hai un ou dous», razona.

En Friol han dado un paso más para potenciar el servicio y los jóvenes que estudian en Lugo no tienen que pagar nada por el bus, ya que el Concello costea la parte que deberían asumir. «Xa o faciamos antes de haber transporte metropolitano, cando o billete era máis caro», explica el alcalde, Antonio Muiña. El gobierno local también puso en marcha un Noitebús, que los sábados y vísperas de festivo transporta a los jóvenes a Melide para disfrutar del ocio nocturno.

Al margen de esos posibles ajustes, en estos ocho concellos dicen estar dispuestos a hacer un esfuerzo para darle continuidad a este plan más allá del 2016.

«O número de viaxeiros baixou moitísimo porque a provincia estase despoboando, hai núcleos que quedaron na metade e nalgún sitio xa non queda ninguén». Así de tajante se muestra Luis Abeledo, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios del Transporte de Viajeros, quien considera que el transporte metropolitano «é un servizo moi importante», al suponer un aliciente para coger el bus «porque supón que os pasaxeiros aforren a metade».

Abeledo no cree que haya un problema de oferta, al considerar que «é boa, porque o 80% ou 90% dos servizos mantéñense». Para el también presidente de la cooperativa que explota la estación de buses de Lugo, con el transporte metropolitano hay «moitas facilidades» para optar por este medio, «pero o que falta aquí é xente».

Como prueba, indica que cada día laborable en la estación de la capital lucense «mantéñense 160 entradas e 160 saídas de vehículos, que é unha oferta importante», pero, en cambio «moitos chegan case baleiros, hai empresas que traen unha ou dúas persoas». Explica, en esa misma línea, que si hace años pasaban por esas instalaciones «uns 5.000 viaxeiros, agora fano 3.000 ou 3.500».

Sobre el perfil de esos usuarios que se suben al bus, subraya que «a porcentaxe máis elevada é de estudantes e de persoas maiores; eles conforman a nosa clientela potencial dende hai xa moito tempo». En ese sentido, indica que del colectivo de personas que «collían o bus para ir ao traballo e volvían subir nel para regresar a casa xa non queda nada», cuando antes era habitual incluso que algunas empresas contratasen ese servicio.

Luis Abeledo asegura que el sector «aguanta» porque ha ajustado los gastos al máximo. «As liñas que cobren longas distancias son as máis rendibles, pero as de percorridos curtos están quedando en nada», explica. Resalta, además, que las empresas del gremio «nunca tiveron subvencións, a primeira foi co transporte metropolitano», un servicio con el que los transportistas esperan frenar esa sangría de pasajeros.

A sus 18 años, María Fuenteseca Blanco es toda una veterana del transporte metropolitano. Empezó a usarlo prácticamente cuando el servicio se puso en funcionamiento y sigue siendo hoy en día una usuaria habitual.

Esta joven de Rábade comenzó a desplazarse en autobús con regularidad cuando inició sus estudios en el centro integrado de formación profesional Politécnico, en la capital lucense. «Empecé a usarlo hace dos años, porque mi padre trabaja en Outeiro de Rei y, por sus horarios, no podía acercarme en coche», indica.

María Fuenteseca destaca que las conexiones en Rábade se ajustaban a los horarios del centro educativo y que el precio del billete era «muy barato», por lo que se sacó la tarjeta del transporte metropolitano para aprovecharse de sus descuentos, que le permitieron pagar menos de dos euros al día, un coste que apenas ha variado desde entonces.

Dos años después, sigue utilizando el servicio, aunque últimamente para hacer prácticas en una farmacia lucense. Cada día coge en Rábade el bus que llega de A Coruña a las ocho de la mañana y vuelve al acabar la jornada en otro vehículo de esa línea que parte de la estación de autobuses de Lugo a las nueve de la noche. Aunque se acaba de sacar el carné de conducir, aún no tiene coche propio, aunque dice que, de disponer de uno, seguiría viajando en bus por el ahorro que supone.

Esta joven dice que en Rábade «se sube bastante gente, sobre todo estudiantes y también algunos trabajadores». Sobre los horarios, dice que «estaría bien que se cumpliesen los que figuran en internet», porque a veces los buses llegan tarde. Explica también que, aunque a ella no le ha pasado, otros compañeros de ruta han perdido el bus por pasar este antes de tiempo.

Los concellos piden alguna ruta más, como una por las urbanizaciones de Outeiro de Rei, y que se cumplan los horarios de las paradas La Xunta estima en un 50% los descuentos medios de los que se benefician ahora los lucenses en los viajes metropolitanos

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