Por primera vez en su historia, el Hula no cerrará unidades de hospitalización en verano y todas se mantendrán operativas todo el año sin interrupción. El objetivo de esta medida inédita es mantener la alerta ante el Covid-19 y recuperar actividad perdida durante la crisis sanitaria. Aunque no se espera que, por ejemplo, en agosto, mes de tradicional parón en la sanidad, sea como la de un mes de invierno sí será mayor que la de otros años.
La medida fue comunicada ayer por la gerencia al comité de personal, al que también se explicó que si bien las unidades seguirán funcionando, viendo la previsión de ocupación que tendrán quizás sí se reduzca personal en cuatro de ellas. Son, de hecho, plantas que solían cerrarse tradicionalmente, como una de Medicina Interna, una de Cuidados Paliativos, una de Cirugía y una de Ginecología.
Los representantes de los trabajadores pidieron que se acordase con los trabajadores cualquier cambio antes de llevarlo a cabo y que se asegurase que, en caso de haber repuntes en la ocupación, se reforzarían adecuadamente las carteleras afectadas.
El cierre de camas es un tradicional punto de fricción entre la gerencia del hospital, con independencia de quien la ocupe, y el comité. La primera lo justifica año tras año por la bajada de actividad a raíz de las vacaciones del personal. Ya ocurre en julio, pero especialmente agosto suele ser un mes en el que se hace fundamentalmente actividad urgente y, por ejemplo, no se programan cirugías.
Ahora, la intención de la dirección es intensificar la actividad este mes, con jornadas ordinarias de mañana y tarde tanto para consultas como para cirugías
Por su parte, los representantes de los trabajadores se quejan de que ese cierre tiene consecuencias directas para los pacientes, que deben ingresar en sus unidades correspondientes, donde el personal de Enfermería conoce los cuidados específicos de su patología. Mover a esos trabajadores a otras plantas durante el cierre va en detrimento de los enfermos han defendido siempre.
Los cierres solían producirse inicialmente julio, agosto y primera quincena de septiembre, pero han ido extendiéndose y, en los últimos años, se prolongan hasta octubre, incluyendo la mitad de ese mes.
Ahora, la intención de la dirección es intensificar la actividad este mes, con jornadas ordinarias de mañana y tarde tanto para consultas como para cirugías, y reducirla en los dos meses siguientes pero no hasta los límites de otros años. Con estas medidas se intentará mejorar la lista de espera -que aumentó para todas las especialidades, salvo algunas como Oncología, durante el período de confinamiento- y también mantener en funcionamiento el centro ante un hipotético repunte de contagios por coronavirus.
