Eximen a un padre de seguir manteniendo a su hijo de 20 años por vago

El chaval solo estudió mientras estaba bajo su tutela, pero dejó todo al irse con la madre ► Los jueces consideran que "no puede permitirse la pasividad" del joven, de 20 años

"En definitiva, desde hace tres años, el hijo ni estudia, ni trabaja, y aunque es cierto que la realidad social actual pone muy difícil a los jóvenes la búsqueda de empleo, lo que está en manos del hijo es o bien mantener la debida diligencia de esa búsqueda, y cuando menos mantener su solicitud activa en el Sepe, o procurarse una educación en el ámbito de la formación profesional con el aprendizaje de algún oficio que le permita mejorar sus expectativas". Con esta contundencia se expresa la sala Civil de la Audiencia Provincial para liberar a un padre de la obligación de seguir pasando una pensión mensual a su hijo, de 20 años.

Según se recoge en la sentencia, que redacta José Antonio Varela Agrelo, "lo que no puede permitirse es la pasividad actual, especialmente teniendo en cuenta las circunstancias económicas de la madre y las de salud de ambos progenitores". La Audiencia confirmaba de esta forma una sentencia dictada en primera instancia por un juzgado de Sarria, que había aceptado la reclamación del padre para dejar de pagar los 175 euros mensuales que pasaba a su hijo ante la actitud que mantenía este.

El chico decidió con 16 años irse a vivir con la madre; poco después dejaba los estudios y solo fue una vez a la oficina del paro

Según se explica en la sentencia, el hijo había estado bajo la guarda y custodia de su padre hasta los 16 años, y mientras tanto este se preocupó por la educación del menor, que incluso estuvo interno en un colegio privado de Lalín. Sin embargo, a los 16 años el chico decidió irse a vivir con su madre, "tal vez por la mayor permisividad de esta, apetecible en la etapa de la adolescencia".

El resultado no pudo ser más desastroso: se matriculó en un centro de enseñanza en Lugo, pero al poco tiempo lo abandonó "tras acreditar mala conducta y escaso aprovechamiento". Al parecer, fue expulsado.

Posteriormente, se dio de alta como demandante de empleo en el Servicio Público de Empleo, "pero ni siquiera mantiene la debida diligencia en la renovación de dicha solicitud, incumpliendo la obligación de comparecer en el Sepe al menos en dos ocasiones".

Desde entonces, y pese a que el padre tiene una invalidez y la situación económica de la madre es mala, mantuvo la actitud de "pasividad" que ha desembocado en la sentencia.

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