La Asociación de Párkinson ampliará su servicio de fisioterapia

Rosa Fariñas asume la presidencia del colectivo, que tiene 15 usuarios y 40 socios
Rosa Fariñas, presidenta de la Asociación de Párkinson de Lugo
photo_camera Rosa Fariñas, presidenta de la Asociación de Párkinson de Lugo

La Asociación de Párkinson tiene intención de ampliar el horario de su servicio de fisioterapia, según explicó la nueva presidenta del colectivo, Rosa Fariñas. Esa es una de las iniciativas que la actual directiva quiere poner en marcha, pequeños cambios en un colectivo que, según la propia Fariñas, ya estaba "muy bien organizado" por la anterior.

La del Párkinson es una asociación de tamaño modesto -una quincena de usuarios (un número fluctuante, en función del estado en el que se encuentran los enfermos que a veces pasan una temporada sin acudir) y unos cuarenta socios (familiares de usuarios o de aquellos que lo fueron en el pasado)- pero con una actividad clave. Fariñas, hija de una mujer con Párkinson, llegó a la asociación hace dos años, tiempo después de que a su madre le fuera diagnosticada la enfermedad. Lamenta no haber contactado antes.

Como en la mayoría de casos, las dificultades físicas, los problemas para moverse, la rigidez de extremidades, la llevó a encerrarse en casa, y eso, a la depresión, otro síntoma habitual de estos enfermos. Su paso por la asociación -donde se ofrece terapia psicológica y fisioterapia a los usuarios- impulsó a una mujer que no salía de casa a volver a hacer pequeños recados, como ir a la farmacia.

Fariñas lamenta que muchos usuarios tarden en recurrir a la asociación y en beneficiarse de las terapias que ofrece

Cada paciente se beneficia de la terapia de forma particular, pero la mejoría es evidente para todos, explica. "La psicóloga ayuda con el tratamiento de la depresión, la apatía y la frustración que sienten estos enfermos. La fisioterapia es, después de la medicación, el tratamiento fundamental para una persona con Párkinson", resume Fariñas.

Hasta ahora la fisioterapia se aplicaba en el gimnasio del parque de Frigsa. Las instalaciones, en la casa de las asociaciones Clara Campoamor, se comparten con otros colectivos. Mientras los usuarios hacen ejercicio, uno de ellos recibe terapia específica con el fisioterapeuta.

Pero el colectivo ya ha comprado una camilla para hacer esos ejercicios en sus locales, de forma íntima y con un horario establecido por paciente. Esa adquisición, que permitirá que la fisioterapia llegue a más usuarios más tiempo -ya que no tendrá que hacerse solo se tenga acceso al gimnasio- se hizo con el donativo de la hija de una usuaria, satisfecha con la implicación con su madre.

Precisamente por la posibilidad de afrontar mejor los síntomas de la enfermedad y de ralentizar su llegada, Fariñas lamenta que la mayoría de enfermos tarden en contactar con la asociación. Cree que es porque, a diferencia de otras patologías como el Alzheimer, un enfermo de Parkinson está seguro a solas en casa. «Si tienes que salir a la compra, por ejemplo, lo puedes dejar», dice, lo que hace inicialmente menos acuciante la necesidad de un centro de día.