El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería e Turismo de Lugo, Cheché Real, ha expresado su "sorpresa e incredulidad" por el comportamiento de los propietarios de algunos locales de la ciudad que han sido sancionados en los últimos días por incumplir las restricciones decretadas por las autoridades sanitarias para frenar los contagios de covid-19.
En concreto, en relación con la fiesta que tuvo que disolver la Policía Nacional, en la que estaban participando unas noventa personas –un aforo muy superior al permitido para ese local–, de las cuales 23 fueron denunciadas por no llevar puesta la obligatoria mascarilla, dijo que ese tipo de comportamientos es "intolerable".
Por ello, opina que "aparte de las sanciones a los clientes" que infringen las normas de seguridad y a los propietarios de los establecimientos por hacer caso omiso a las restricciones decretadas por las autoridades sanitarias, hay que adoptar medidas coercitivas incluso más duras.
"Hay que cancelar licencias de actividad", dijo Real, porque "por culpa de unos cuantos insolidarios, los demás tienen que permanecer cerrados o con restricciones muy importantes a su actividad".
Desde su punto de vista, ese comportamiento es "intolerable".
OCIO NOCTURNO. En cuanto a la decisión de permitir la apertura de los locales de ocio nocturno en Cataluña hasta las tres de la madrugada, Real reconoció que, "de momento, en Galicia, no se contempla".
Por ello, el presidente de los hosteleros lucenses ha apremiado a la Xunta a que concrete las ayudas al sector, tras conocer que el Gobierno autonómico cuenta con un borrador de un plan para la reactivación del sector.
Cheché Real se ha congratulado de ese "borrador" pero incide que "lo que hay que ver son las cuantías". "Hay que esperar a que se publique en el Diario Oficial de Galicia (DOG) y luego ver toda la letra pequeña, las formas de acceder a las ayudas, de que manera y la cuantía". En la provincia de Lugo este tipo de locales asciende a unos 300, que darían trabajo a unas mil personas.
El empresario lucense ha apelado a que este tipo de establecimientos "llevan casi cinco meses sin tener ningún tipo de ingreso, salvo ese mes y medio que abrieron".
"La gente aún tiene miedo a entrar en nuestros establecimientos, aquí siempre animamos a que se pierda esa miedo, que se cumplan todos los protocolos (sanitarios), como hace la inmensa mayoría de los establecimientos salvo alguna oveja negra que habría que apartar", ha concluido.
