Una investigadora lucense logra una de las 8 ayudas gallegas a la excelencia

María Sol Arias Paz tiene un contrato Ramón y Cajal y estudia el uso de hongos para el control de parásitos

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photo_camera María Sol Arias Vázquez. VÍCTORIA RODRÍGUEZ

La investigadora del campus de Lugo María Sol Arias López es una de las ocho personas que han conseguido una ayuda de la Xunta de Galicia para personal investigador con trayectoria excelente en su convocatoria de este año. La Administración autonómica librará 65.000 euros en cinco anualidades a la Universidade de Santiago vinculados al proyecto que desarrolla esta investigadora en el grupo de Control de Parasitos en Animais e Persoas (Copar), dirigido por Adolfo Paz Silva en la facultad de Veterinaria. La línea en la que trabajará se centra en el uso de moléculas producidas por hongos (metabolitos) para la erradicar la presencia de parásitos en el suelo.

Esta investigadora de la facultad de Veterinaria es ya beneficiaria de un contrato posdoctoral Ramón y Cajal que concede el Ministerio de Educación. Lo consiguió en la convocatoria de 2016, aunque en la práctica lo disfrutará entre este año y 2022, es decir, durante cinco anualidades. De hecho, tener el contrato Ramón y Cajal es condición indispensable para poder optar a estas ayudas de la Xunta de Galicia para las trayectorias investigadoras emergentes.

La ayuda permitirá crear un equipo para desarrollar el proyecto en el que participan, además de María Sol Arias como investigadora principal y Adolfo Paz Silva como profesor titular, otras dos investigadoras en formación y una persona más que se contratará a tiempo parcial.

La trayectoria investigadora de María Sol Arias ha estado vinculada al uso de hongos presentes en la naturaleza para erradicar formas parasitarias.

Inicialmente, se buscaba mezclarlos en piensos para que volvieran al medio ambiente y, a través de las heces, controlar la proliferación de parásitos en el suelo. En esta nueva línea, se pretende aislar y purificar algunas de sus enzimas para usarlas en pulverizaciones directas.

Especies inocuas salvo para parásitos
Los hongos con los que trabaja el grupo Copar se han aislado en distintas parcelas de la comunidad gallega. Se trata de especies inocuas para personas, animales e incluso "otras formas de vida libre no parásitas del suelo", explica María Sol Arias. En condiciones normales, permanecen latentes y se nutren de materia orgánica, pero cuando detectan formas parasitarias se desarrollan para poder alimentarse de ellas. 

LARVAS Y HUEVOS. Estos hongos se nutren de larvas y huevos de parásitos. en el primer caso, generan una especie de redecillas para atraparlas y, en el segundo, los penetran con las 
hifas. Además, generan enzimas para ayudar a su descomposición.

Uso el grupo de investigación quiere comprobar si estas enzimas, aisladas y purificadas, son efectivas para el control parasitario en suelos de lugares donde se concentran animales, desde cebaderos o zoos a espacios públicos, para mejorar su estado sanitario y evitar contagios a humanos

 

"Sin un grupo que te apoye, compatibilizar la maternidad es imposible"
María Sol Arias conoce bien la inestabilidad de la carrera investigadora. Para construir su currículum de excelencia, fue enlazando una beca de la Universidade de Santiago —una línea que ya no existe— durante el doctorado con otra del programa Ángeles Alvariño y una tercera del Isidro Parga Pondal que ya no incluía compromiso de estabilización. Cuando esta última se terminó, estuvo un tiempo encadenando contratos vinculados a proyectos de investigación y, aún así, decidió ser madre."No tenía nada consolidado, pero ya tienes una edad que o lo haces o no lo haces". Y se lanzó. Asegura que compatibilizar maternidad e investigación es complicado porque «no llegas a todo como antes», pero ha podido salir adelante gracias al apoyo de su grupo de investigación y de su director, Adolfo Paz Silva. "Si no tienes un equipo que te apoye, es imposible", afirma.

Ahora espera su segundo hijo. "Si no me hubieran concedido la Ramón y Cajal no me habría lanzado", reconoce, pero este contrato le da "una opción de futuro" que se traduce en cinco años de estabilidad y la posibilidad de  consolidarse en la USC, que se compromete a convocar una plaza para su perfil, aunque puede concursar más gente. El suyo es un caso cada vez menos frecuente en su sector. "La maternidad se retrasa mucho y cada vez hay más gente que se dedica a la investigación que no tiene hijos", dice la investigadora.

 

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