Jurados, guía para juzgar un crimen

La Audiencia inicia el proceso para elegir a las personas que juzgarán en mayo el asesinato de Tatiana Vázquez ► El proceso sigue siendo un gran desconocido para los ciudadanos e implica cambios radicales en el juicio

Juicio con jurado celebrado en la Audienica. AEP
photo_camera Juicio con jurado celebrado en la Audienica. AEP

EN APENAS unos días, 36 ciudadanos lucenses recibirán en sus domicilios una citación de la Audiencia Provincial. En ella, se les informa de que han sido seleccionados por sorteo como candidatos para formar parte del jurado que a principios de mayo juzgará a Ibrahima Ndiaye como supuesto autor del asesinato de la joven Tatiana Vázquez, el primero de los varios juicios con jurado que se celebrarán en la provincia este año.

De ellos, al menos 21 tendrán que estar presentes en la vista previa, en la que las partes elegirán a los nueve titulares y dos reservas que formarán definitivamente el tribunal. En ellos recaerá la responsabilidad de dictar sentencia en uno de los casos más complicados que se han visto últimamente en la provincia, por la ausencia de pruebas directas y la acumulación de indicios. Una experiencia en la que, de entrada, tendrán que olvidar todo lo que creen saber al respecto, aprendido en las series y las películas de Hollywood, para aterrizar en una realidad que más de 20 años después de haber entrado en vigor la Ley del Jurado sigue siendo una gran desconocida.

Y es que el jurado lo cambia todo, desde el procedimiento hasta el veredicto, pasando por la manera de exponer o de preguntar, y sitúa tanto a los profesionales del Derecho como a los legos convertidos en jueces en una posición en la que todos se ven igualados por la incertidumbre.

Una organización compleja que marca los plazos

La ley española reserva al jurado para determinados supuestos de homicidio, amenazas, omisión del deber de socorro, allanamiento de morada, delitos cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos y otros relacionados con el honor y contra la libertad y la seguridad. Su tramitación implica diferencias ya desde el mismo momento de la instrucción, aunque es en el momento de la vista oral cuando estas se hacen más patentes.

Dolores Cruz Requejo: Hay que planificar la vista para la elección con mucho tiempo, al menos dos meses antes

Dolores Cruz Requejo es la letrada de la administración de Justicia (antes conocidos como secretarios judiciales) de la Sección Penal de la Audiencia de Lugo, la responsable de la organización de juicio y la que mejor conoce el proceso y las dificultades que entraña. De entrada, explica, "hay que planificar la vista para la elección con mucho tiempo, al menos dos meses antes", porque los obstáculos a salvar son muchos.

Los candidatos a jurado salen de un sorteo que se realiza cada dos años entre los nombres que figuran en el censo electoral. La actual lista en la provincia de Lugo caduca a finales de este año. De esa primera selección, se hace un segundo sorteo para elegir a los 36 ciudadanos que será citados. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos o bien no pueden ser jurado (entre ellos, los miembros de las fuerzas de seguridad, del Ejército o los que tengan una profesión relacionada con el Derecho y la Justicia) o pueden quedar exentos solo con pedirlo (los mayores de 65 años). También hay circunstancias personales que pueden esgrimirse en cada caso, por lo que incluso está prevista la celebración de una vistilla de excusas.

El objetivo último es que en la vista para la selección final estén presentes al menos 21 personas. De entre ellas, las partes elegirán a nueve titulares y a dos suplentes. Cada una de las partes tiene cuatro descartes (si hay acusación particular, se reparte las suyas con la Fiscalía). "Es muy importante", señala Lola Cruz, "aclararles antes que las preguntas que les van a hacer no son nada personal, lo mismo que si son recusados".

A partir de ahí, lo que saben es el juicio en el que van a participar, el día que han de ir y los intervinientes, pero no reciben ninguna información más sobre el sumario o la investigación, porque "el objetivo es que lleguen vírgenes, sin ideas preconcebidas, que se abstraigan lo más posible".

Solo lo que pasa en la vista oral existe

Una vez que comienza la vista oral, cobran dietas por cada día y se les pagan los desplazamientos y se les ofrece la posibilidad de quedarse en un hotel los días que dure la vista, aunque en ningún momento están aislados. En la Audiencia, se les dispone una sala para que puedan trabajar y descansar.

