LAS PIZZAS son la principal especialidad de Il Farabutto, aunque su carta ofrece otros platos rebosantes de talento y con productos de calidad. Entre los primeros platos sorprende por su frescura y la combinación de sabores la ensalada de habas y espinacas, con un toque especial de orégano.
Es uno de los entrantes más demandados junto al tataki de atún rojo, con reducción de soja, lima y vinagre de arroz. Si comparten mesa varias personas vale la pena pedir la tabla de mortadelas italianas, que te reconcilian con este embutido y te traen a la memoria los sabores de la niñez. La tradicional mortadela boloñesa va acompañada de aroma de trufa, pistachos y picante. Fue la combinación que probé con unos amigos. Hay también una tabla de embutidos del país trasalpino.
Entre las pastas elegimos un spagueti negro, con un toque picante. Realmente exquisito, al igual que la piadina ‘farabutto’, con relleno de jamón o salmón. Il Farabutto es el lugar ideal para disfrutar de una pizza de ensueño. Sus propietarios, Óscar Gómez (en la foto) y Leonardo Eiroa, abrieron hace seis años el restaurante en el Club Fluvial y, desde hace un año, tienen otro en la esquina de la Ronda da Muralla con la rúa Castelao. Una empleada se formó en la Escuela Marquinetti en Tomelloso (Toledo) y su maestro pizzero estuvo varios meses en Lugo para asesorarles y enseñar al equipo a usar la maquinaria y trabajar una masa fina y elástica que convierte tanto el pan como la pizza en una delicia.
Los productos traídos desde Italia contribuyen a la autenticidad de la oferta. Una de las pizzas con más tirón es la de mar y montaña, con crema de gambas, mozzarella, langostino, tocino ibérico, albahaca y parmesano. La de queso de cabra con crujiente de miel tiene muchos seguidores. Hay concesiones a la gastronomía gallega, como la pizza de pulpo, o la Canedo —nombre de otro restaurante de Óscar y Leonardo—, hecha con solomillo de vaca madurada. La de cuatro quesos incorpora los de San Simón, O Cebreiro y un azul gallego.
El tiramisú, servido en vaso o por una panna cotta de frutos rojos son buenas opciones a la hora de los postres. La carta de vinos es corta pero con algún caldo interesante como el rioja Bicicleta Voladora.
Precio medio 25-30 euros