José Armando Tellado: "Larsa ya está vendiendo en China"

Este ejecutivo lucense ha emprendido una decidida cruzada para que la industria apueste por productos lácteos que aporten valor añadido y para que la sociedad se conciencie de que la leche "no es un líquido blanco que se mezcla con el café", sino que es "un superalimento imprescindible" por su alto valor nutricional, por sus proteínas, calcio y vitamina D

José Armando Tellado. XESÚS PONTE
photo_camera José Armando Tellado. XESÚS PONTE

CAPSA FOOD, que agrupa entre otras marcas Central Lechera Asturiana y Larsa, cerró 2018 como el mejor ejercicio de su historia, al facturar 737,7 millones de euros y obtener un beneficio neto de 22,8 millones —el 51% más que el año anterior—. Su director general es José Armando Tellado (Lugo, 1970). La compañía asturiana, líder del sector, inauguraba a mediados de esta semana una nueva línea de envasado de leche en botella en su planta de Larsa, en Robra (Outeiro de Rei), que ha supuesto una inversión de 17 millones.

¿A qué responde esta fuerte inversión en la factoría lucense?

Nuestra intención es seguir creciendo. Como Larsa (leche, yogur, nata, queso y mantequilla) es la marca de alimentación y bebidas más consumida en Galicia, según el informe Brand Footprint de la consultora Kantar Worldpanel, nuestra ambición es trascender la frontera gallega y recuperar la presencia nacional, como una marca de calidad, pues toda la leche recogida es de pastoreo gallega 100% y con el sello de Galicia Calidade. Para poder crecer necesitamos capacidad industrial. Hemos apostado por la factoría de Robra, como en años anteriores por la de Vilagarcía de Arousa, porque es muy eficiente y está muy próxima a la materia prima. Pero no pretendemos salir a vender solo leche a Madrid, sino queso, nata, mantequilla...

Aboga por productos que aporten más valor añadido, sin embargo da la impresión de que la industria en Galicia sigue más enfocada hacia la leche líquida.

Me gustaría trasladar un mensaje de optimismo al ganadero. Galicia no puede estar enfocada solo a la leche líquida. Las empresas que operamos en esta comunidad tenemos que invertir en transformar cualquier producto lácteo que pueda obtener una mejor retribución ofreciendo más valor al consumidor: sabor, salud, conveniencia... A nivel exportación la mayor demanda es la de queso, mantequilla y leche en polvo. Por tanto, cualquier industrial que aspire a mercados internacionales tiene que ser polivalente. La forma de rentabilizar las inversiones pasa por la valorización multiproducto de la leche como ingrediente. Jugar solo a ser un fabricante de leche líquida te pone en un escenario complicado porque España es un mercado en el que el 60% de la leche líquida se vende bajo marca de distribuidor a un precio medio de 0,59 euros, según el informe Nielsen, lo que dificulta su valorización. Hay futuro, pero tú no puedes esperar sentado en tu fábrica de leche. Tienes que ser proactivo a la hora de salir a entender los mercados y de invertir para diversificar.

Las grandes superficies continúan utilizando la leche como reclamo, con precios por debajo de los 60 céntimos. ¿No ha servido de nada el acuerdo suscrito hace cuatro años por Gobierno, industria, distribución y productores?

El acuerdo por la sostenibilidad del sector lácteo de vacuno de 2015 protegió al ganadero de la bajada de precios, pero no mejoró su retribución porque el precio de la leche no ha subido tampoco. Dentro de esa mayor demanda de información que los consumidores hacen a las empresas sobre el origen de los productos, la trazabilidad, la seguridad..., se debería dar también visibilidad al precio que se paga al ganadero y buscar que ese precio sea sostenible. Debemos competir en añadir valor, no en comprar barato. Y el consumidor debe reconocer el valor para no competir solo en precio.

Pero todo sigue igual.

Es injusto que en España el precio medio de la leche esté tan por debajo del de otros países, como por ejemplo Francia o Italia. ¿Por qué tenemos que vender la leche tan barata? ¿Por qué se valora menos que unos caramelos o unos chicles que no aportan nutrientes o que otras bebidas con peor calidad nutricional? Los consumidores ahorran en la leche, pero no en otros productos. ¿Por qué? Hay que hacer pedagogía. La leche es un superalimento por su alto valor nutricional. Pero se ha banalizado porque se ha utilizado permanentemente como producto reclamo, y ello ha impedido reconocer su alto valor nutricional y su contribución a la salud. Todos, administración, industria y distribución, tenemos nuestra parte de culpa. Pero la cadena termina en un consumidor que decide. Es importante que entienda el valor del producto para que esté dispuesto a pagar un precio justo y sostenible que incorpora el cuidado de los animales, del entorno y un compromiso por la calidad y seguridad alimentarias.

El lácteo es un sector convulso, con crisis cíclicas. ¿En qué situación está actualmente?

Soy optimista. Voy a utilizar las palabras que pronunció el pasado martes el presidente Feijóo, que dijo que la población mundial crecía y que solo habría dos tipos de países, aquellos que alimenten a la población y aquellos que no. En la alimentación el negocio correlaciona con la población: cuantas más bocas y más renta per cápita tengan, mejor nos va a ir. Los países emergentes crecen demográfica y económicamente. En una reciente reunión un dirigente internacional presentó el mapa del mundo con China en el centro. La oportunidad está ahí para el que quiera ir a buscarla: el mundo crece y quiere comer más lácteos. Y desde el sector lácteo español queremos ofrecerlos.

