Iberfunerarias, de origen lucense, llegó a realizar 40 cremaciones al día en la 'zona cero'

Su media actual es de 14 exhumaciones e incineraciones, incluidos seis traslados
Asdrúbal, al fondo, junto al féretro de Franco. JAVIER LIZÓN
photo_camera Asdrúbal Sepúlveda (primero por la izquierda), durante el traslado de los restos de Franco. JAVIER LIZÓN

Las funerarias ejercen de último eslabón de la cadena sanitaria cuando el Covid-19 suma un nuevo fallecimiento, aunque nadie se acuerda de ellas al aplaudir a las ocho de la tarde. Son tiempos complicados para los trabajadores de este sector, sometido a una especial presión en comunidades con una elevada tasa de mortalidad por el coronavirus, como Madrid. Iberfunerarias, una firma con orígenes lucenses y con tanatorios en la provincia, tiene ahora su sede principal en Rivas Vaciamadrid.

Allí afronta una elevada presión laboral, con unos catorce entierros o incineraciones al día. “La carga de trabajo aumentó más del 200%, aunque al inicio del estado de alarma era mucho más elevada. Entonces llegamos a efectuar 40 cremaciones al día”, explica su gerente, Asdrúbal Humberto Sepúlveda de Giudice, un empresario dominicano afincado en Becerreá. Iberfuneraria nació de la alianza de dos firmas lucenses. Sus empresas matrices fueron Lourido, con tanatorios en A Pontenova y Riotorto, y Alba, con velatorios en Becerreá, As Nogais y O Corgo.

La labor diaria de las firmas de pompas fúnebres que operan en la llamada ‘zona cero’ experimentó un cambio sustancial. Perdido parte de su negocio, ya no hay velatorios ni coronas de flores, tampoco pueden efectuar la tanato estética. El trabajo es constante, con la tensión propia de estos tiempos de pandemia. El colapso por los fallecimientos aún es importante en la capital madrileña, aunque descendió en relación con las impresionantes cifras de marzo.

Los cuerpos de los fallecidos en Madrid deben esperar de doce a catorce días en una cámara antes de ser enterrados. De ahí que muchas familias optan por los traslados a cementerios de otros lugares de la geografía española, donde tienen raíces, para evitar la espera. “Ahora efectuamos una media de seis o siete traslados al día, algunos a Galicia. De los catorce sepelios que atendemos al día, el trabajo casi está repartido por la mitad entre exhumaciones e incineraciones”, aclara Sepúlveda.

Los empleados cumplen protocolos estrictos. “Usamos trajes estancos, mangas, mascarillas, gafas y guantes para protegernos”, precisa el gerente de Iberfunerarias. “Las medidas se aplican tanto si el fallecido tiene coronavirus, como si no lo tiene”, agrega.