El juez obliga a entrar en prisión a un conductor ebrio reincidente

Se empotró contra un concesionario y alegó que no lo recordaba. Ya lo condenaron a multa tres veces y la sala concluye que "no sirvió para nada"

Juzgados de Lugo. AEP
photo_camera Juzgados de Lugo. AEP

El Penal número 2 de Lugo impuso una condena de un año de cárcel a un conductor ebrio que se empotró contra un concesionario de automoción de A Campiña y se negó a realizar la prueba de alcoholemia. El juez le denegó además la suspensión de la pena -ya que tiene varios antecedentes penales por delitos de tráfico-, por lo que el joven tendrá que ingresar en prisión.

El abogado de la defensa recurrió la sentencia ante la Audiencia Provincial de Lugo y solicitó que le impusieran una pena de multa, ya que no se produjeron daños personales, pero el tribunal concluye que acusado ya fue condenado por delitos de tráfico al menos en otras tres ocasiones, "y las penas no privativas de libertad no sirvieron para nada desde el punto de vista de la prevención especial". La Audiencia explica además que en estos casos, "es criterio de este tribunal que, habiendo dos condenas previas, la pena a imponer sea la de prisión".

La sala confirma así la sentencia del Penal: seis meses de cárcel por conducir ebrio y otros seis meses por la negativa a realizar las pruebas de detección alcohólica. El fallo le imponía además la retirada del permiso de conducir durante cuatro años, "lo que implica la pérdida total de vigencia del permiso".

El conductor tendrá que abonar también los daños ocasionados en el concesionario, que fueron tasados por su dueño en 11.628 euros.

TESTIMONIO. El accidente se produjo sobre las tres y media de la madrugada del 26 de enero de 2019, cuando el acusado conducía su Seat León por la Nacional 640. A la altura del kilómetro 89,000, atravesó una rotonda, chocó contra la valla de un concesionario y golpeó varios camiones que estaban estacionados en el recinto. "No recuerdo nada de lo que pasó esa noche. Me enteré de que había tenido un accidente al día siguiente, cuando me lo contaron", dijo en el juicio.

El acusado alegó además que tenía problemas de alcoholismo "de toda la vida", pero los jueces consideran que esa circunstancia "exigiría una prueba objetiva y contundente, que no se practicó", por lo que le reconocen "un estado de ebriedad", pero no un alcoholismo crónico.