Jubilaciones sin prever y bajas para presionar, mal común a otras policías

Concellos pequeños se quedan sin agentes y el déficit es un arma de negociación en las urbes ►Los policías de A Coruña también se niegan a reforzar y un juez anuló esta vía en Santiago

Policías locales, en la Praza Maior. XESÚS PONTE/AEP
photo_camera Policías locales, en la Praza Maior. XESÚS PONTE/AEP

La Policía Local de Lugo vive una situación crítica al estar sin jefe ni ningún otro mando por jubilaciones y bajas médicas y con una plantilla muy mermada por esas circunstancias, por las vacantes que llevan años sin cubrirse y por el adelanto en la jubilación que acaba de entrar en vigor. De las 143 plazas de la plantilla, están cubiertas unas ochenta. Sin embargo, la situación no es muy diferente a la que viven otras ciudades y localidades gallegas, y del resto del país, a cuyos gobernantes el decreto que autoriza la jubilación a partir de los 59 años -si se cumplen determinados requisitos- cogió igual de desprevenidos, pese a que se venía negociando desde hace años.

La Ley de Presupuestos del Estado incluía una disposición según la cual se podían adelantar en las ofertas de empleo las plazas que estaba previsto que quedaran vacantes con la jubilación anticipada (descontándolas en los años siguientes), pero como el decreto relativo a esta no se aprobó hasta diciembre y la prejubilación se puede solicitar hasta finales de enero, no era posible saber cuántos se iban a acoger a ella, explica el gobierno lucense. Este sí hizo uso en todas las ofertas de empleo de este mandato de la tasa de reposición del 115% permitida para cuerpos de seguridad. Hay 19 plazas recogidas (once de promoción interna) y en la Ope de 2019 se incluirá el 100% de las que queden vacantes este año, pero el problema es que las convocatorias llevan mucho retraso. Solo se cubrieron dos plazas de movilidad de 2015.

La falta de efectivos tiene más incidencia en los municipios pequeños, como Guitiriz o Corcubión, que se quedan sin Policía. La repercusión es grande porque sus funciones trascienden a las más conocidas para el ciudadano, como el control del tráfico y la seguridad. Se ocupa de elaborar informes urbanísticos y de expedir certificados y trámites que solicitan los vecinos, por ejemplo.

Tampoco las grandes ciudades se escapan a esta merma de efectivos. Ourense puede perder una treintena de policías en los próximos meses (entre ellos el superintendente) y en A Coruña la cifra puede rondar el medio centenar, con el agravante de que, al igual que Lugo y otras lugares, tiene conflictividad laboral,

FUERZA. Esa conflictividad se acentúa ahora porque el déficit de efectivos está siendo un arma para tratar de conseguir mejoras laborales. La escasez de agentes hace necesario recurrir a horas extraordinarias y los policías hacen fuerza con estas. En A Coruña, en los últimos años, la Policía Local fue asumiendo peso en la vigilancia nocturna, sobre todo en jornadas y zonas de ocio, por falta de efectivos de Policía Nacional, y demanda unas condiciones similares a estos. El gobierno local rechaza estas exigencias y los agentes dejaron de hacer refuerzos.

Esta situación empezó a generarse muy poco después de que, el pasado verano, la Policía y el Concello llegaran a un acuerdo laboral que cerró siete años de conflicto, que se escenificó de distintas maneras en todo ese tiempo y con distintos gobiernos en María Pita. En la última etapa del PP, hasta 60 policías llegaron a faltar por enfermedad en una cabalgata. La pasada primavera, muchos agentes también rechazaron prestar servicio para un maratón, para el que el gobierno recurrió a Protección Civil y a seguridad privada.

En Santiago, la escasez de plantilla y la conflictividad hacen que la ciudad pasara de tener hasta seis patrullas las noches de movida a una, para la que alguna vez hubo que establecer refuerzo de agentes por decreto, ante la negativa a hacer horas extras voluntarias. El recurso a la vía forzosa para cubrir la falta de efectivos en situaciones ordinarias acaba de ser tumbado por un juzgado.

Dar más funciones a Protección civil, seguridad privada y hasta serenos son opciones que están barajando algunas ciudades españolas ante el déficit sobrevenido de policías locales. En Lugo al déficit se suman las presiones para obtener mejoras, como la subida salarial que implicaría la aprobación de la nueva RPT.

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