Inca, la empresa concesionaria de la rehabilitación y la explotación de la antigua fábrica de la luz de Lugo, considera que existe una «absoluta pasividad» por parte del Concello en relación a la obra que la empresa lleva a cabo en el río y «se reserva el derecho a ejercer las acciones legales oportunas».
La firma ya se querelló contra Adega, contra el presidente y varios técnicos de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) y contra técnicos de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza porque cree que las decisiones que unos y otros están adoptando van encaminadas a dilatar y a entorpecer el proyecto que obtuvo todos los permisos ambientales necesarios. Los tropiezos empezaron en noviembre del año pasado, cuando la CHMS paralizó la construcción de un dique provisional al considerar que estaba fuera del lugar autorizado, lo que dio lugar a una multa de 225.000 euros para el Concello y la obligación de retirar la estructura.
Este verano, cuando la empresa se disponía a construir otras tres ataguías de obra, la autorización fue revocada porque, en la visita de reconocimiento del terreno, se detectaron especies de flora y de fauna protegidas. La semana pasada, la Dirección Xeral de Conservación da Natureza cuestionó la declaración de impacto ambiental que, en su día, el ministerio informó favorablemente y pidió un exhaustivo plan de identificación y de protección de las especies existentes en la zona de obra.
En septiembre, Inca solicitó a la CHMS que ampliase la declaración de estiaje, que terminó ayer, y el organismo de cuenca le acaba de contestar que remitió esas solicitudes al Concello para que, como titular concesional, las ratificara o acreditara que Inca le representaba a eses efectos y no cumplió con ninguno de los trámites en los diez día que le dio de plazo.
DIQUE. La CHMS confirmó que a última hora de la mañana del lunes recibió del Concello el proyecto para retirar el dique, realizado por Inca. Explicó que debe consensuarlo con Conservación da Natureza y que habrá respuesta esta semana.