¿Hacia dónde debe encaminarse entonces la industria láctea?

Se debe ser optimista, pero desde una actitud proactiva de mejora y servicio. Tenemos que ser capaces de  industrializar el producto y transformarlo, con valor añadido, adaptado a las necesidades del consumidor, que puede querer formatos más pequeños o sabores menos complejos o más suaves. Trabajamos con materia prima de la mejor calidad y con seguridad alimentaria. Somos industrializadores eficientes y buenos comercializadores. La portunidad es enorme. Pero hay que hacerlo de forma organizada y tener claro a dónde vas, con quién y cómo superas las trabas que te va a poner un país con regulación, cultura y gustos diferentes.

Alude a la crisis demográfica de la España vaciada. ¿Inversiones como esta pueden contribuir a fijar población en el rural?

Sin ninguna duda. La industria alimentaria fija población en el rural. Se aprovisiona de ingredientes que proceden directamente del campo. Sean ganaderos, sean agricultores necesitan superficie territorial para poder trabajar. Por tanto les tenemos que ofrecer las condiciones económicas necesarias para que puedan desarrollar su actividad y ser felices con la profesión que han elegido. El rural no solo necesita esto para fijar población. Pero empecemos por ofrecer soluciones económicas a los problemas que pueda tener. Después habrá que completarlo, salvando las dificultades de la brecha digital, facilitando infraestructuras y servicios. Si no lo hacemos, nos enfrentaremos a montes quemados, naturaleza descuidada..., un caldo de cultivo para que la Cornisa Cantábrica pierda todo su atractivo como paraíso natural y destino turístico natural.

Se refiere también a China, una oportunidad para la industria debido a su gigante demanda de leche en polvo. ¿Se está aprovechando?

Larsa ya está vendiendo en China, pero hay que dimensionar todo. Es un negocio incipiente y con potencial, pero difícil. España es un país importador de lácteos, consumimos más de lo que producimos con leche autóctona. Las industrias nunca se habían preocupado por salir al exterior porque no hacía falta y no había materia prima suficiente. Llegamos muy tarde. En China y en general en los países de gran demanda están los principales operadores mundiales. No se trata de ir, sino de llegar con una propuesta atractiva y coherente para el consumidor. La marca España es reputada en alimentación. El camino está abierto, pero es un mercado difícil por la enorme competencia, la complejidad regulatoria y los tratados comerciales entre la Unión Europea y China para el acceso de los lácteos no son tan ventajosos como los que tienen firmados, por ejemplo, Australia y Nueva Zelanda.

¿Qué otros proyectos tienen?

En enero presentamos el Instituto Central Lechera Asturiana de Nutrición Personalizada (Iclanp), que es el primer proyecto en España que, a partir del análisis de la microbiota intestinal, trabaja la nutrición personalizada para corregir la disbiosis que afecta al bienestar. Tiene tres líneas de desarrollo: una online y dos offline, a través del canal farmacia y la parafarmacia de El Corte Inglés. Otro proyecto es el de los adumes en joint venture con Cantabria Labs, con alimentos de usos médicos especiales para pacientes crónicos que requieren de receta médica para su consumo. Además, hemos comprado el 25% de las participaciones de una empresa española de bebida isotónica ecológica, Raw, que también tiene presencia en Francia, Bélgica y Holanda. El objetivo es crear una marca líder en hidratación limpia, ya que es un producto sin azúcares añadidos, apto para veganos, ecológico e hipotónico, que está orientado a la recuperación e hidratación saludable.

¿Por qué esas apuestas?

Hemos redefinido nuestro propósito. El crecimiento de Capsa Food no está solo orientado al gran consumo y la hostelería con productos lácteos, sino también a entrar con nuevos productos, como complementos y medicamentos, en nuevos canales (farmacia, online y alimentación personalizada) y servicios. Eso sí con un componente en común, la alimentación sana y la mejora del bienestar y la salud.

Una apuesta por el consumo responsable
Al margen de su labor profesional, José Armando Tellado preside desde hace marzo la fundación Knowcosters, que prevé organizar a finales de este año un gran acto en Madrid para hacer su puesta de largo. Su fin es que los ciudadanos "tomen decisiones libres de consumo, pero informadas". Pretende que "entiendan lo que hay detrás del precio y las consecuencias de elegir un producto o servicio u otro".

Antónimo de low cost
Esta fundación es crítica con el concepto low cost. "Muchas veces nos hemos dejado llevar por la hipnosis del low cost, que en la práctica, en muchas ocasiones, significa precio bajo a costa de algo, de precarizar el empleo, elusión fiscal, falta de compromiso medioambiental, calidad...», precisa.

Un disputado voto
Este ejecutivo hace un símil entre el consumo y las elecciones. "Tú votas a un partido cada cuatro años, pero cada día compras pan, café, leche, fruta... o utilizas un servicio. Y no es lo mismo comprar una marca u otra. Nosotros lo que decimos es que defiendas tus valores y luches por la sociedad en la que crees», dice Tellado, que aconseja "informarse y actuar en consecuencia".

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