Guido Álvarez ▶ GUÍA TURÍSTICO

Imágenes que dan ansia viajera

El calificativo de dinamizador le viene que ni al pelo a este guía, gran convencido del potencial turístico de Lugo. Sus fotos ruedan por internet y son anzuelos prodigiosos para pescar visitantes

Guido Álvarez en el Parque. SEBAS SENANDE
photo_camera Guido Álvarez en el Parque. SEBAS SENANDE

En el mundo virtual, que ha echado abajo la teoría de los seis grados de separación, resulta complicado no conocer de nada a Guido Álvarez. Este guía turístico tiene un gran predicamento en redes, pero no de esos tan apabullantes que parecen difíciles de creer, de los que semejan alimentados por la compra masiva de seguidores. Es más bien lo que ahora se da en llamar un 'microinfluencer', una persona con un número de fans que se cuenta en miles, no en centenas de miles, pero con verdadera capacidad de arrastre, que hace comunidad y favorece que sus miembros interactuen.

Precisamente por eso es bien difícil que un lucense, o alguien con amigos lucenses, no se haya topado con una de sus fotografías por internet adelante, incluso aquellos que hacen un uso escaso de las redes. Las imágenes de Guido parecen estar en todas partes: los árboles amarilleando en el Parque, el puente de A Chanca recortado sobre cielo azul, la muralla desde mil perspectivas... todas muestran un Lugo al que dan ganas de ir, si es que no se está en él.

Guido, hijo de un periodista argentino de origen gallego y una profesora de Historia, nació en el barrio de O Carme, en la casa de 'Muebles Franco'. Sonríe ante esa referencia que hace de sí mismo recordando una enseñanza del master de Planificación Turística que cursó en Santiago después de la carrera de Turismo en A Coruña: cómo las referencias urbanas han cambiado. Antes la gente se citaba en lugares, que si tal fuente que si tal edificio emblemático, pero desde hace años lo hace en negocios, que si Souto, que si la Maitines. Vuelve a sonreír al percatarse de que los dos ejemplos que menciona ya han desaparecido.

Desde que volvió a Lugo, algo que siempre tuvo claro que haría, ha trabajado en varias empresas turísticas

Aficionado al baloncesto desde niño, Guido no tenía nada claro qué iba a estudiar. En segundo de bachillerato, o sea 'in extremis' y cursando la rama científico-técnica, hizo un test a propuesta de la orientadora del IES Ollos Grandes y entre las posibilidades salió Turismo. A una persona que le oiga hablar entregadamente de las enormes posibilidades del barrio de O Carme, ventana natural de la ciudad al río, conexión entre el Lugo amurallado y ese cinturón que es el Miño, le parece normal, pero a él le sorprendió: no había oído hablar de esos estudios en su vida.

Se convenció enseguida de que era lo suyo. Le gustó la carrera, las prácticas, la beca que le llevó a Londres a trabajar en la casa museo de Benjamin Franklin, el posgrado, la investigación sobre turismo que ejerció después en el Cetur durante más de dos años. Pasó un verano participando en un proyecto de georreferenciación de todo O Courel por lo que no hay iglesia que no conozca, y doce días intensísimos haciendo encuestas a 300 peregrinos del Camino Norte en Asturias, viviendo en albergues y saliéndoles, literalmente, al paso.

Antes de que acabara su contrato en Cetur, solicitó una beca Eramus Mundus para profundizar en su formación de Gestión de Paisaje Cultural y que le llevó a vivir en Francia, Italia y Alemania durante dos años con otros 15 estudiantes de 12 países y 4 continentes, un baño de internacionalidad que Guido aprovechó, entre otras muchas cosas, para dar a conocer Lugo y especialmente la Ribeira Sacra, un paisaje al que dedicó trabajo tras trabajo.

Durante su estancia en Nantes, a través de un grupo de tuiteros fans como él de Carlos Núñez, tuvo la oportunidad de conocer al gaiteiro y de colaborar en uno de sus proyectos: atraer a grupos de turistas franceses a Galicia. Para uno de ellos organizó una estancia en el verano de 2016 de cinco noches y con una de sus premisas por bandera: que Lugo fuera el centro del viaje.

Guido cree que Lugo puede haber sido un lugar de excursionistas, pero está convencido de que esa percepción ha cambiado y asegura que, tras hacer prácticas en la oficina de turismo, tiene pruebas de que es así. ¿Qué mueve a los que vienen a Lugo? Lo tiene claro. "Diría que, en primer lugar y con mucha diferencia, su interés por la Historia. No suele ser gente que no sabe qué hay para ver sino que sabe qué quiere ver. En segundo lugar, una mezcla de tranquilidad y gastronomía. Y muchos consideran Lugo un sitio estratégico, céntrico y bien situado para visitar muchos otros. Yo creo que tienen razón", asegura.

Desde que volvió a Lugo, algo que siempre tuvo claro que haría, ha trabajado en varias empresas turísticas creando proyectos de dinamización turística con tirón. Está claro que tiene capacidad aglutinadora y, como muestra, el botón de la etiqueta tuitera de #Lugopatrimoniomundial, que se ha extendido como un virus. Un virus bueno. Ahora ultima en el Coworking de Lug2 su propio proyecto turístico, todavía en capilla, con el que seguirá moviendo a lucenses por fuera y a foráneos por Lugo.

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