Es muy importante el hecho de que no se les facilite antes el sumario (solo las piezas de prueba irreproducibles, como una autopsia, por ejemplo), porque es una de las grandes diferencias con respecto a un juicio con tribunal profesional: este dispone desde el principio de acceso a toda la instrucción, mientras que en el caso del jurado todo se ha de reproducir y explicar en la sala.

Una vez finalizada la vista, el magistrado que preside el tribunal ha de redactar lo que se conoce como objeto del veredicto: es un conjunto de preguntas, organizadas por bloques, a las que el jurado ha de contestar y que son la base de la sentencia. A partir de ese momento, comienza la deliberación y entonces sí que el jurado queda recluido e incomunicado hasta que completa el veredicto. En esta fase sí que tienen acceso ya a todo el sumario e incluso a la grabación del juicio.

Edgar Fernández Cloos, presidente de la Sala Penal: Redactar el objeto de veredicto me crea una inseguridad enorme, nunca estoy seguro de si me quedan cosas

"Para los hechos desfavorables al acusado se necesitan al menos siete votos, mientras que para los favorables bastan cinco", aclara Lola Cruz, que también asume una labor de asesoramiento técnico, "porque tienen muchas consultas y muchas preguntas sobre la forma correcta de hacerlo mientras deliberan". Sobre ese veredicto, el juez redacta la sentencia, teniendo que atenerse al mismo. "Mi experiencia me dice que al principio son casi todos reacios, pero que al final la mayoría se van muy satisfechos con la experiencia, contentos. Y es muy didáctico para la que la gente conozco cómo funciona realmente el sistema judicial", concluye Cruz.

"Como juez, no hay nada que me cree más tensión"

Edgar Fernández Cloos es el presidente de la Sección Penal del la Audiencia de Lugo. Lleva 33 años como juez y ha presidido un buen número de juicios con jurado: "A estas alturas, me da igual un juicio de un día que de siete, con dos o treinta abogados; pero no hay nada que me ponga en tensión que un juicio con jurado. Y, específicamente, redactar el objeto de veredicto. No sé si a los demás jueces les pasa, pero por mi parte me crea una inseguridad enorme. Nunca estoy seguro de si está bien planteado, de si me quedan cosas que preguntar, de si el jurado me entiende o no me entiende. Y no hay posibilidad de rectificar una vez que están deliberando".

Fernández Cloos, por lo demás, no percibe respecto de su labor "ninguna diferencia más para mí. Lo dirijo exactamente igual que cualquier otro". Sí que tiene, destaca, "la particularidad obligada y afortunada de que no hay un sumario, de que se ha de explicar todo en el acto de juicio, de que todos tienen que explicar todo allí, los informes previos no valen".

El magistrado también llama la atención sobre la obligación que tienen los jurados de motivar sus decisiones, algo "complicadísimo hasta para nosotros", por lo que aboga que el sistema introduzca algún cambio que permita mejorar el asesoramiento técnico durante la deliberación.

Lo que sí tiene desde su posición el presidente del tribunal es la atalaya perfecta para ver los cambios que el jurado suponen en los demás actores del juicio. Por ejemplo, con respecto a los jurados, ha observado que "lo que más les convence es la Policía o la Guardia Civil. También un buen forense, pero sobre todo la Policía. Si viene a testificar un buen instructor que explique bien el atestado, convence. Es muy importante".

En general no son conscientes de que están hablando a unos señores que no saben nada de Derecho

Por el contrario, cree que en provincias en los que los grandes asuntos con jurados no son tan habituales, como es el caso de Lugo, los abogados y fiscales "no acaban de asumir el cambio de chip. Unos lo hacen mejor que otros, y algunos muy bien, pero en general no son conscientes de que están hablando a unos señores que no saben nada de Derecho. Sí que se aprecia ese defecto en general, que consigan dejar muy claro su relato y no perderse en detalles que el jurado no valora".

"Para un fiscal cambia todo, de principio a final"

Roberto Brezmes es el fiscal jefe de Lugo. También él ha actuado en varios juicios con jurado, aunque no con la suficiente frecuencia como para acostumbrarse. Y sabe que desde el punto de vista de la acusación pública, "en un juicio con jurado cambia todo, de principio a final".

Lo primero y más evidente, porque "son legos, parten de cero" y por la particularidad ya apuntada de que "no le llega una causa, todo lo que ellos van a conocer tiene que pasar en la vista oral. Como consecuencia de esto, cambia todo".

