Juicio al parricida de Esporiz: "Yo no quería que muriera"

Sostiene que él "nunca" golpeó a su padre, que se "caía a menudo", lo que explicaría sus lesiones. El relato de la Fiscalía apunta a que le propinó una paliza para acabar con su vida
El acusado del parricido de Esporiz. XESÚS PONTE
photo_camera El acusado del parricido de Esporiz. XESÚS PONTE

Los abogados defensores del hombre que este miércoles comparece en la Audiencia Provincial de Lugo acusado de matar a golpes a su padre plantearán que el proceso es consecuencia de un "error", porque el fallecimiento fue "accidental" y pedirá la libre absolución. De este modo, las primeras declaraciones del acusado han venido a reforzar la tesis de la muerte accidental. "Sentí mucho su muerte. Yo no quería que muriera”, declaró en esta primera jornada del juicio, añadiendo que él "nunca" golpeó a su padre, que se "caía a menudo", lo que explicaría algunas de las lesión que presentaba el fallecido.

La Fiscalía reclama veinte años de cárcel para el acusado del crimen perpetrado en la casa que compartían, en el municipio de Monterroso, junto a su hijo, que tenía entonces cuatro años.

La noche del 18 al 19 de marzo de 2018, según la Fiscalía, cuando el menor se hallaba dormido en otra habitación de la casa, el acusado, movido por el "ánimo de acabar" con la vida de su padre, de 79 años y con una salud muy precaria, "le propinó múltiples patadas y puñetazos por todo el cuerpo".

Uno de los golpes en la cabeza le generó un traumatismo craneoencefálico que desencadenó una hemorragia cerebral, lo que fue la causa inmediata de su muerte.

Sin embargo, esa versión difiere del relato de la defensa del acusado, de 54 años, que permanece en prisión provisional en la cárcel de Monterroso desde el 21 de marzo de 2018 por orden del Juzgado número 1 de Chantada.

Según el abogado de la defensa, César Lodos, la relación entre el acusado y el anciano fallecido "era la típica entre un padre y un hijo que viven juntos", de modo que "podía haber algún insulto entre ambos, pero nada más". Asegura que todo el proceso es consecuencia de un "error". 

De hecho, aseguró que su cliente es "una persona muy tranquila", no agresiva y que "nunca tuvo un problema con nadie", que incluso "dejó su vida para cuidar de su padre" al abandonar su residencia en las islas Canarias, donde "podía vivir tranquilamente con su mujer y con su hijo".

En ese sentido, sostiene que la acusación por homicidio "no tiene objeto".

En ese sentido, consideró que la acusación por homicidio "no tiene objeto" y argumentó que las "heridas menores" que presentaba el cadáver fueron consecuencia de "varias caídas" de forma "totalmente accidental".

El anciano "se cayó varias veces" porque "era un hombre de avanzada edad. Todo se enmarañó a causa de unas declaraciones desafortunadas" del actual procesado en el momento del levantamiento del cadáver, que dio "pie al error" de llevar a cabo el juicio, según el abogado.

También aseguró que su cliente se encuentra "tranquilo" a la espera de demostrar en la vista oral del juicio, que se producirá con jurado popular entre hoy y mañana, que "no es un asesino".

El fiscal, por su parte, considera que el acusado autor de un delito de homicidio, agravado por "ser la víctima una persona especialmente vulnerable" a causa de su "edad y enfermedad".

Además, concurre en este caso el agravante de parentesco, por lo que el ministerio público pide para el acusado veinte años de cárcel y la prohibición de acercarse a su hijo a menos de 300 euros o comunicarse con él durante 21 años.

También pide que se le imponga una medida de libertad vigilada una vez cumplida la condena y que indemnice al menor con 30.000 euros por los daños morales causados.