Ese todo implica la exposición inicial, la manera de interrogar a testigos y peritos, el lenguaje a utilizar, la exposición final... "No hablas para nada de derecho, ni de jurisprudencia ni de nada así", considera el fiscal jefe, "al jurado le tienes que explicar hechos. Tienes que construir un relato, con claridad y con empatía. Lo que tienes que lograr es desterrar ideas preconcebidas que tengan, de las películas, muy dañinas para nosotros. Por ejemplo, eso de que tiene que haber un móvil no importa, lo que importa es si la mató o no. Eso del móvil no existe a efectos judiciales, sino saber si ese hecho ha ocurrido como decimos que ha ocurrido. Traerles a nuestros sistema y al hecho concreto, que se olviden de lo demás". No obstante, según su experiencia, "poco a poco, a medida que van viendo las pruebas y cómo es el proceso, lo asumen y lo asimilan bien".

Roberto Brezmes, fiscal jefe de Lugo: No creo que haya más incertidumbre con un jurado que con un tribunal profesional, pero no vas con la misma seguridad

Brezmes también llama la atención sobre la importancia de la elección del jurado, que puede ser tan determinante como impredecible, porque "lo primero que te dicen los expertos es que todas las cosas que te puedes plantear tú a priori debes olvidarlas, porque nunca sabes cómo va a reaccionar una persona, no te puedes fiar. Hay que limitarse a ver lo que te responden a las preguntas que les haces, no es nada científico".

Pero, con todas sus dificultades, este fiscal opina que al final "no creo que haya más incertidumbre en el resultado con un jurado profesional que con un jurado". Eso sí, "no vas con la misma seguridad, porque tú puedes verlo con mucha claridad, pero no sabes si vas a poder exponerlo con esa misma claridad o si ellos lo van a entender igual que tú".

"El hecho de que sea con jurado puede darme cierta ventaja"

También otorga mucha importancia a la elección del jurado César Lodos, el abogado que ejercerá la defensa del senegalés Ibrahima Ndiaye en el juicio por el asesinato de Tatiana. En su caso, será la primera vez que se enfrente a un jurado, pero tiene claro que "será importante a la hora de elegir a los miembros que sea gente que no tenga prejuicios, que no sea racista ni xenófoba, que no vea con malos ojos a los inmigrantes".

Lodos, del mismo modo, resalta que lo fundamental es que "el jurado va a valorar solo lo que escuche allí", y analiza: "Ante la ausencia de pruebas, si se respeta el principio de presunción de inocencia, no habrá manera de condenarlo. Lo que pasa es que un jurado se mueve más por emociones que los magistrados, así que la impresión que dé a la hora de declarar será decisiva".

Por ello, centrará buena parte de su labor en preparar esa declaración: "Eso tiene que ir todo muy preparado y ensayado previamente, no se puede dejar nada al azar. El 60 o 70 por ciento va a ser cómo vea esa declaración el jurado. El resto son hipótesis".

En su opinión, el hecho de que sea un juicio con jurado "puede darme cierta ventaja si la declaración sale bien, porque un magistrado siempre está más predispuesto a hacer más caso a las declaraciones y los informes de la Policía Judicial".

Organización: Alojamientos, dietas y un enorme engorro

Organizar un juicio con jurado supone un tremendo esfuerzo para el sistema judicial, que se justificado si se trata de delitos de cierta enjundia, pero resultan cuestionables en otros, como unas simples amenazas o un allanamiento de morada.

De entrada, es evidentemente mucho más caro. Los nueve miembros elegidos como titulares cobran 67 euros al día, mientras que los dos reservas cobran la mitad. A todos ellos hay que facilitarles desplazamientos y alojamiento mientras dure el juicio, aunque como no están recluidos ni incomunicados hasta que se ponen a deliberar "la mayoría suele preferir irse a casa", explica Lola Cruz. En todo caso, las reservas han de hacerse igual. A ello hay que añadir la manutención.

Organización interna
En la misma vista de selección del jurado, la persona que ha sido elegida en primer lugar es designada presidente, aunque posteriormente, en su primera reunión, el jurado puede optar por elegir a otra persona. Una curiosidad es que los dos reservas, pese a que tienen que estar presentes durante toda la vista como los demás, a la hora de la deliberación no pueden participar.

Detalles del veredicto
Una vez que llegan a un veredicto, respondiendo a las preguntas que les ha realizado el presidente del tribunal, el jurado ha de pronunciarse también sobre si estaría de acuerdo en que se solicitara un indulto para el condenado o una posible suspensión de la pena de entrada en prisión.

 

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